El Real Valladolid, ¿peor imposible?
El Real Valladolid es último en la mayoría de las estadísticas, como demuestra el hecho de que es colista y ya tiene la salvación a ocho puntos.
La derrota del Real Valladolid ayer en La Cerámica redunda en los lamentables números con los que cuenta el equipo en esta liga para olvidar. Cualquier estadística coloca a los blanquivioletas al fondo de cualquier aspecto relacionado con el fútbol, no sólo clasificatoriamente, lo cual es obvio después de sumar sólo 15 puntos en 22 jornadas, amén de la terrible imagen que dan los futbolistas durante fases de los encuentros en los que son muy inferiores a los rivales.
El conjunto ahora heredado por Cocca, y perpetrado por Catoira, Fenaert, Ronaldo Nazário y compañía, no sólo es el colista, sino que sin haber acabado la jornada es el equipo menos goleador, con 14 tantos (0,63 por partido), y el que más tantos ha recibido, 47 (2,1 por encuentro), 11 goles más que el Valencia que es el segundo que más recibe, cifras pobrísimas que reflejan el lamentable rendimiento del equipo.
No sólo eso, el Real Valladolid es el peor local, junto al Valencia, suma 12 puntos de 33 posibles, mientras que es el segundo peor equipo a domicilio, donde ha sumado sólo tres puntos de 33 que ha disputado, siendo también el conjunto que más goles ha recibido fuera de su estadio: 32, con más de 10 de diferencia respecto al siguiente.
Ahondando más en estos datos, el Real Valladolid es el equipo que más disparos recibe, 349 en 22 partidos, con una media de casi 16 disparos recibidos por encuentro, siendo, por supuesto, el que más de toda Primera División, también. Si malos son los números defensivos, no son mejores los ofensivos ya que los blanquivioletas han disparado 137 veces, la segunda peor cifra de la competición, con solo 6,2 intentos en cada partido, sólo por encima del Leganés.
Con todas esas cifras, el Real Valladolid va camino de Segunda División sin que desde la planta noble del José Zorrilla parezca haber una reacción potente con unos fichajes cuestionables y una plantilla cada vez más débil, mientras el técnico, por mucho que repita que sabía dónde se metía, no tiene todas consigo para seguir en un club huérfano, donde el presidente hace tiempo que hace dejación de funciones y nadie parece poder ofrecer soluciones a la actual situación. Y lo peor es que en este Real Valladolid el equipo nunca parece tocar fondo... ¿Peor imposible?
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