El suspense de Ceballos
El club mantiene el optimismo, pero pasan las semanas y no hay decisión. Bellingham, para más inri, provoca un overbooking en el medio. Todo está en manos del jugador.
Sin noticias de Holanda... ni de Ceballos. Un dilema de resolución inminente: le quedan 15 días de contrato. Ni uno más, salvo que acepte la propuesta de renovación que le ha ofrecido el Real Madrid (tres años y una ligera mejora de sueldo). Un papel sobre una mesa que espera una firma o un rechazo. Una respuesta. Algo. Pero pasan las horas, los días, las semanas... y Ceballos sigue sin tomar una decisión. Desde el club la versión oficial continúa siendo la misma: optimismo. Mantienen el feeling de que el futbolista es feliz y firmará. Pero el suspense, ante el silencio, ya es casi thriller.
“Yo creo que se quedarán los dos”, dijo Ancelotti tras la última jornada, refiriéndose a Nacho y él. El 50% de acierto ya no se lo quita nadie; pero la hipotética pregunta sería si en estos momentos pondría la mano en el fuego por el otro 50%. Tal vez entonces, cuando tenía seis centrocampistas en nómina (Camavinga, Tchouameni, Kroos, Modric, Valverde y él) y una rotación notablemente activa, sí. Pero este jueves ha llegado un nuevo inquilino a la sala de máquinas: Bellingham. Y con siete, el overbooking se declara solo. Porque el club cuenta con Modric para la próxima temporada y, salvo un giro de los acontecimientos que sorprendería a todos, su entorno incluido, seguirá.
Así que la acumulación de efectivos, a quien más hace dudar, es a Ceballos. Lógico: si este curso ha disputado 1.940′, exactamente 900 menos que Tchouameni (quinto en la escala); este, con Bellingham, el panorama se embarulla. Y con una Eurocopa en el horizonte. Ceballos se dirime entre firmar o no firmar, priorizando lo deportivo sobre lo económico. En las múltiples conversaciones que ha mantenido con el club a lo largo del curso, siempre ha transmitido que su decisión responderá a sus opciones en el campo. Directo, sincero. Así que desde el jueves, el “Hey Jude”, en su cabeza, suena peor. Bendito fichaje; bendito problema.
“¡Ceballos, quédate!”
“¡Ceballos, quédate! ¡Ceballos, quédate!”, cantó el Bernabéu en la fiesta de fin de curso y él, agradeció. Pero se marchó, dejando todo en el aire. Apenas 48 horas después, sobre el césped del Villamarín -en el homenaje a Joaquín-, se dio un baño de masas. “¡Ceballos! ¡Ceballos!”, le cantaron. Mano al cielo y acto seguido, al corazón. “Esta siempre ha sido mi afición, gracias”, respondió. El Betis, en caso de no renovar, se deshace por su fichaje. Es un espectador más del thriller que rodea la figura del utrerano. Un suspense al que le queda, como máximo, 15 días. Mientras, Ceballos está en estos momentos en Madrid. Seguir o no seguir; la margarita se queda sin hojas. Y el silencio es atronador.