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ATLÉTICO DE MADRID

El golpe de suerte de Griezmann: “Martín Lasarte tenía claro que una ficha era para él”

El grancanario Alfredo del Castillo fue uno de sus primeros entrenadores, en la Real, a su llegada a España. “El Atlético, como anillo al dedo”, dice.

Las Palmas
El golpe de suerte de Griezmann: “Martín Lasarte tenía claro que una ficha era para él”
Carlos Diaz-Recio

A mediados de la primera década del presente siglo, con apenas 13 años de edad, se plantó en San Sebastián, con tantos sueños por cumplir, “un chico que era poquita cosa, un niño rubito con mucho pelo, por los hombros. Era muy tímido. Se desprende de sus padres y viene a la Real Sociedad”, recuerda con precisión de cirujano el entrenador grancanario Alfredo del Castillo, ya jubilado, por aquel entonces entrenador y miembro de la Dirección Deportiva de la Real. Habla, claro, de Antoine Griezmann, el principal peligro que le espera este sábado a Las Palmas en el Metropolitano.

En el céntrico Parque de San Telmo, en pleno corazón de Las Palmas de Gran Canaria, fluyen la vida de la capital insular y los recuerdos de este hombre que vivió fútbol “toda la vida”, y cuyo trabajo en Telefónica le mandó al País Vasco en 1973. Ahora vive a caballo entre San Sebastián y Gran Canaria. “Mi hija es enfermera y vive aquí, y eso tira mucho”, dice este hombre orgulloso. De su familia y de aquel niño de pelazo rubio “que necesitaba mucho cariño”.

Del Castillo llegó a la Real Sociedad a comienzos del presente siglo tras una fecunda trayectoria, salpicada de ascensos, en equipos como el Azpeitia o el Beasain, donde coincidió con Periko Alonso. De él también hablan maravillas en otro histórico del fútbol vasco como el Real Unión de Irún, que le catapultó definitivamente a la Real. “Llegué en el año 2001, cuando estaba Toshack”, recuerda. Entre las categorías cadete y juvenil, más el salto a distintas funciones en la Dirección Deportiva, se mantiene hasta el año 2009. Un buen rato antes se quedó prendado del que hoy es uno de los futbolistas más determinantes del mundo.

“Su historia con nosotros (la Real Sociedad) es muy bonita”, rememora con cierto aroma a emoción. La llegada a San Sebastián se produjo, además, tras un descarte en Lyon. “Antoine (así se refiere a él durante nuestro productivo encuentro) es un niño de Maçon, en Francia. Su padre es de origen alemán y los abuelos, portugueses. Su abuelo era un gran futbolista. El chico prueba en el Olympique de Lyon pero lo descartan. Lo ven muy pequeñito. Es que era muy poquita cosa”, recuerda con alegría.

Griezmann en su época de jugador cadete de la Real Sociedad (fila inferior, el cuarto empezando por la izquierda). Del Castillo es el primero, de la segunda fila, empezando por el mismo sentido.
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Griezmann en su época de jugador cadete de la Real Sociedad (fila inferior, el cuarto empezando por la izquierda). Del Castillo es el primero, de la segunda fila, empezando por el mismo sentido.

Por entonces ya fluían los informes de un menudo atacante francés que “tenía una técnica espectacular”. Sin embargo, como diamante en bruto que era, a Griezmann había que pulirle otras facetas de su fútbol. “Estaba acomodado. Con balón era una maravilla pero sin él le gustaba poco sacrificarse”, cuenta del Castillo con su característica y pícara sonrisa. Durante su etapa cadete y juvenil “fue creciendo poco a poco. Lo veías en la puerta de Zubieta esperando a que abrieran para poder ir a entrenar”. Todo ello hasta que un golpe de suerte personal cambió su vida para siempre.

Verano 2009

Ocurre que, en el verano de 2009, la Dirección Deportiva de la Real Sociedad, encabezada por el mítico ex futbolista Loren Juarros, hoy en los despachos del Málaga, firma al entrenador uruguayo Martín Lasarte con el único objetivo de ascender a Primera División tras dos años purgando pecados en Segunda. Así, claro, era más fácil para cualquier canterano asentarse en el equipo. El efecto dominó continuaba. “En principio tenían que subir Erdosa o Arrieta, dos laterales zurdos que estaban lesionados. Lasarte le dice a Loren que necesita a un zurdo ofensivo para el trabajo de aquella semana, y entonces llaman a Antoine”, revela del Castillo. Fue entonces cuando aquel rubio que era “muy poquita cosa” empezó a hacer ruido de verdad. “Acabó haciendo toda la pretemporada siendo, además, el máximo goleador”, evoca nuestro protagonista.

El inicio liguero se acercaba y había que tomar una decisión. Lasarte no tenía ninguna duda: “Cuando se iban a decidir las fichas, habla Martín (Lasarte) con Loren. Y este le pregunta: “¿Estás seguro?” Martín tenía claro que una ficha era para el niño. “Estoy completamente seguro”. Luego hizo una temporada bestial siendo todavía juvenil”.

