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ESPANYOL 1 - VALLADOLID 0

El RCDE Stadium y su “Van Basten”

El Espanyol consigue su primera victoria en el RCDE Stadium gracias a la sociedad Oliván-Joselu. El delantero logra su séptimo tanto y la plantilla se libera.

Joselu en la celebración después del partido.
RODOLFO MOLINADiarioAS

Instante decisivo. No es una cuestión de cantidad, sino de calidad. No hay que centrar mucho, sino bien, en el momento justo, como hace Brian Oliván, que se prodiga incansable por la izquierda siempre que puede y siempre con tino, como un cirujano. Lo que pasó en Cádiz se repitió en el RCDE Stadium y le sirvió para darle una victoria que son tres a un Espanyol abocado al empate ante un ordenado Valladolid. Donde no llegó el juego colectivo, lo hizo esta pequeña sociedad que se busca en los entrenamientos y que le ha dado la victoria al Espanyol. Centra Oliván, remata Joselu. Gol. Tres puntos balsámicos.

La solución a un problema. Sudaron los de Diego Martínez, que ya escuchaban el runrún en la grada a menos de 20 minutos para el final del partido. El Valladolid del exjugador perico Pacheta, ovacionado en las presentaciones, cariñoso con su pasado en Sarrià en la sala de prensa, controló bien a Joselu y le cerró las puertas del área a los blanquiazules, de rosa por primera vez en casa en solidaridad con el Día Mundial en la Lucha contra el Cáncer de Mama. El Espanyol había dominado por momentos pero no finalizaba, se estaba descosiendo por las pérdidas de Vinicius y el cansancio de algunos de sus jugadores y el balón llegaba con más frecuencia al área de Lecomte. El técnico gallego movió el banquillo para dar oxígeno justo a tiempo para amarrar tres puntos vitales. Antes, había tomado otras decisiones previas, también determinantes.

El laboratorio de Diego. Después de los excelentes 25 minutos del Espanyol en la segunda parte ante el Cádiz, cuando se puso 1-2 y pudo sentenciar el partido, Diego Martínez decidió repetir el 4-4-2 con Joselu y Puado en punta. Ante la falta de recursos y la necesidad de variar sus ideas iniciales, el técnico es ahora mismo un químico en el laboratorio probando fórmulas. La probeta dio resultado aunque el equipo sigue con sus problemas, pero lo que se esperaba era la victoria. El Espanyol dejó la portería a cero aunque no encontró fluidez en ataque, demasiado dependiente de la cabeza de Joselu, las piernas de Oliván y el cerebro de Darder. Los pocos elementos que casan entre sí. De ellos nacieron las mejores ocasiones de un partido cual película de domingo tarde hasta el 1-0. Pero sí se vio a un Espanyol más racional, equilibrado. Un punto de partida que con la victoria sabe mejor.

Joselu celebra su gol ante el Valladolid.
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Joselu celebra su gol ante el Valladolid. RODOLFO MOLINADiarioAS

La puerta salvada. También espera que lo sea Lecomte, finalmente el portero escogido por Martínez para defender la meta durante todo el curso.. de momento. Seguro con los pies, sacó una buena mano abajo y no tuvo mayores problemas. 90 minutos para ganar confianza, como la del equipo, que acabó el encuentro sacando saques de banda en el córner y perdiendo tiempo. Todo era una heroicidad para la parroquia perica, ansiosa de corear por fin una victoria que se estaba resistiendo más de la cuenta. Se celebró en la grada y en el césped como una clasificación europea. Los jugadores se lanzaron al suelo, los técnicos se abrazaron y acabaron todos en la zona de la Grada Canito. Una fiesta que duró unos minutos y que debe servir de trampolín.

La pregunta. Es la realidad del Espanyol, que juega cada partido al límite de sus posibilidades y que celebra con ese ímpetu el 1-0 ante el Valladolid. Fue una liberación. De Lecomte, de Diego Martínez y del mal fario en el RCDE Stadium. Ahora toca crecer y construir, pero el camino no será “de vino y rosas”. ¿Hasta dónde podrá llegar este Espanyol?