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RAYO VALLECANO

El Vallecas de Kike Pérez

El canterano rayista -integrante del histórico juvenil del doblete- vive su segunda etapa en el barrio. “Ojalá pueda quedarme”, dice el mediapunta cedido por el Pucela.

Actualizado a
Kike Pérez posa para AS en la calle de los Andaluces, frente a su instituto.
Javier Gandul

Vallecas es su segundo hogar. El primero, donde nació, el pueblo toledano de Gálvez. Kike Pérez (1997) cambió el uno por el otro con 16 años y una maleta llena de sueños, que se han ido cumpliendo. Por ejemplo, volver al Rayo y al barrio. Se le ilumina la cara cuando pasa por su instituto, el Antonio Domínguez Ortiz, y ríe al ver el Parque Lineal de Palomeras: “Aquí venía a correr en Educación Física”. Parece que fue ayer y ha pasado una década. “Hice unas pruebas y tuve la suerte de que me cogieron para la cantera. Me vine a vivir con mi abuela Juana a Villa de Vallecas y luego estuve en casa de mi tía Pili. Mi primo José Mari, que era un año más mayor, iba a clase conmigo porque repitió y eso me ayudó. El primer año fue complicado para mí porque salía de mi pueblo, que es pequeñito (2.936 habitantes censados en 2022). Después de comer, cogía el bus desde Sierra de Guadalupe y me iba a la Ciudad Deportiva a entrenar. Luego, otra vez a casa a estudiar”, explica.

Kike tiene tres tesoros. Tres camisetas para la historia. La suya y la de la Franja. “En mi primer año de juvenil, con Javier Arroyo de entrenador, ganamos la liga nacional (13-14). Ahí jugaba de mediapunta. Ascendí al División de Honor con Diego Merino, que ya me puso de mediocentro. Fue un año extraordinario con el doblete (14-15), nos hicimos con la Liga en Alcorcón (0-1, gol de Uche) y la Copa en Ceuta (1-2). Marqué y nuestro portero, Javi Ruiz, paró un penalti en el 95′. Recuerdo nuestra llegada, con la familia y los aficionados esperándonos. ¡Fue emocionante!”, admite. Eso sí, se le quedó una espinita clavada: “Me lesioné y no pude jugar la Copa Campeones. Me quedo con la final de Copa del Rey, las risas en el ferry... Todo el mundo iba con el Real Madrid, pero nosotros dimos la campanada”.

Kike, señalado en rojo, con sus compañeros de aquel histórico juvenil.
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Kike, señalado en rojo, con sus compañeros de aquel histórico juvenil.JESUS AGUILERADIARIO AS

Aquella hornada de futbolistas consiguió algo único. El grupo era bueno y el míster nos ayudó mucho. Estaba pendiente. Quedábamos con él individualmente, nos ponía vídeos... Yo pasaba mucho tiempo con Joni Montiel, que ahora está en el Valladolid. Hablo bastante con él. Me acuerdo también de Nico Cañizares, Shafa, Poblete, Pep Biel, Franchu… Algunos se quedaron en el camino y otros hemos conseguido saltar a Primera. Es difícil llegar, pero más aún mantenerse”, advierte Kike Pérez, consciente de lo complicado que es derribar la puerta del primer equipo: “Igual entonces no era el momento y ahora sí lo es. Tuve que salir, madurar y ahora por suerte estoy de vuelta”.

Antes de abrir su segunda etapa con la Franja pasó por Lugo, Cerceda, Valladolid y Elche. Varias estaciones hasta alcanzar el destino final. Y mucho esfuerzo. “Vengo desde abajo, desde el barro. Empecé en campos de tierra y ha sido un largo camino, pero muy bonito. Mis padres, Juan Carlos y Estrella, se hacían un montón de viajes, estaban pendientes, no salgas, trabaja… Gracias a ellos llegué”, afirma.

Los niños de Gálvez quieren ser como él y su Campus fue una locura. Fotos. Autógrafos. Años antes, en los maratones de fútbol sala en verano, sus paisanos ya le veían mimbres. “Me decían que iba a llegar lejos”, se ruboriza. Tenían razón. Ahora, Kike Pérez lleva en el zurrón 243 minutos en seis partidos (tres de ellos de titular) y un gol contra el Villarreal, que valió un punto.

Las tres camisetas de sus logros con el juvenil rayista.
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Las tres camisetas de sus logros con el juvenil rayista.

¿Su balance de momento? “Bastante bueno”, asegura el mediocentro, que venía a relevar a Comesaña y actúa más adelantado con Francisco, su míster la 21-22 en Elche. “Es cercano, trabajador... Y le gusta tener el balón y ser protagonista”, le define. No se pone límites. Tampoco al equipo: “Tenemos que mirar hacia arriba, no hacia abajo. El objetivo es salvarnos, pero debemos ser ambiciosos y soñar en grande”. Para ello cuentan con un vestuario de diez. “Óscar Valentín vivía en un pueblo cerca del mío. Nos conocíamos de jugar en Sonseca y vernos en las fiestas de los pueblos. Teníamos contacto. Es un referente”, asegura, destacando también los consejos de otro Óscar… Trejo: “Me están poniendo en su posición y me ayuda mucho”. El único pique que existe es por el futbolín. “Los que más se pican son Isi, Camello, Pozo... A Lejeune y a mí no nos ganan nunca”, bromea. Tiene años de experiencia, gracias al pueblo. También en su otro gran entretenimiento: las cartas.

Kike Pérez pisa Vallecas y se le agolpan los recuerdos. Su abuelo, las Navidades, el insti, el fútbol... “Sé lo que es el barrio y el Rayo. Y lo que más me gusta es la gente, humilde y trabajadora. Ojalá pueda quedarme aquí. El futuro dependerá de mi día a día”, concluye el jugador cedido por el Pucela. Esforzarse y soñar, esa siempre ha sido la receta.

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