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SEVILLA

El ocaso de Isco

El jugador malagueño ha pasado de ser una de las grandes esperanzas del fútbol a ser un descarte recurrente. Ya es oficial su salida del Sevilla y es un jugador sin equipo.

09/11/22 PARTIDO PRIMERA DIVISION
SEVILLA - REAL SOCIEDAD
ISCO
Toni RodriguezDiarioAS

Ya ha llovido desde aquel verano de 2013, cuando aterrizó Francisco Alarcón ‘Isco’ en el Real Madrid. Una incorporación ilusionante para un madridismo que esperaba de él la gran versión que ofreció en Málaga. Por aquel entonces, el nombre de Isco representaba futuro, calidad, desparpajo y talento. El aterrizar con 21 años en el Santiago Bernabéu con el Golden Boy bajo el brazo podía suponer presión, pero Isco no tardó en ganarse el cariño de la afición y los galones dentro del césped a base de fútbol.

Su primer año coincide con el primero de Ancelotti, el entrenador con el que se vio una de sus grandes versiones. Una temporada en la que el malagueño crece en el once, siendo titular en partidos clave. Sin embargo, su culmen como jugador llega con Zidane al frente, siendo la batuta de un equipo plagado de cerebros como Kroos o Luka Modric. El andaluz se sentía el director de operaciones de un Real Madrid glorioso, que conquistaba Europa con puño de hierro y con un Isco que no solo había explotado sino que estaba viviendo sus mejores años de fútbol. Evidenciado en una 17-18 mágica, donde, además de colgarse su cuarta Champions, anotó 9 goles y repartió 10 asistencias. Unas cifras que lo lanzaron hasta la Selección.

En La Roja dio muestras de su gran estado de forma, reflejado de manera divina en aquel partido ante Italia en el que Isco levantó a todo un Santiago Bernabéu al mismo tiempo que se confirmó como una de las estrellas de esa Selección de Lopetegui, uno de los hombres que más confianza le dio. Con la llegada del Mundial de Rusia, en pleno revuelo del banquillo español, Isco ofreció sobre el campo los mejores de los argumentos de un equipo que cayó en octavos ante la anfitriona.

Esa temporada, marcada en rojo por la salida de Cristiano, presagiaba un paso adelante de un Isco que acabó rindiendo por debajo de sus posibilidades. Causa directa del relevo de Lopetegui en el banquillo por Solari, quien empezó a notar el bajón de un Isco que cada vez tenía más problemas físicos. En la Selección, la llegada de Luis Enrique al banquillo comienza a apagar también la luz de Isco que estaba en plena guerra con su entrenador, Solari. Un Solari que acabaría dando paso a los jóvenes y en su defecto, a la segunda etapa de Zidane en el banquillo.

El regreso del hombre de las ‘tres Champions’ parecía que iba arrojar algo de luz nueva sobre el de Málaga. Nada más lejos de la realidad. Isco no logró brillar. Sus números bajaron (seis goles y una asistencia en 37 partidos) y su rendimiento cada vez era peor. A todo ello se le sumaban factores físicos a la sombra de su peso que no mejoraban. El posterior regreso de Ancelotti al banquillo parecía darle un cariz distinto al ‘caso Isco’. El regreso del italiano no mejoró la calidad de vida de Isco en el Madrid, ni mucho menos la recuperó. Isco se convirtió durante varios veranos en ese jugador que parecía que iba a salir cada año. Además, su imagen en el campo perdió todo el valor.

Sevilla, Lopetegui y resucitar

Tras años en la rampa de salida, Isco rescindirá contrato con el Real Madrid y se convirtirá en agente libre. Tras una larga pelea por encontrar club, fue el Sevilla de Lopetegui el que se lanzó a por él. Parecía el contexto perfecto: Lopetegui, su fiel entrenador, Sevilla y la opción de volver a brillar. Sin embargo, Isco vivió una simbiosis junto al club hispalense. Los malos resultados y la crítica situación del club provocaron el cese de Lopetegui y la llegada de Sampaoli. La salida del entrenador que pidió su fichaje hizo caer la figura de un Isco que parecía empezar a resurgir. Sin embargo, un golazo frente al Copenhague en Champions y dos asistencias no han servido para contentar a la directiva y a Sampaoli. Además, los desmanes con Monchi han llevado al jugador a abandonar el club de manera temprana, certificando así el apagón de un jugador que iba a marcar una época.