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OSASUNA | FRAN MÉRIDA

Fran Mérida: “La mejor etapa de mi carrera fue la de Osasuna”

El jugador formado en la Masia acaba de anunciar su retirada. “De joven tenía excesivas ganas de comerme el mundo”.

Fran Mérida, durante su etapa como jugador del Arsenal
KIERAN DOHERTYREUTERS

Hace sólo unos días, el 25 de septiembre, Fran Mérida (Barcelona, 34 años) anunciaba su retirada como futbolista, tras 17 temporadas de carrera. Con sólo ocho años empezó entrenar en La Masia y con 16 hizo las maletas para marcharse al Arsenal. Se le veía como una joven promesa del fútbol y admite que en algunos momentos la presión le pasó factura. Después del Arsenal llegaron muchos otros equipos como la Real, el Atlético de Madrid o en Espanyol. Pasó por Brasil, Portugal y China. Sin embargo, asegura con rotundidad que la mejor etapa de su carrera la vivió en Osasuna y recuerda con especial cariño el ascenso a Primera con el conjunto rojillo. Afincado en Pamplona, repasó para AS su carrera deportiva y no quisimos dejar pasar la oportunidad de que volviera a asomarse al balcón del Ayuntamiento de Pamplona, no sin cierta emoción, donde celebraron con miles de navarros el regreso a la élite.

Hace unos días anunciaba su retirada, ha llegado el momento…

Sí. Es algo que todos sabemos que nos va a llegar, pero la verdad es que estoy contento y en paz porque es una decisión que la he madurado durante unos meses, no la he tomado de un día para otro. Creo que era el momento de dar un paso a un lado y seguir con mi vida, con nuevos proyectos, y disfrutar de lo que tiene la vida, que es mucho más que fútbol.

Dice que ha sido una decisión pensada pero eligió un día señalado para anunciarla.

Sí. Quería cerrar el círculo de una manera romántica, por decirlo así, porque el 25 de septiembre de 2007 debuté como profesional con el Arsenal. Quería anunciarlo ese mismo día, porque una retirada también es importante. No quería hacerlo exageradamente, pero sí con un vídeo y dando las gracias a los clubes y a las personas importantes.

Con 8 años recibe una llamada para empezar a entrenar en La Masia, en las categorías inferiores del Barcelona, ¿cómo asimila algo así un niño tan pequeño?

Para mí era cien por cien un juego. Recuerdo de crío, ir a entrenar en el Santa Eulalia, que es el equipo en el que empecé. Cuando no entrenaba allí, jugaba en la calle. Llegaba del colegio, dejaba la mochila y me iba a la calle a jugar. Eran otros tiempos, no había tantas pantallas. Estábamos todo el día en la calle jugando. Yo no pensaba en ser jugador de Primera División. De hecho, siempre lo vi como algo imposible, pero por suerte he podido disfrutar de esto muchos años.

“Yo no pensaba en ser jugador de Primera División. De hecho, siempre lo vi como algo imposible, pero por suerte he podido disfrutar de esto muchos años”

Fran Mérida

También muy joven, con 16 años, ficha por el Arsenal. ¿Cómo fue el proceso de dejarlo todo?

En el aspecto deportivo, no tuve muchas dudas porque era una oportunidad superimportante. Quizá fue la primera vez que pensé que se me abrían las puertas del fútbol profesional. Hasta entonces, a pesar de jugar en el Barcelona, siempre lo veía como un juego, diversión… También aprendizaje y exigencia, pero dentro de un contexto que había que disfrutarlo. Cuando me fui al Arsenal me di cuenta de que se abría una oportunidad en serio, que tal vez algún día podía llegar a ser futbolista profesional. En cuanto a dejar a la familia, sí que lo tuve que pensar un poco porque con 16 años no dejas de ser un crío. Lo hablamos en casa y al final decidimos ir hacia adelante y la verdad es que encantado.

Se le veía como una joven promesa del fútbol, se le comparaba con jugadores de renombre… ¿Hasta que punto le generó presión?

