El sacrificio de Bellingham
El inglés afrontó la víspera del Sevilla con dudas, por una sobrecarga muscular que, finalmente, no le impidió jugar... y marcar. Estuvo sobre la mesa su suplencia.

Bellingham decidió ante el Sevilla con su testarazo, pero a punto estuvo de no hacerlo. Porque no había alarma, pero sí cautela. Jude, según ha podido saber AS, afrontó las horas previas al duelo con una sobrecarga muscular. Algo leve, que le permitió ejercitarse con cierta normalidad. Pero lo suficientemente preocupante como para plantearse el despedir 2025 desde el banquillo. Estuvo sobre la mesa, porque estaba cargado. De sus sensaciones dependía que se vistiera de corto. Y, por suerte para Xabi, se sintió bien. Lo suficiente como para jugar. Para exprimirse. Para disputar los 90’. Un sacrificio convertido en alivio.
Por su gol. El que abrió la lata. El único, hasta que Rodrygo cocinó un penalti y entregó en bandeja de récord el definitivo a Mbappé. Y fue él, el brasileño, quien orquestó también el de Jude. Con un centro medido, con la rosca justa. La inteligencia en la lectura de espacios, timing aéreo y capacidad de remate del de Stourbridge hicieron el resto. Su quinto en una temporada con mucho vaivén. En lo colectivo, también en lo individual. De ahí la rabia del festejo. Ya ha marcado 43 de blanco y asistido en 32 (4 este curso), para participar en 75. Todo en 120 partidos. Cada 130’ aparece en la radiografía del gol. Pero este fue especial. Por el esfuerzo, por el contexto.

Lo aderezó con otros brotes verdes. Necesarios tras un cameo insuficiente en Talavera. Continuistas tras su actuación contra el Alavés. En Mendizorroza fue el líder en remates entre palos, remates, recuperaciones, pases y lanzó a Mbappé en el primero. Y ante el Sevilla complementó su tanto con con tangibles. Fue el pasador más afilado en el último tercio (13 completados), creó tres ocasiones (segundo, tras las seis de Rodrygo) y fue tercero en regates exitosos (dos). Amén de un detalle que denota voluntad. Fue el más participativo de los de arriba (66 intervenciones), solo por detrás de Huijsen, Tchouameni y Rüdiger. La tan cacareada “actitud”.
Jude y Arda
Sigue lejos de su versión dorada, la que llevó a ser Balón de bronce. Y posicionalmente necesita hablar un idioma complementario a Güler y no el mismo. Por el bien propio y el común. Ese está siendo el quid. Xabi está convencido que pueden mezclar. Remar en la misma dirección y no en una antónima. Por eso insiste en una especie de 4-1-4-1. Aunque, de momento, cuando coinciden, Arda aparece más en la base y es Jude el encargado de mediapuntear. Ahí, como vértice, al menos está luciendo su llegada. Eso es perenne. Y desde ahí trabaja en todo lo demás. Pero Bellingham comienza a salir de su escondite. Con sacrificio.
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