Esperando a Mbappé y Vini
La dupla, llamada a gobernar la Liga, aún no ha marcado ni ha brillado. Las Palmas les ofrece la redención. Los canarios, un punto en dos choques.
Lo que se sabe del Madrid de Mbappé es que sesteó en Mallorca y se dejó dos puntos, que regaló la primera mitad ante el Valladolid, que ni el francés ni Vinicius han marcado ni brillado todavía y que han ofrecido mejor cara algunos suplentes que muchos titulares. Lo que se sabe de Las Palmas es que el verano lo ha cambiado casi todo, que tiene un entrenador, Luis Miguel Carrión, que nunca entrenó en Primera y que le ha dado un vuelco al peculiar estilo de García Pimienta, que han llegado doce jugadores nuevos, que aún tiene salidas y llegadas pendientes y que ha encajado cuatro goles en los dos primeros encuentros ligueros. Dos equipos aún imperfectos se ven hoy en el Gran Canaria todavía sin urgencias, pero con un cierto grado de alerta (sigue el partido en directo en As.com).
Es el tercer partido del Madrid en doce días con una parte relevante de la plantilla obligada a una pretemporada exprés y sin demasiadas opciones para refrescar el equipo por las lesiones de Alaba, Camavinga y Bellingham. Solo dispone de dos centrales (Militao y Rüdiger) y un pivote (Tchouameni), Courtois y Valverde son intocables y resulta impensable sacar del once a Mbappé y Vinicius. Así, susceptibles de rotación son los laterales, con alguna opción de Lucas Vázquez para relevar a Carvajal, y con la vuelta de Mendy tras cumplir sanción. En el aire, después del choque contra el Valladolid, quedan, pues, un puesto en el centro del campo y otro en el ataque. Los galones son de Modric y el futuro de Arda Güler. El turco fue el jugador que más veces remató el domingo pasado (cinco), el que más centros lanzó (cuatro), el más acertado en la segunda parte y un cañón en la recta final de la pasada temporada (cinco tantos en sus últimos cinco partidos), pero en un choque fuera de casa, en un estadio hostil, la experiencia y el conocimiento del juego de Modric pueden pesar más. Y luego está el asunto del tercer punta. Rodrygo es muy del gusto de Ancelotti y consta como el único del trío ofensivo que ha marcado hasta el momento, pero Brahim aprieta. Sus minutos ante el Valladolid, gol incluido, le dan ciertas opciones. El año pasado, jugando poco más de 2.000 minutos y con solo 22 partidos como titular, hizo doce goles y repartió nueve asistencias. Nunca alcanzó esas cifras en el Milan a pesar de haber dispuesto de más tiempo de juego.
Aquella eliminatoria copera con el Melilla
Al otro lado estará un Las Palmas profundamente reformado, en el banquillo y en la plantilla. Dejó el club García Pimienta, que llevó al extremo la filosofía de La Masia en la isla, para marcharse al Sevilla. Su equipo fue el segundo en posesión en la pasada Liga (60%), solo por detrás del Barça y un punto por encima del Real Madrid. Un equipo de presión elevada, rápida recuperación tras perdida y grandes pretensiones ofensivas con un grave problema de delanteros. Después de una notable primera vuelta, en que acabó a tres puntos de puestos europeos, llegó una desastrosa segunda, en la que solo sumó quince puntos que le llevaron a una decimosexta plaza final. Marcó apenas 33 goles en toda la temporada, solo por delante de Rayo y Cádiz, y terminó el curso como el equipo de Primera con menos remates, poco más de siete por partido.
Ahora ha tomado el relevó Luis Miguel Carrión, de la misma escuela, canterano del Barça, coetáneo de Arteta, Xavi o Luis García y competidor de Puyol como lateral derecho del filial azulgrana. Una grave lesión de rodilla le sacó del gran fútbol, aunque llegó a jugar en Nàstic, Córdoba o Alavés. Su primera gran experiencia en los banquillos fue con el Espanyol femenino, al que hizo campeón de Copa. Después pasó cuatro años en el Córdoba, uno de ellos como ayudante de Chapi Ferrer, en el año del ascenso a Primera. Después dirigió al Melilla que se enfrentó en una eliminatoria copera al Madrid de Solari (10-1 adverso en el cómputo global), al Numancia, al Cartagena y el curso pasado al Oviedo, al que llevó a la final del playoff de ascenso, que acabaría perdiendo frente al Espanyol.
El boquete defensivo
Su equipo ya no es tan territorial. Tuvo menos balón que el Sevilla en el estreno y más que el Leganés en el segundo partido de Liga, que acabó en derrota. Ayer prometió hacerle incómodo el partido al Madrid con un equipo aún por rematar.
El asunto Álvaro Valles se ha alargado demasiado. El meta revelación del curso pasado, que acaba contrato en 2025, desea jugar en el equipo de su vida, el Betis, pero debe cerrar el acuerdo económico. Las Palmas amenazó con dejarle un año en la grada si no le traspasaba por el precio que desea o no renovaba. Así que el ex de Barça y Valencia Cillessen, fichado del NEC Nimega, será el portero del curso. Atrás se han concentrado las bajas más notables, porque el club traspasó al Torino a Saúl Coco, Sergi Cardona se marchó libre al Villarreal y Mika Mármol, imprescindible para el técnico, también puede salir. Hoy estará ante el Madrid, en un once en el que podría darse un trivote en el centro del campo (Javi Muñoz, Kirian, Loiodice), con el exmadridista Marvin como extemo derecho y con el escocés McBurnie en punta. Sandro, que ha marcado los dos primeros partidos (el año pasado hizo un tanto en 27 encuentros), podría ser la alternativa de la segunda mitad. El estadio se llenará con la ilusión de ver ganar a su equipo al Madrid 23 años después. Aquel día, un Rubén Castro de 19 años, marcó los dos goles definitivos (4-2) a un Madrid casi tan galáctico como este.
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