El Oriol Romeu más desconocido

De la felicidad en el Girona, al sufrimiento en el Barça. Oriol Romeu no esperaba que su regreso a casa fuera tan traumático. Y menos después del inicio de temporada que hizo. Elogiado por Xavi y también por sus compañeros, pareció ser el recambio perfecto para Sergio Busquets después de su fichaje por el Inter de Miami. Costó poco dinero (3,2 millones), se había formado en la casa, y demostró ser el complemento perfecto para que Frenkie de Jong pudiera, por fin, brillar y jugar con absoluta libertad en el centro del campo.

“Era el que me hacía equilibrar las presiones. Muchas las hacía sabiendo que la piedra angular era Romeu y yo trabajaba sobre eso”, afirmó Míchel en una entrevista a AS el mes pasado. En sus primeros partidos en el Barça fue igual para Xavi, que encontró en el de Ulldecona el ancla perfecta para dar equilibrio al equipo, cubriéndole las espaldas a De Jong y haciendo las coberturas a los laterales cuando fuera necesario.

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Romeu jamás destacó por tener una visión privilegiada ni por dar asistencias de gol. Lo suyo era estar bien colocado, ser fiable en el pase y cometer muy pocos errores y pérdidas de balón. Necesitaba el FC Barcelona un futbolista así para que Pedri y Gündogan pudieran crear en la zona alta del cuadrado y De Jong se atreviera a romper líneas con sus zancadas y cambios de ritmo. Todos ellos jugaban tranquilos sabiendo que tenían a Romeu a sus espaldas.

Su caída a los infiernos puede parecer que haya sido meteórica pero la realidad es que su problema se ha ido agrandando de forma progresiva. Para empezar, la mayoría de goles que ha marcado el Barça esta temporada se han producido cuando Xavi lo ha sacado del campo. El equipo se ha encontrado más cómodo sin él. Sin De Jong, le tocó asumir más responsabilidades en la construcción del juego y fracasó en el objetivo. Y eso le ha ido mermando.

El técnico tuvo que improvisar bajando a Gündogan y Gavi para hacer estas labores lo que desencadenó en una paulatina pérdida de confianza de Oriol Romeu en sus capacidades que ahora mismo han llegado a su cenit. En Amberes tocó fondo. Xavi le dio de nuevo la titularidad después de tres partidos de ausencia pero firmó un partido nefasto. Ya llegó al duelo con la confianza maltrecha por los últimos partidos (en Oporto también firmó un muy mal partido) y habrá trabajo para recomponerla después de lo que pasó en Bélgica.

Todo el equipo estuvo muy por debajo de su nivel y nadie se escapa del ridículo, pero Oriol Romeu sale en la foto de los dos goles. Porque éstos llegaron después de dos pérdidas suyas incomprensibles en zona del campo donde se produjeron. Si que es cierto que en la primera, el pase de Iñaki Peña no fue el mejor pues estaba de espaldas, mal perfilado y presionado. Pero falló y Vermereen acabó marcando. Era el minuto 1. Y poco después de empezar el segundo tiempo, se dejó robar el balón por Yusuf en una zona comprometida que acabó en el gol de Janssen.

Se puso las manos en la cabeza y su cara era todo un poema. Xavi lo sacó del campo justo después. “Hay que darle confianza, animarlo. Hoy no ha tenido su día, como todo el equipo, pero es un jugador de mucho nivel”, afirmó el técnico después del partido. Sergi Roberto, el capitán, también quiso darle ánimos. “No es un problema de Oriol solo. Hemos de estar unidos, somos una familia”, insistió.

Y uno de los miembros está sufriendo. Oriol Romeu necesita un buen partido para ir recuperando la confianza pero no es nada fácil. El equipo está jugando tensionado y la lupa está muy encima de algunos jugadores. El de Ulldecona es uno de ellos, quizá porque fue el hombre que vino para reemplazar a Busquets, una presión añadida. Romeu, fiable como nadie en el Girona, está desconocido en el Barça. Tiene que salir del bache.