Creo que en algún momento me provocó presionarme o autoexigirme un poco más, desde la inconsciencia. En aquel momento, fruto de lo joven que era, me costaba más gestionar esas emociones. Pero rápidamente entendí que tenía que hacer mi camino, que yo era Fran, con mis cosas buenas y mis cosas mejorables, y que tenía que seguir ese camino. Pero, sobre todo, al principio, de más joven, tuve algún momento en el que quizá me agobié de más. Con la perspectiva de los años y las vivencias, te das cuenta de esas cosas.

Pone fin a una etapa en el Arsenal y se va a la Real para después con los ‘gunners’, ir al Atlético de Madrid, Sporting de Braga, Hércules… Una trayectoria con muchos cambios. ¿Qué balance hace?

Echando la vista atrás, hubo una etapa, de los 20 a los 24, más o menos, tuve paciencia. Lo digo porque si llegaba a un sitio y no encajaba de primeras, buscaba rápidamente otro sitio, quizá por tener excesivas ganas de comerme el mundo, me podían, el querer demostrar, querer jugar… Me costaba esperar mi turno y darle tiempo al proceso, probablemente porque todavía era una persona inmadura y joven. Si ahora pudiera volver, tendría más calma. Pero tuvo que ser así y eso me llevó a luego poder aprender de todo eso, empezar de cero. De los 25 a los 34, que me he retirado, he tenido una carrera más estable. Prácticamente en todos los equipos que he estado, he podido rendir, con más o menos acierto. Pero siempre me he ido con la sensación de que he rendido, he ayudado y he aportado algo a ese club. Eso también ha sido fruto de experiencias pasadas, que pudieron ser incluso buenas.

Una de las etapas más importantes la cubrió en el Atlético de Madrid, donde, además coincide con Antonio López, quien fue importante para usted en aquel momento y lo sigue siendo a día de hoy…

Antonio era el capitán del equipo en aquel momento. Me recibieron genial, especialmente Antonio. Con los años se convirtió en mi agente y, si Dios quiere, dentro de poco, será mi jefe. Ahora mi idea es poder echar una mano en su agencia, Antonio López Management, que ha sido la agencia que me ha llevado durante la última década de mi carrera. Por encima del tema laboral y profesional, es una persona importantísima en mi vida a nivel humano.

“Por encima del tema laboral y profesional, Antonio López es una persona importantísima en mi vida a nivel humano”

Fran Mérida

Nunca le ha costado hacer maletas, incluso para jugar fuera de España.

No. Creo que el marcharme tan joven a Inglaterra, luego me facilitó el tomar la decisión cuando me marché tanto a Portugal como a Brasil, y, ya más tarde, a China.

Nada menos que 17 años como futbolista profesional. ¿Con qué momento se quedaría?

Uf. Seguramente me quedaría con muchos. Probablemente me quedaría con el día de mi debut profesional porque creo que el primer día siempre es especial. Recuerdo los nervios previos a calentar, luego salir… En 17 años ha habido momentos importantísimos que los he disfrutado. Llegué al Atlético de Madrid y en mi primer partido gané un título con el club, mi etapa en Osasuna, el ascenso con el Huesca fue muy importante por lo que suponía haber estado sin equipo y ascender a Segunda para volver al fútbol profesional… También el ascenso con el Espanyol volver a Primera… Por suerte, he vivido grandes momentos.

Y el peor momento?

Cuando volví de Brasil. Estuve seis meses sin equipo y te puedo decir que volví a jugar a fútbol gracias a mi padre y a Antonio. Por eso Antonio es una persona importante. No sólo porque haya sido mi compañero de equipo o porque nos juntemos con las familias en verano, que lo hacemos y disfrutamos muchísimo, sino porque ha sido estado siempre. En los buenos momentos se ha alegrado por mí y a la gente que hace eso, obviamente, la quieres tener cerca. En esos seis meses sin equipo me planteé cosas. Creo que fue el peor momento pero también agradezco que ocurriera porque me enseñó mucho para la vida.

¿Qué le ha regalado el fútbol?

Muchísimas cosas. Momentos inolvidables que se quedan en tu mente, el cariño de una afición como la de Osasuna, por ejemplo. Sentir el cariño de una afición es el mayor regalo que me puedo llevar. Para mí que, sin ser un jugador estrella que una afición como la de Osasuna, de un club como Osasuna, te vea con cariño y te recuerde así porque sabe que te sentías uno de ellos y lo intentaste todo, es lo máximo. También me ha regalado muchísimos amigos con los que a día de hoy nos seguimos viendo. Esas amistades para toda la vida te las llevas. El fútbol se acaba, pero eso se queda para siempre.

