Espanyol: un verano de récord lejos de lo prometido a Diego Martínez
Nunca se vivieron tantos movimientos, 26, pero fracasó el plan inicial, basado en la venta de Raúl de Tomás y una filosofía de fichajes opuesta a la que finalmente ha recibido el entrenador.
Una profunda renovación, una cirugía completa o un lifting, con un resultado inesperado. Cada cual tendrá su opinión. Pero el mercado de verano ha constituido, por un lado, un auténtico récord para el Espanyol y por otro, un recital de frustración. Nunca antes se habían producido tantos movimientos como los 26 que se han acumulado contando solo jugadores del primer equipo, más el cambio en el banquillo con la llegada de Diego Martínez y el estreno en la dirección deportiva de Domingo Catoira. Pero el plan se tambalea. Y acabó del modo más grotesco posible.
“Toca reajustar las expectativas y objetivos”, asumió hace pocas fechas un Diego Martínez que seguramente se mordía la lengua, y que deberá estar experimentando en sus propias carnes la misma sensación de impotencia que la inmensa mayoría de pericos, en estas horas posteriores al cierre del mercado. No era una frase baladí, sino la consecuencia de un mercado que ha tenido muy poco que ver con lo que se planificó con el aterrizaje del nuevo entrenador: una política de fichajes basada en jugadores jóvenes, que se adquirieran en propiedad y que además de darlo todo para triunfar en sus carreras se pudieran revalorizar.
La realidad es que han llegado nueve jugadores, de los cuales cuatro cedidos (Vini Souza, Benjamin Lecomte, Álvaro Fernández y Dani Gómez), tres con la carta de libertad (Joselu Mato, Brian Oliván y Martin Braithwaite) y dos previo pago: Edu Expósito y José Carlos Lazo. Y se han marchado la friolera de 17 futbolistas, desde símbolos como David López, Diego López u Óscar Melendo a Wu Lei y dos de los que en su día fueron fichajes más caros de su historia, como Adrián Embarba y Matías Vargas. Y con Aleix Vidal dentro de la plantilla. A efectos económicos, lo comido por lo servido, sin inversión alguna por parte de Chen Yansheng.
La frustrada venta de Raúl de Tomás, por quien pese a sus 17 goles en la pasada Liga no llegó ni una sola oferta de compra hasta la tarde del 1 de septiembre y procedente del Rayo Vallecano, ha echado por la borda prácticamente toda la confección de la plantilla. Ni siquiera las renovaciones de contrato de Sergi Darder –oficializada y confirmada como gran noticia estival del Espanyol–, Leandro Cabrera y Fernando Calero –aún no publicadas– han garantizado curiosamente ese margen salarial para afrontar más compras y evitar una descompensación. Solo un extremo y/o un central libres podrían paliarlo.
“La planificación deportiva no ha estado condicionada por la salida de Raúl”, aseguraba Catoira este mismo miércoles. Solo un día más tarde, y con RdT inesperadamente en el equipo al menos hasta enero, el Espanyol fue incapaz de fichar a Luis Rioja y César Montes, de Alavés y Monterrey, respectivamente, con quienes tenía preacuerdos cerrados. Y así, muchas otras opciones de mercado que habían ido cayendo. Como las metas iniciales de esta temporada para un Espanyol que pretendía iniciar una nueva era y dar un salto en sus aspiraciones tras años de mediocridad. Y para el ánimo de Diego Martínez.