Este Modric está muy vivo
El croata va a más, recupera su magia y aviva el debate en torno a su futuro. Ante el Celta dio un clinic: 86 pases, 14 centros y ocho ocasiones. En el vestuario se aplaude su “orgullo”.
Los gatos envidian a Modric, el único con más vidas que ellos. Sólo así se explica el resurgir de un jugador que empieza a dejar el mito del Ave Fénix y sus cenizas en un ensayo. Utilizarlo como símil sería quedarse corto. Cuando se empezaba a procesar el duelo de su adiós entre la afición y se deslizaban preparativos de un enorme homenaje desde dentro del club... apareció una luz en el horizonte. Ya saben, un mago nunca llega tarde, ni pronto; sino exactamente cuando se lo propone. Y Luka, tras atravesar un desierto de minutos y un tsunami de dudas, ha llegado. Ha vuelto. Aproximándose a su mejor nivel en marzo, cuando asoma lo decisivo. El don de la oportunidad elevado al cuadrado. Y el calor de su debate, al cubo.
Su partido ante el Celta fue un clinic absoluto: fue el jugador que más ocasiones creó en todo el partido (8), el que más pases buenos firmó (86), el que más centros puso (14, superando incluso a los laterales, que suelen liderar esta faceta), el que más entradas con éxito realizó (4) y autor de siete recuperaciones. Rozó la perfección. Y lideró a un equipo que, al son de su compás, firmó un apabullante 4-0 y mantuvo la distancia con sus perseguidores. No estaba de parranda; pero, desde luego, tampoco acabado.
Trabajar y esperar
Es una leyenda viva y que colea con fuerza. Desde el vestuario se aplaude su “orgullo” personal, que no haya dejado apagarse la llama interior cuando transitaba entre suplencias y minutos residuales. “Es un ejemplo de profesionalidad, un referente perfecto para los más jóvenes... porque ahí sigue, entrenando cada día sin una mala cara, aportando lo que puede desde fuera y listo para cuando llegue su momento”, dijo Ancelotti en rueda de prensa. Transparente. Porque, en el caso de Modric, ha sido exactamente así. Ni un mal gesto, ni un pulso, ni un problema. Ha trabajado, esperado y retornado.
La decisión en torno a su futuro sigue siendo un dilema absoluto. Ante el Celta disputó su partido 350 con el Real Madrid en Liga, siendo el cuarto extranjero en la carrera tras Roberto Carlos (370), Marcelo (386) y Benzema (439). Sigue caminando entre la historia que hizo y la historia por hacer. Pero en esto último, la renovación es determinante: necesitaría quedarse un año más para convertirse en el jugador más veterano que ha disputado un partido con el Real Madrid en toda su historia, un récord que ostenta Puskás con 39 años y 36 días. Para superarle, tendría que jugar a partir del 15 de octubre de 2024. Tan cerca y tan lejos.
Nada de regalos
No hay decisión tomada. Pero como se ha ido contando, Modric sí tiene claro que no quiere una renovación por caché. Apelando a aquel “orgullo” que tanto se señala desde las entrañas de Valdebebas se explica con facilidad: no quiere una ampliación protocolaria, si se queda, que sea porque aún tiene fútbol y se lo ha ganado. “Nunca me han regalado nada en mi vida y no va a ser ahora”, dijo antes de la anterior renovación. Una frase que hoy repetiría. Y mañana. Y pasado. De firmar, quiere que sea convenciendo. Demostrando. Para eso, va por buen camino. Partidos como ante el Celta confirman que va a dar batalla. Que, como los magos, no volvió ni pronto ni tarde; sino cuando se lo propuso.