“Sentir el cariño de una afición es el mayor regalo que me puedo llevar”

Fran Mérida

¿A quién tiene que dar las gracias?

Primero a mi abuelo porque fue una persona súper importante en nuestra vida, tanto para mi hermana como para mi. Durante los ocho años que estuve en el Barcelona, más los tres que estuve en el Santa Eulalia, antes de irme a Inglaterra, creo recordar que se perdió entrenamientos y partidos dos días, y estamos hablando de 11 años. Además él estaba encantado, le gustaba mucho el fútbol. Que sus dos nietos jugaran al fútbol, porque mi hermana también jugó, era un orgullo para él. Nos acompañaba porque mis padres trabajaban bastantes horas al día. Primero le tengo que dar las gracias a él, después a mis padres, por supuesto, por no agobiarme, por dejarme equivocarme, por no presionarme… Me dejaron ser yo siempre, me ayudaron, me apoyaron, cuando me equivocaba me lo decían. Pero nunca hubo una mala palabra porque yo hiciera un mal partido o porque no marcara, sino todo lo contrario. Le daban naturalidad; se acierta, se falla y sobre todo me inculcaron que disfrute del camino. Por supuesto, a mi hermana también le tengo que dar las gracias. Se tuvo que retirar muy joven. Tiene cinco operaciones de rodilla. Por supuesto tengo que dar las gracias a muchísima gente pero, principalmente, a mis padres, a mi hermana y a mi abuelo.

Llegó a Osasuna en 2016 y estuvo hasta 2020 y vivió momentos muy malos y muy buenos. ¿Qué valoración hace?

La valoración final es muy positiva pero es cierto que el primer año, lo pasamos todos muy mal, incluida la prensa, la ciudad, el club, la afición y por supuesto los jugadores. Salió un año malísimo y descendimos. No dimos el nivel para jugar en Primera, es la realidad, y eso es duro. Pero creo que eso nos sirvió para dar un paso atrás y volver con mucha más fuerza, a nivel de estructura de club, de manera de trabajar… Y el resultado ahí está, con un equipo estable en Primera, que ha llegado a una final de Copa, que ha jugado en Europa, que compite siempre en un estadio precioso, con un club saneado. Fue un momento duro pero creo que nos sirvió. Los tres años siguientes fueron buenos, aunque quizá con Diego Martínez la expectativa era ascender y hacerlo de calle, pero en Pamplona se sabe que la Segunda División es una categoría dura. Creo que maduramos como equipo. Luego, los años con Jagoba fueron genial y los disfrutamos mucho.

¿Considera que una de las claves de aquella etapa fue que el vestuario era una piña?

Sí. Creo que fue la clave. Para competir en Primera División, vas a jugar con los mejor jugadores del mundo y si no vas como equipo, en una misma dirección, por algún lado se cae el castillo. A día de hoy, con la gran mayoría de compañeros de aquella época nos seguimos viendo. Somos amigos. Hay gente que se ha marchado hace seis años del club y seguimos hablando y nos vemos. Con los navarros que están aquí nos seguimos viendo, de vez en cuando nos juntamos para comer, hacemos planes fuera de la rutina de cada uno. Estar tan unidos fue superimportante para ascender y mantenernos.

“Me toca disfrutar de lo que tiene la vida, que es mucho más que fútbol”

Fran Mérida

¿Diría que su etapa en Osasuna ha sido una de las mejores de su carrera?

Ha sido la mejor. Es verdad que el primer año no nos salieron las cosas, a mí individualmente tampoco. Pero es que los otros tres años pesan mucho más. Además, aquí nacieron mis hijas, las he visto crecer; mi mujer ha estado encantada aquí…. Es un conjunto de cosas personales y profesionales que hicieron que fuera la mejor etapa.

De su etapa con Osasuna, ¿qué momento recuerda con más cariño?

