Eto’o de verdugo y el consuelo de Aragonés: así fue el último partido del Oviedo en Primera División
Los azules vuelven a Primera 24 años después de perder la categoría en Son Moix en 2001.


El Mallorca se jugaba aquel día, 17 de junio de 2001, colarse en la Champions sin fase previa, y aunque dependía de otros resultados significaría que saldría con el cuchillo entre los dientes. La peor noticia para un Real Oviedo que alcanzaba la 38ª jornada, la resolución de la Liga, fuera de los puestos de descenso pero temiendo que el choque entre la Real Sociedad y Osasuna, con los rojillos intentando escapar de la quema, fuera de claro color visitante al no tener nada en juego los donostiarras. Tenía motivos para temer el equipo carbayón que no tardaron en confirmarse. Ese Mallorca-Oviedo de 2001 fue el último del conjunto asturiano en la Primera División. Hasta mañana.
El Oviedo retoma su idilio con la máxima categoría, donde sigue siendo uno de los clubes históricos, 24 años después de aquel triste epílogo en Mallorca. Y lo hace con una curiosidad: le entrena Veljko Paunovic, que fue titular en los azules aquel 17 de junio de 2001.
Ese día, Radomir Antic, padre futbolístico de Veljko, salió a jugar en Son Moix con un equipo formado por Esteban, Gaspar, Onopko, Boris, Danjou, Rabarivony, Iván Ania, Tomic, Jaime, Oli y el propio Paunovic.
El Mallorca, dirigido por Luis Aragonés (otra coincidencia del destino: el curos anterior había sido el técnico de los asturianos) formó con Miki, Olaizola, Nadal, Siviero, Soler, Ibagaza, Marcos, Engonga, Luque, Finidi y Eto’o.
Algo le olía mal a los azules en una temporada extraña. Era la del estreno del nuevo Carlos Tartiere, un hogar para 30.500 espectadores, mucho más grande que el anterior, pero que había dado problemas con el césped casi desde el primer día. Empezó bien el equipo y, aunque irregular, fichó en invierno a Stan Collymore, internacional inglés, con la idea de pelear por entrar en Europa. Nada más lejos de la realidad. Collymore fue un desastre que no sumó nada en apenas 3 ratos en el campo y el equipo fue de la mano, en un final demencial que le llevó a jugarse la vida en Mallorca.
El choque ya empezó mal, con una roja a Rabarivony y penalti, que Engonga no desaprovechó. Osasuna se puso pronto por delante en San Senastián, confirmando las sospechas: no encontraría oposición. Eto’o hizo el segundo en el 58’ y aunque Oli descontó de inmediato (59’), el tanto de Ibagaza (63’) puso tierra de por medio. Ania volvió a dar una esperanza (77’) que Novo sepultó con su tanto en el 89’. Perdió el Oviedo y ganó Osasuna: los asturianos estaban en Segunda.
Apoyo de Aragonés
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Tras el choque, las lágrimas inundaron el rostro de la expedición oviedista, que recibió el primer consuelo, sentido, del entrenador rival, un Luis Aragonés que siempre ha situado al Oviedo entre sus conjunto predilectos, a pesar de solo haberle entrenado un año. “Nunca llovió que no escampara”: esa fue la frase que siempre se recordará del Sabio de Hortaleza para tratar de levantar la moral del grupo. 24 años han pasado desde entonces y por fin ha escampado para el Real Oviedo que quiere que su nuevo periplo por Primera sea tan extenso como el anterior, que se prolongó 13 temporadas y le dio incluso para jugar en Europa.
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