El runrún que deja el derbi
Preocupación en el club con los excesivos -y evidentes- puntos débiles. Desconexiones mentales, un esquema que no carbura o jugadores lejos de su mejor nivel, entre ellos.
Silencio en Valdebebas. Maquillado por el chasqueo de los aspersores y el paso de los buggies. Calma tensa en el que es, probablemente, el único rincón sobre la tierra donde no se escucha la palabra ‘derbi’. Nadie quiere hablar de él y, sin embargo, no hace falta. Lo que pasó en el Metropolitano habló por sí solo. Y ha despertado un runrún que resuena en los pasillos y hace eco hasta las gradas. Este Madrid es un coloso vulnerable. Un equipo con jugadores de talla absolutamente mundial y, a la vez, evidentes puntos débiles. Flaquezas que no terminan de corregirse y que en el club ya generan nerviosismo. Dudas. Nadie quiere encender la alerta roja. Pero la amarilla ha saltado automáticamente. Radiografía de un gigante con pies de barro.
Falta de concentración
Cinco de los seis goles encajados han sido en los primeros 20 minutos. El Almería metió en el 3′, el Getafe en el 11′, la Real Sociedad en el 6′ y el Atleti, uno en el 4′ y otro en el 18′. Cinco casos son demasiados para ser aislados. “Es algo que hemos hablado y seguiremos hablando. Muchas veces se nos adelantan pronto y, sólo en algunas, podemos remontar”, reconoció Ancelotti. Una cuestión mental, difícil de trabajar para un entrenador. ¿Qué puede hacer? ¿Tenerlos motivados? Si se supone que ya lo están. A la espera de que alguien pulse el botón rojo, es un asunto que está pasando seria factura. El Madrid entra al campo desconcentrado.
Jugadores lejos de su mejor nivel: Rodrygo, Valverde...
En definitiva, apunta a la disciplina de cada jugador, misma solución para el segundo problema: hay nombres propios que, simplemente, están muy lejos de su mejor fútbol. Como Valverde, que tras firmar 12 goles el curso pasado... ha menguado, llegando a encadenar 25 partidos sin ver puerta. Aunque la perfecta representación de la tesis fue Alaba en el derbi: superado en dos goles, irreconocible. Camavinga, Rodrygo... hay jugadores que pueden dar mucho más. Lo han demostrado. Y por eso se les exige.
El esquema no carbura
Mirando a lo colectivo, viene uno de los mayores debates: el rombo no convence. Deja demasiado huérfanas las bandas, por donde el Atleti entró, puso tres centros y firmó tres goles. Fácil, demasiado. Ancelotti, en un movimiento de líder (que no es lo mismo que jefe), entonó el mea culpa al ser preguntado, asumiendo la total responsabilidad del roto. Un gesto valiente que, si no va acompañado de mejorías, es estéril. Ese 4-3-2-1 con forma de castillo acabó siendo uno de naipes. Derribado con un suspiro. Y el 4-3-1-2 tampoco ha calado: Rodrygo no brilla sin metros para encarar y la Bellinghamdependencia empieza a ser latente. Cuando al inglés lo ponen dos marcas encima, no puede liderar y sin él, mayday. Si todo se reduce a marginar al inglés, la Kryptonita está demasiado a la vista. Ancelotti aún sostiene que el esquema “no va a cambiar”, pero sabe las dudas que lo rodean.
Problemas de gol
Dividido en dos. Por un lado, la ausencia de un nueve, pieza clave para hacer funcionar el esquema (Ancelotti pidió a Kane en verano por algo y Joselu, visto lo visto, no le es suficiente) y por otro, la evidente falta de puntería. El Madrid está teniendo que hacer 11 disparos para marcar cada gol, una media altísima (el curso pasado rugía cada seis). Ante el Union Berlin, por ejemplo, llegó a hacer 32 y no vio puerta hasta el descuento. Es un equipo que avasalla, pero necesita un mundo para marcar. Mal negocio la “fragilidad defensiva”, en compañía de este problema de pegada.
Estas últimas 24 horas han sido extrañas en el club. De silencio sepulcral. De malestar general. Con incertidumbre en torno a un proyecto que en su primer gran examen, se vino abajo. Es un equipo con muchos cracks y muchos puntos débiles. Que comete demasiados errores. Que preocupa.