Felicidad desde los 11 metros
El Real Madrid, que el curso pasado arrancó con un 0 de 4 en penaltis, ha anotado todos de momento este curso mientras celebra la alternancia de Mbappé y Vinicius para repartirse esa labor.
No son pocas las cosas que no terminan de funcionar en el Real Madrid a la hora de atacar: falta fluidez para entrar ante rivales encerrados, Vinicius sigue lejos de su mejor versión, la conexión entre el brasileño y Mbappé sigue lejos de completarse... y con todo, el equipo ganó en una estadio complicado como siempre es Anoeta y lo hizo con dos goles que evidencian una de las realidades que sí ha logrado arreglar el equipo blanco respecto al curso pasado: vuelve a ser temible desde el punto de penalti.
Así ha marcado el Madrid cuatro de sus nueve tantos en Liga hasta el momento. Le está costando al equipo producir, pero de ese juego vertiginoso saca réditos en forma de penas máximas. Ante la Real fueron dos, de dos formas bien distintas: primero, por una mano clara de Sergio Gómez tras tiro de Güler; y luego, por un pisotón de Aramburu a Vinicius, cuando este ya había soltado el balón y con necesidad de que el VAR reclamase al árbitro que revisase la imagen.
Ambos acabaron en la red, como lo hicieron el que lanzó Vinicius frente a Las Palmas y el que tiró Mbappé contra el Betis en casa, en la última jornada antes del parón. Van cuatro de cuatro y no es poca cosa, considerando que el Madrid el curso pasado arrancó con un serio problema en este aspecto: falló los cuatro primeros penaltis que lanzó en la 2023-24. El primero fue realmente en pretemporada, en el amistoso jugado ante el Barcelona en Dallas, en el que Vinicius se topó con el larguero. Y luego erraron también Rodrygo, Joselu y Modric.
El primer penalti anotado por los blancos el curso pasado no llegó hasta enero y fue, en general, una temporada mala en ese aspecto: sin contar la tanda ante el City en cuartos de final de la Champions, el Madrid lanzó nueve penaltis y anotó sólo cinco; en Liga, el porcentaje fue aún peor, apenas dos de cinco. Y buena parte de la crítica se centró en la ausencia de un especialista, de un lanzador designado que acumulase toda la confianza en esos momentos. Hubo cinco lanzadores diferentes y cierto caos en ocasiones, como cuando en Vigo tiró Rodrygo (fallando) pese a que Ancelotti pidió a gritos desde el banquillo que lo hiciese Modric: “Libertad para elegir, no hay. No sé qué ha pasado, le dije a Valverde que tenía que tirar Luka (Modric). Me ha molestado un poco, sí”.
De aquel cero de cuatro se ha pasado esta temporada al cuatro de cuatro, al 100% de acierto, con dos nombres marcados en rojo a la hora de agarrar el balón: Vinicius y Mbappé. Son los dos tiradores designados y en este caso Ancelotti sí parece que ha dado libertad para que se turnen como ellos decidan: “Eligen ellos. Ellos toman la responsabilidad y está saliendo muy bien”, dijo el técnico tras el 0-2 de Anoeta. De momento hay alternancia pura: en Las Palmas tiró Vini, ante el Betis Mbappé, y contra la Real primero fue el brasileño y luego el francés.
Generoso Mbappé: “No quiero forzar las cosas”
Ya reflexionó sobre ello Mbappé tras el 2-0 al Betis en casa, en el que anotó su primer doblete de blanco: “Lo de los penaltis lo zanjamos con comunicación. Primero Vini, después yo... El míster nos da libertad. Tenemos que ser inteligentes, ver cómo está el partido. Como dije en mi presentación, no quiero forzar las cosas, quiero hacer las cosas de manera natural. Y los penaltis los vamos a lanzar de manera natural”. Está generoso Kylian en este asunto, pues la realidad es que, si se trata de experiencia, su currículo es mucho más extenso que el de Vini: el francés ha lanzado 54 penaltis (contando también partidos con Francia, incluidos amistosos), de los cuales ha anotado 44, el 81%, mientras que el brasileño tiene un porcentaje incluso superior (87%), pero una trayectoria mucho menor, con apenas ocho penaltis lanzados, de los que anotó siete.
Son ambos, parece por sus cifras, especialistas del tema, aunque perfectamente podría haber apretado más Mbappé para hacerse con la labor en exclusiva, por experiencia y por ser el principal definidor del equipo (ya lleva cuatro tantos este curso). Pero el francés ha preferido compartir la visión de Ancelotti y repartirse el trabajo con Vini, un acuerdo del que el Madrid ya saca beneficios. “Lo importante no es quién tira, sino que sean goles. Hemos tirado dos cada uno y todos acabaron dentro...”, explicaba Mbappé en Anoeta tras el triunfo. Un año después, el Madrid ha encontrado la felicidad desde los once metros.
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