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El VAR vuelve al foco de la polémica con el Real Valladolid

Desde el penalti no pitado sobre Sergi Guardiola en el Sánchez-Pizjuán hasta la mano de Saúl Ñíguez, varias han sido las decisiones contrarias al Pucela.

El VAR vuelve al foco de la polémica con el Real Valladolid

El penalti no cobrado por mano de Saúl Ñíguez, que supuso el principio del fin de las aspiraciones del Real Valladolid de puntuar ante el Atlético de Madrid, ha vuelto a poner el foco de la polémica sobre las decisiones arbitrales y las actuaciones del VAR, que, de nuevo, se dieron de manera adversa a los intereses blanquivioletas. Desde el inicio de temporada varias han sido las acciones interpretadas como contrarias a otras semejantes, más graves o más livianas, según el momento.

Todo comenzó con una pena máxima no señalizada sobre Sergi Guardiola en el Sánchez-Pizjuán, tras una acción de Nianzou que no se determinó así a pesar del golpe claro sobre el pie izquierdo, con el que iba a recortar, que desestabilizó al atacante e impidió el remate dentro del área. No se apreció entonces un contacto suficiente; aunque este existió, se trató de algo, más bien, así, interpretable. En ese mismo partido hubo una entrada de Acuña, que se desentendió del cuero, que bien pudo ser considerada agresión, como reclamaría después Pacheta.

En Montilivi, sería Gonzalo Plata el que recibió una posible infracción, en directo, quizás no tan clara y meridiana como se ve si uno tiene varias pantallas y diferentes tomas en ellas. Juanpe puso la zancadilla a Plata y el conjunto arbitral decidió inhibirse; ni el de campo lo tomó en consideración ni en la sala VOR determinaron un contacto suficiente, al interpretar que el ecuatoriano se había tirado... cuando en las imágenes se ve cómo el zaguero coloca su cuerpo para frenar su avance.

Las jornadas fueron pasando y el Pucela llegó a San Mamés en buena situación. Y no hizo un buen partido (más bien todo lo contrario), pero pudo maquillarlo de haber cobrado el colegiado una mano clarísima de De Marcos en el área, donde, a la hora de proteger el balón ante un hipotético centro, golpeó con el puño, a la altura del muslo, hacia afuera, evitando así cualquier tipo de contacto de su par con dirección al área. Vista la jugada como es debido, el empujoncito es evidente.

Pero también hay otras acciones discutibles por las que el rival acabaría disponiendo de penaltis. Contra el Real Madrid, se cobró una mano de Javi Sánchez, que la hay, pero en qué condiciones: el central tiene el brazo extendido, pero está de espaldas, desequilibrado por un salto y la disputa aérea correspondiente, y lo que intenta es equilibrarse en el aire, mientras el balón le golpea a bocajarro, porque sí, le golpea.

En el ‘nuevo fútbol’, ese en el que ni los propios futbolistas entienden el criterio, como reconoció Escudero este domingo y como coincidieron los clubes de LaLiga en una encuesta reciente, aquello fue mano, y la de Larin ante el Mallorca, también, a pesar de presentar dudas respecto a las valoraciones que sí se estiman otras veces para no pitar. El esférico le da, lo que, como sucedió con Javi Sánchez, hace que se corte una jugada prometedora. No existe voluntariedad y estaba retirando la mano, pero...

... pero también estaba allí la mano de Saúl Ñíguez. El argumento a esgrimir puede ser el hecho de que viene de un rebote, casi imperceptible, que ni tan siquiera varía la trayectoria. Y el balón también va al área. Aunque exista una superioridad numérica en esta que invite a pensar en un rechazo sobre la acción defensiva, esto no ha de ser tenido en cuenta. La posición de la extremidad es, cuando menos, discutible cuando el esférico le impacta. De nuevo, no lo entendió así el VAR.

Con todo, la decisión al alimón de Mateu Lahoz y Estrada Fernández supone el enésimo agravio comparativo sufrido por el Pucela en lo que va de temporada, ya que, a acciones semejantes, la resolución es, en no pocas ocasiones, distinta incluso para el mismo colegiado, como se ha visto a veces, sucediendo esto principalmente en las manos. A ello cabe sumarle, además de la agresión referida de Acuña, las lesiones de Masip, Machis y Amallah producidas por entradas que se quedaron sin ser castigadas. Con el portero impactó Ayoze pasado de frenada, al ‘vinotinto’ le desestabilizaron en una carrera, alterando su pisada y llevándole a lesionarse, y a Amallah el plantillazo sufrido en Mestalla le llevó a caer y a golpearse en el hombro, de tal modo que el golpe le hará perderse lo que queda de temporada.