En el Barça creen que un asistente de Sánchez Martínez intentó escuchar qué se decía en el vestuario culé
Además de entrar en el descanso en el vestuario local a revisar la vestimenta de los jugadores, algo que se suele hacer fuera vía delegado (y por lo que fue requerido a salir por el servicio de seguridad del club), Raúl Cabañero salió del vestuario arbitral al final del partido para volver al del Barça “por si escuchaba algo”.
El postpartido del Barça-Atlético tuvo lío en los vestuarios. En el club azulgrana, según fuentes consultadas por AS, tienen la sensación de que uno de los asistentes de Sánchez Martínez, Raúl Cabañero, quiso escuchar qué se decía en la caseta azulgrana al final del choque. El asunto transcurrió así. Cuando el partido se acabó, y mientras los jugadores del Barça y Xavi celebraban la victoria en el césped, miembros del staff técnico, fisios y utileros se fueron retirando a la caseta local. Fue entonces cuando se escuchó algún grito de lamento por alguna de las últimas faltas que Sánchez Martínez había señalado en la frontal del área azulgrana. Cabañero salió del vestuario de Sánchez Martínez, adonde ya se había retirado, para irse a la caseta local. “A ver si escuchaba algo”, creen en el Barça.
El responsable de prensa del staff técnico del Barça, Edu Polo, que se encontraba en la puerta del vestuario esperando a los jugadores ya que una cámara de LaLiga iba a grabar las imágenes de la celebración de la victoria, le preguntó a Cabañero qué hacía ahí. “Mi trabajo”, le contestó Cabañero, que le pidió a Polo que se identificase y, de inmediato, llamó por el pinganillo a Sánchez Martínez. Dio la casualidad de que, en ese momento, los jugadores del Barça y Xavi estaban llegando al vestuario. Sánchez Martínez le preguntó a Xavi si podía identificar a su responsable de prensa, a lo que el entrenador azulgrana le contestó, lógicamente, que “por supuesto”. Sánchez Martínez pidió “diálogo” y el asunto no fue a más, pero en el Barça tienen la sensación de que el asistente fue a poner la oreja en el vestuario local una vez los árbitros ya se habían metido en el suyo. Algo que les resulta insólito.
La cosa venía de atrás porque, en el descanso, Raúl Cabañero se había metido dentro del vestuario del Barça para hacer la revisión de vestimenta y avisar a los jugadores de que debían salir con vistas a la segunda parte. Ese protocolo suele hacerse fuera y a través del delegado de campo. No fue lo que hizo Cabañero. De hecho, el servicio de seguridad del Barça lo tuvo que poner en la puerta advirtiéndole de que no podía entrar en la caseta.
En el Barça están que trinan con los árbitros. Sólo había que escuchar a Joan Laporta el pasado miércoles (“nos hemos pasado la semana hablando de ‘collonades’, cuando deberíamos haber hablado del penalti a Raphinha”) para advertir un disgusto que va ‘in crescendo’. El Barça puede poner peros a todos los tropiezos de esta temporada. En la primera jornada, el VAR anuló a última hora un penalti sobre Araújo por mano de Gavi. El partido en Getafe estaba 0-0. En Mallorca, el VAR revocó un penalti sobre Lamine Yamal que se había señalado como tal en una jugada ‘gris’. En el Clásico ante el Madrid, los azulgrana reclamaron pena máxima de Tchouameni sobre Araújo con 1-0 en el marcador. Y en Vallecas, Raphinha cayó derribado por el Pacha Espino. En San Sebastián, se había anulado el 0-1 que el VAR demostró que Araújo había marcado en posición correcta.
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