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ATLÉTICO - ATHLETIC

El peor Griezmann y su mejor rival

El jugador francés acusa un bache en los últimos partidos y solo ha marcado un gol en 2023... Pero el domingo llega el Athletic, equipo al que le ha marcado 13 en 29 partidos.

El peor Griezmann y su mejor rival
Lalo R. VillarDiarioAS

El Athletic está ligado a los cimientos del fútbol de Antoine Griezmann (31 años) como la propia Real Sociedad. Su puerta de entrada a Zubieta fue, de hecho, la rojiblanca, un partidillo contra el Athletic. Ganó la Real por un gol. Lo marcó Antoine para inaugurar una constante en su vida: ningún equipo le inspira más que cuando tiene enfrente a los leones. Es el equipo al que más goles le ha marcado en su carrera, 13 en 29 partidos. Aquel frente al que se ganó el sitio en el Atleti, con un hat-trick en San Mamés en la temporada en la que llegó, para acabar la mili del Cholo. Es su mejor rival. La Zona Griezmann. Y le llega en su peor momento de la temporada.

Porque, más allá de que Griezmann es el futbolista faro del Atlético de Madrid y del Cholo, ese por el que pasa todo el fútbol, ese que hace mejores a los demás. Pero ni cuando a comienzo de la 22-23, por una cláusula en su cesión del Barcelona, podía jugar solo partidos a medias, partidos de treinta minutos. Entonces un poco de Griezmann ya era mucho, pero tras el Mundial, donde Francia llegó a la final y él fue uno de los futbolistas más destacados en ese camino, vive un bache.

Un gol en 2023

En 2023 solamente ha marcado un gol, un gol en 29 partidos, un gol tras 33 remates intentados. Un gol que resulta demasiado poco para un jugador de la trascendencia de Antoine en el Atlético y en la pizarra del Cholo, ligado todo a su sonrisa y a su bota. Anda su equipo a trompicones, sin Europa y sin Copa del Rey ya tampoco, instalado en el cuarto lugar de la tabla en LaLiga, pero sin acabar de dar el golpe en la mesa. Morata, con nueve tantos, es el máximo goleador, Grizi, con ocho, le sigue, aunque en su caso con nueve asistencias, por ese paso atrás y una influencia en el juego que ha llenado de brillantina sus botas, aunque se añore su capa, aquel Griezmann de la 2015-16, por ejemplo, que terminó con 32 goles, los 29 de la 2017-18.

Pero aquel que se fue al Barça en ese sentido, el goleador, nunca regresó. Marca pero convierte en simas profundas sus valles, hace de su falta de gol un tapón, como el que atrancó su cabeza y su mirilla la temporada pasada, cuando regresó de la recaída de una lesión y se topaba en el área siempre un muro, la madera, los guantes, el cielo en algunas ocasiones, su propia cabeza en otras. Aquello pasó, porque siempre pasa. Ahora Grizi vuelve a encontrarse en ese lugar. Un tapón creciendo. Pero el domingo llega el Athletic. En San Mamés, en la primera vuelta de LaLiga, ya hizo ley de su constante: marcarle.