Para muestra, un botón. “Vino con la Real a Tenerife a jugar, en pretemporada, el Trofeo Teide. Yo estaba de vacaciones en Gran Canaria y me di un salto. Su equipo ganó 0-1 pero la sensación fue, indiscutiblemente, él”, relata del Castillo. Definitivamente, evolucionó y llegó para quedarse: “Era un niño que tenía desparpajo, presionaba, atacaba, asistía… Era otro. Tiene también la suerte de coincidir en Primera con Carlitos Vela. Los dos eran un escándalo”.

Griezmann era, además, un rara avis en Zubieta. “En cadete, por ejemplo, cuando hacíamos los informes, era un pizquito, muy chiquitito, pero técnicamente muy bueno. Jugaba con gente que era el doble que él, pero él tenía esa calidad que Zubieta no genera. Se le veía un futbolista diferente. Como David Silva, que estuvo hasta hace poco en la Real y es un futbolista que el País Vasco no genera. O Kirian, al que tenemos en Las Palmas”, analiza.

Así celebró Griezmann su primer gol oficial con la Real Sociedad. Fue contra el Salamanca, en Segunda División, el 11/10/2009. El partido acabó 2-0.
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Así celebró Griezmann su primer gol oficial con la Real Sociedad. Fue contra el Salamanca, en Segunda División, el 11/10/2009. El partido acabó 2-0. DIARIO AS

Esa primera temporada en Segunda previa al ascenso y otras cuatro en Primera División curtieron a un joven delantero francés que en verano de 2014 fue traspasado al Atlético de Madrid. Pero todo comenzó con Martín Lasarte y aquel golpe de suerte. Del Castillo lo tiene claro: “Creo que con Martín se sintió tan libre y futbolista, con tanto deseo de triunfar, que fue un chico con hambre. Ahí se comió el mundo. Lasarte le dio la oportunidad pero él se ganó el poder quedarse ahí. Eso no se lo puede quitar nadie”.

Liderazgo

Griezmann pasó a ser uno de los futbolistas más determinantes del Mundo en el Atlético antes y después de su paso por el Barcelona, donde nunca terminó de cuajar. Del Castillo tiene claro el por qué. “Antoine es hoy el líder del Atlético. Nació para jugar ahí. Cuando fue a Barcelona tenía otros líderes por delante como Messi y Luis Suárez. Había mucho gallo en el gallinero y él se sentía incómodo. Necesita ser el protagonista. Ahí perdió protagonismo y mucha de la calidad que tenía. Ahora en el Atlético la tiene toda”, remarca. Esa “calidad” encontró encaje en el Atlético y con Simeone a base de esfuerzo. “El Cholo dice que él hizo futbolista a Antoine, pero cada uno arrima el ascua a su sardina. Cuando lo vi en el Trofeo Teide siendo juvenil, aquel verano de 2009, lo que más me sorprendió no es la calidad técnica que tenía, sino lo sacrificado que era en la presión y en la recuperación del balón”, relata. Por eso ahora todo encaja para que sea el emblema del Metropolitano: “Ahora tiene unos años y lo ves mucho más talentoso, más listo. No hace esfuerzos tontos. Se dosifica mucho mejor. El Atlético le vino como anillo al dedo. Lo más importante de él es que es un líder, y en el Barça el liderazgo estaba cubierto”.

Griezmann engaña a propios y extraños. “Por su forma de jugar, es muy listo. Lo ves caminando por el campo pero está siempre cerca del balón. Busca posiciones intermedias y parte desde ahí. Tiene un golpeo sensacional: lo mismo va de cabeza que con el pie”, evidencia del Castillo. Su polivalencia es un filón tanto para el Atlético como para Francia: “Puede jugar en las tres posiciones de ataque, donde lo pongas. Es un futbolista fantástico”.

Las Palmas

El Atlético recibe este sábado a la Unión Deportiva Las Palmas, que ya le ganó 2-1 en la primera vuelta. El centro del campo del equipo grancanario puede tener trabajo más que extra con “el rubito”. “Si Perrone juega de pivote único le buscará los dos costados para sacarlo de sitio o él recibir en posiciones intermedias y de ahí atacar y filtrar pases o hacer paredes para entrar”, intuye del Castillo. Nadie se puede relajar ante un futbolista que, en esas posiciones intermedias, “se mueve como pez en el agua”: “Tanto Kirian como Javi Muñoz tendrán que tirar un poco más atrás para que no haya tanto espacio entre la línea de cuatro y el pasillo interior de ese costado. Ahí estará el juego de Antoine, donde se mueve como pez en al agua”.

Calidad, sacrificio y, para el final, la inteligencia. Un currículum como el suyo no es posible sin tener un cerebro futbolístico privilegiado. “Desde que llegó a la Real veías a un niño que pensaba antes que los demás, que elegía antes y era muy listo, que entendía muy bien el juego. Un futbolista que no lo entiende no llega al Barça ni al Atlético. Ni por supuesto sería internacional en un país como Francia siendo, además, campeón del Mundo”, sentencia.

Tantos años después y la intensidad de los vividos juntos llenan de ilusión el discurso y los ojos de Alfredo del Castillo. “Cuando ves fotos antiguas con él te corre un escalofrío por el cuerpo y vienen a la mente muchas cosas vividas con él. A lo mejor de esta historia yo tengo un cachito como formador. Sientes un orgullo tremendo de haber tenido trabajando contigo a un futbolista de esa índole”, concluye.

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