Fuego amigo en Cornellà
De seguro de vida, con solo cuatro derrotas en toda la Liga pasada, ha pasado el Espanyol a perderlo todo en su estadio. Como el año del descenso, casi como con Sánchez Flores.
Si algo aseguró la permanencia del Espanyol la pasada temporada, de infausto recuerdo a domicilio, fue el espectacular rendimiento en el RCDE Stadium, donde los pericos solo perdieron cuatro partidos, convirtiéndose en el octavo mejor equipo local de Primera. Anecdótico o no, después de las cinco primeras jornadas de Liga la tendencia se ha revertido: el conjunto de Diego Martínez no ha perdido fuera, pero no ha sumado ni un solo punto en casa. Su guarida ha sobrevenido una trampa mortal.
La derrota de esta última jornada ante el Sevilla (2-3) se una a las experimentadas frente a Rayo Vallecano (0-2) y Real Madrid (1-3), el partido este último en el que más cerca estuvo el Espanyol de retener algún punto a pesar de tratarse del rival más poderoso. Tres derrotas llevan los blanquiazules en casa, solo una menos que en todo el pasado curso, y una sensación de enorme vulnerabilidad, con ocho goles recibidos en solo tres encuentros. Con el 0-3 provisional del pasado sábado, incluso se llegaron a escuchar silbidos y algunos cánticos de “directiva, dimisión” en una parte de la grada.
“Entre todos tendremos que ir consiguiendo esa armonía. En los partidos como local, un error propio nos cuesta un gol y una ocasión nuestra parece que no quiere entrar”, esgrimía tras esa última derrota un Diego Martínez que sigue lamentando la falta de continuidad en el juego. Y que seguramente no es ajeno, con todas las distancias del mundo y habida cuenta de que su figura no está ni mucho menos cuestionada, a que está emulando su Espanyol el arranque en casa de la temporada del último descenso.
En la 2019-20, en efecto, los pericos comenzaron la Liga con tres derrotas consecutivas en Cornellà –en orden cronológico, 0-2 contra Sevilla, 0-3 del Granada y 1-3 ante la Real Sociedad– y no fueron capaces de cosechar un triunfo hasta el decimosegundo encuentro en cada, ya en febrero, frente al Mallorca (1-0).
Pero también es cierto que un inicio muy similar vivió el Espanyol de la 2016-17, el primero con Quique Sánchez Flores en el banquillo, cuando tras sumar solo un punto de los primeros nueve posibles en el RCDE Stadium, donde no ganó hasta la decimotercera jornada (un 0-3 al Leganés en que el técnico se jugaba el cargo), concluyó la temporada en una lustrosa octava plaza.
Un registro idéntico, con un empate y dos derrotas, arrancaba Mauricio Pochettino en Cornellà hace justo una década, la campaña 2012-13, y aunque ya sumó los tres puntos en su cuarto encuentro como local, en un 3-2 ante el Rayo, acabó siendo destituido solo cinco jornadas más tarde, si bien es cierto que acabó el Espanyol salvando la categoría con bastante solvencia, y con Javier Aguirre en el banquillo.