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El Madrid puede perder a Paulo Iago, la joya de Valdebebas

El mediapunta, una de las mayores promesas de Valdebebas, está decidido a irse después de una campaña en la que perdió protagonismo en el Juvenil de Arbeloa.

Paulo Iago, canterano del Real Madrid, celebra un gol la pasada pretemporada.
Instagram Paulo Iago

Desde que llegó a la cantera blanca como prebenjamín, procedente de Rivas (localidad del sureste de Madrid a 21 kilómetros de la capital), Paulo Iago Álvarez, 17 años recién cumplidos, ha llevado colgada de la camiseta la etiqueta de diamante de gran valor con proyección de primer equipo. Su zurda ha ido cautivando a todos los entrenadores que le han dirigido según subía peldaños en la abrupta escalera blanca.

Los rectores deportivos de La Fábrica vieron muy claro, desde su llegada, que Paulo tenía algo diferente, un pellizco de distinción. Su talento innato, su regate, su definición, su visión de juego y su facilidad para dar el último pase le colocaron como gran apuesta de futuro en Valdebebas. Las comparaciones con Lamine Yamal, tres meses más joven, eran habituales y ambos coincidieron en categorías inferiores de la selección hasta que el culé protagonizó el gran salto.

Durante la última década, Paulo Iago, madrileño de raíces gallegas, ha marcado más de 200 goles como canterano. Hasta este verano su evolución iba según lo previsto. Integrante del Juvenil A de Álvaro Arbeloa, dos años por encima de su categoría por edad, realizó una pretemporada brillante. Sin embargo, tras una lesión de tobillo y su regreso del Mundial sub 17, al que no llegó al 100% físicamente, todo cambió.

El Madrid puede perder a Paulo Iago, la joya de Valdebebas

De la noche a la mañana, pasó de indiscutible a prescindible. Sin recibir explicaciones, Paulo empezó a probar con asiduidad el sabor del banquillo. La confianza que el entrenador había mostrado en él durante los últimos años desapareció de repente y él se sintió tan sorprendido como decepcionado. Pasó de “ojito derecho” a recambio casi residual sin saber la razón. Según transcurrían las semanas y comprobaba que su situación no mejoraba, el mediapunta, asesorado por Jorge Mendes, habló con su familia y su agente para replantearse el futuro y abrir la puerta a otras alternativas.

Paulo, madridista casi desde la cuna, renovó el pasado verano hasta 2025. Optó por ampliar el contrato un solo año más y rechazó propuestas muy interesantes que llegaron a Gestifute, la agencia de Mendes. Desde entonces, el guion de la película ha dado un giro tan importante como inesperado. Ha sido una temporada desilusionante en la que la joven promesa no ha entendido su cambio de rol y le ha costado asimilar la pérdida de protagonismo. Tampoco comprendió que Arbeloa, un entrenador que lo conoce bien y le había tratado siempre con cariño, no hablase con él para explicarle el motivo de su caída en desgracia. Además, en las ocasiones que le sacaba al campo comenzó a situarlo pegado a la banda derecha, como extremo, una demarcación inusual para él y en la que no se ha sentido cómodo.

Los rumores sobre una posible marcha del joven talento han encendido las alarmas en Valdebebas y en los últimos partidos del equipo de División de Honor, con el título de liga ya decidido en favor del Atlético, su entrenador le ha devuelto la titularidad, el número 10 y su posición habitual en el campo. Sin embargo, este “arrepentimiento” puede llegar tarde.

A Paulo, que acaba de perder a su abuelo materno, le ha dolido profundamente el cambio de opinión y de actitud del entrenador que más apostaba por él, su disgusto ha ido in crescendo y ese malestar ha alimentado el deseo de muchos clubs importantes de Europa (Alemania, Inglaterra e Italia) de poder pescar un pez gordo en Valdebebas. Las opciones son variadas (difícilmente jugaría en otro equipo de España) y los proyectos que le han presentado resultan muy seductores en algunos casos.

Su convicción de que llegar al primer equipo es una misión casi imposible teniendo en cuenta los precedentes y fichajes como el de Arda Güler, de edad y posición similares, hacen que Paulo y su entorno tengan cada vez más claro que su futuro está lejos del Madrid y busquen la puerta de salida. La pérdida de afecto y apoyo que siente hacia él tampoco ayuda a variar esa percepción. Le queda un año de contrato, pero Mendes tratará el asunto directamente con José Ángel Sánchez, a pesar de tratarse de un canterano, para encontrar una solución. El Madrid puede estar cerca de perder a la joya que con tanto mimo ha cuidado y pulido durante los últimos años.

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