El vestuario es el gran desafío de Xabi
El entrenador ha hecho del Madrid una máquina de ganar (12 de 13), pero también ha tenido que lidiar con las quejas públicas de Vinicius, Valverde o Camavinga.


Con el rodillo… y el extintor. El Madrid de Xabi Alonso camina con paso firme en la Liga y en Europa. 12 victorias de 13 posibles. Solo el Atlético le ha dado un disgusto al tolosarra. Pero mientras los resultados son incontestables, en el vestuario se le declara un pequeño incendio de cuando en cuando. El de Vinicius, que el brasileño hizo más que visible de puertas para afuera en El Clásico, es el último conato de unos primeros meses en el banquillo del Madrid en el que Valverde, Camavinga o Rodrygo han encendido la chispa.
Hasta la escandalera de Vinicius, con 80.000 testigos en el Bernabéu y millones por televisión, el mayor desaire lo había protagonizado Valverde. Las lesiones de Carvajal y Trent le auguraban al uruguayo unas semanas jugando como lateral derecho y en la víspera del partido contra el Kairat Almaty no vaciló al manifestar su desagrado por desempeñarse en esa posición. “No nací para jugar de lateral. No me siento cómodo porque no crecí jugando ahí”, expuso. Xabi Alonso dio su respuesta en el campo al día siguiente, dándole la titularidad a Asencio y dejando al Halcón en el banquillo en una decisión que fueron interpretadas como la expresión del malestar del técnico por sus palabras. En las ruedas de prensa de Champions suele hablar un jugador que va a ser titular en el partido. No terminó ahí el incendio, porque Valverde fue el único jugador que no participó en el rondo que habitualmente realizan los suplentes durante el calentamiento y, ya en la segunda parte, mientras sus compañeros calentaban, él contemplaba el transcurrir del partido inmóvil en la banda.

Xabi no debió de formularle en aquel momento a Valverde la pregunta que dos años antes Ancelotti había planteado a Camavinga. “Si le preguntas que si quiere lateral izquierdo o banquillo, él te dice que lateral izquierdo”, explicaba Carletto en el momento en que tuvo que consolidar el ‘invento’ del francés como defensa para capear el temporal de bajas que ya entonces arreciaba sobre la zaga. Una posición que tampoco gusta al de Cabinda. “Lateral izquierdo, no; centrocampista, sí”, decía recientemente en Téléfoot sin perder una sonrisa a la vez que se delataba de que estaba esperando la pregunta. Ya se había manifestado en esa línea con Ancelotti: “Jugaré de lateral si me lo piden, aunque no me guste”, había dicho ya durante la ‘era Carletto’.
Rodrygo por Vinicius, un cambio recurrente
Donde no había competencia, Vinicius ha visto esta temporada cómo Xabi Alonso ponía a Rodrygo a competir en su misma posición. En las últimas semanas de mercado trascendió en algunos medios internacionales que el paulista había pedido al entrenador no jugar por la derecha. Un extremo que fue desmentido por el técnico. Sea como fuere, lo cierto es que los minutos que Xabi está dando a Rodrygo han sido por esa banda izquierda a la que otros años sólo se asomaba en caso de baja o (muy extraño) descanso de su compatriota. Así ha sido en los tres partidos que Rodrygo ha sido titular. Y, de hecho, los dos brasileños solo han coincidido en 66 minutos esta campaña. Casi la mitad de ellos fueron en Getafe, cuando la entrada de Vini desplazó al costado derecho a Rodry.

Porque ese ha sido un cambio recurrente de Ancelotti. Sale el ‘7’, entra el ‘11’. O viceversa. Y no era el primer día que Vinicius torcía el gesto. Ya se fue de mala gana al banquillo el día del Espanyol. Y diez días más tarde, en Almaty, tiró una botella cuando fue cambiado, aunque esa noche Xabi le quitó hierro al asunto. “Otro día, quizás, pero hoy no fue un rebote”, le excusó.
En el Clásico el rebote fue un estruendo. Ante los ojos de todo el Bernabéu y retransmitido para 190 países. “En su momento hablaremos de estas cosas dentro del vestuario, por supuesto”, decía el entrenador madridista, evitando que el desaire de Vinicius eclipsara el disfrute por la victoria ante el Barça. Xabi superó con nota el reto del Clásico, su siguiente desafío es sofocar el incendio con Vinicius y prevenir nuevos conatos.
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