El año del ascenso con Jagoba (Arrasate) fue el mejor. El otro día lo comentaba con los chicos del club, que aquel año todos íbamos a entrenar con unas ganas brutales. Era entrar en el vestuario y había buen ambiente. Obviamente se trabajaba, pero había un ambiente brutal. Encontrábamos tiempo para hacer vida fuera del club, hacíamos una comida de equipo y venían prácticamente todos los compañeros… Era una convivencia brutal, nos juntábamos para los cumpleaños. Nos veíamos todos los días. Machas veces veía más a mis compañeros que a mi familia. Fue un año brutal. Y lógicamente, en lo deportivo, cuando ganas, todo es más bonito. Nunca había visto algo así. Teníamos la sensación de que, sin ser muy superiores, salíamos a jugar en El Sadar a tope. Y estábamos antes en el vestuario y nos decíamos: ‘Chavales, tranquilos que hoy ganamos. Competid a tope”. Salíamos convencidos. Lógicamente había veces que no ganábamos, pero salíamos persuadidos de ello. Es el año que recuerdo con más cariño de toda mi carrera.

¿Considera que lo que diferencia a Osasuna de otros clubes es precisamente ese ambiente familiar con compañeros, trabajadores del club… ?

Está claro. No tiene nada que ver con otros clubes donde, por ejemplo la prensa es mucho más distante, por poner un ejemplo. Y dentro del club, igual. Aquí vas a Tajonar y ves a los chicos del filial, a los trabajadores del club; limpiadoras, utilleros. Estamos todos juntos. Y luego en Osasuna, hay unos valores como club y como ciudad que a la gente de fuera nos acogéis bien. En este club se exigen una serie de valores que tienes que cumplir. Tienes que venir a trabajar, a darlo todo, saber cómo juega Osasuna y su identidad. Si ven que tú eso lo das, te abren los brazos y te conviertes en uno de ellos, que es lo que me ha pasado a mí.

“El fútbol me ha dado muchísimas cosas. Momentos inolvidables que se quedan en tu mente”

Fran Mérida

Comentaba que ha hecho muchos amigos en el mundo del fútbol, pero hay uno en concreto que es prácticamente un hermano para usted…

Roberto Torres. Ahora lo tengo que aguantar todos los días (risas). Entrenamos juntos. Él está esperando alguna opción que le pueda surgir. Para mí es un amigo, casi un hermano, el Mago de Arre, como le digo para chincharle. Para la gente es Roberto Torres, pero para mí es mi amigo. Es un chico encantador, que me abrió las puertas de su casa desde el primer momento, como Oier, los Flaño, David, Unai... Me echaron una mano, sobre todo el primer año, que fue el que más me costó. De Rober qué voy a decir. Es encantador y se ha convertido en parte de mi familia. Nos juntamos las dos familias cada vez que podemos, los críos hacen cosas juntos… Estamos conviviendo prácticamente a diario.

Ha decidido afincarse en Pamplona, ¿cuál es el motivo?

Me parece una ciudad supercómoda. Yo vengo de una ciudad como Barcelona, en la que las distancias y el tráfico te hacen estar en el coche horas al día. Aquí mi familia y yo nos sentimos genial. Tenemos todo a mano, se come bien, se vive bien, si hace frío te pones el abrigo y sales a la calle igual. Además tiene unos alrededores preciosos. Ahora que voy a tener más tiempo, me gustaría conocer más Navarra. También tenemos amistades. Se dan un montón de condicionantes para que hayamos decidido venirnos aquí. Estamos encantados.

Y ahora, ¿qué?

Voy a seguir ligado al mundo del fútbol, pero de otra manera. Antonio López años atrás me venía comentando la posibilidad de trabajar con él para echarle una mano en su empresa y a los jugadores que puedan querer trabajar con nosotros. Ahora me estoy formando para poder examinarme en noviembre y obtener la licencia de agente FIFA. Es una manera de seguir ligado al mundo del fútbol, que es lo que me apasiona. Sé como es Antonio, qué tipo de ser humano, cómo trabaja… Es un tío honesto y que hace las cosas bien. Todos nos podemos equivocar, pero nadie podrá decir que no somos gente honesta o que no miramos por el chico y lo intentamos todo al máximo. Aunque hay situaciones que las conozco, ahora toca aprender mucho. Es una etapa nueva. Estoy con mucha ilusión. En unos meses espero poder estar desempeñando mis funciones al cien por cien. Estoy deseando emprender esta nueva aventura profesional.

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