Ferreira no tuvo el debut soñado
Apenas tardó 45 segundos en encajar el primer gol como portero del Real Valladolid en Liga. Lleva cuatro partidos oficiales y ha encajado 10 goles.

El Real Valladolid vivió la pasada jornada ante el Getafe en Zorrilla todo un variado catálogo de acontecimientos, desde pelas en el banquillo, hasta un gol cuando la gente casi ni se había sentado en sus asientos. También tuvo dos debuts, el de Henrique Silva como nuevo jugador del Pucela y el de André Ferreira como portero del equipo en la competición liguera ya que sí había vestido la blanquivioleta en amistosos y choques de Copa.
El portero portugués no tuvo ni mucho menos el debut soñado ya que encajó el primer tanto marcado por Arambarri antes de cumplirse el primer minuto. La salida fallida permitió el cabezazo del delantero getafense y dejó la cara de estupefacción en el portero y en la grada que no acababa de creerse que el partido empezara tan mal.
Después fue encajando goles, hasta cuatro y en alguno de ellos tampoco estuvo demasiado fino, aunque también hay que reseñar dos buenas paradas. André Filipe Magalhães Ribeiro Ferreira llegó al Real Valladolid procedente del Granada en el mercado invernal de la pasada campaña 2024-25 tras la marcha de Jhon Víctor y en todo momento estuvo a la sombra de Masip y no llegó ni a debutar a las órdenes de Pezzolano. El día que podría haber estrenado su palmarés en Liga fue en el último partido de Liga en Tenerife cuando el Valladolid ya no se jugaba nada, pero estaba sancionado por ser expulsado en el partido ante el Villarreal B estando en el banquillo.
Esta campaña disputó varios amistosos ya que Karl Hein tardó bastante en llegar al Valladolid, pero desde la llegada del estonio ha vivido a su sombra. Sí jugó los tres partidos de la Copa del Rey, ante el Astur (1-4), Ávila (2-4) y Ourense (3-2), por lo que Ferreira siempre ha encajado gol con el Valladolid en partido oficial, 10 goles ha recibido en cuatro partidos, tres de copa y el de Liga.
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Ya pudo debutar en el encuentro de Anoeta, pero los problemas en el codo le impidieron hacerlo y fue Rafús el cancerbero del Promesas el que estuvo bajo palos. Tras el ascenso el Real Valladolid afrontó su contratación obligatoria por cláusula del contrato y pagó un millón de euros al Granada.
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