El Girona sí mira hacia delante

Una de las máximas del Girona, no solo de su entrenador, es mantener un estilo propio. Un estilo que les ha llevado a ser un equipo identificable y, quizás más importante, a cosechar unos resultados que les han catapultado hasta su primera participación en la Champions League. Un estilo que se basa en tener el balón, en salir jugando desde atrás y, más importante, en mirar siempre hacia delante. Una obsesión de su técnico, que ha manifestado en múltiples ocasiones, ya que es la mejor manera no solo de acercarse a la portería contraria, sino de alejarse de la propia y minimizar errores que esta temporada les han costado ya más de un gol. Pese a las palabras de su técnico, muy crítico cuando su equipo juega hacia atrás, los números dicen que están consiguiendo ser verticales.

Que el Girona sea uno de los equipos que más pases completa, que menos pases falla y que Blind sea uno de los jugadores que más interviene en toda la competición entra dentro de la normalidad. Apuestan por sacar el balón jugado y casi nunca abusan del desplazamiento en largo. Son, de hecho, el segundo equipo que menos pases en largo da después del Barça. Pero dónde está la clave del asunto, y seguramente la llave del éxito, es en los pases en campo contrario. Ahí es donde se deciden los ataques y, por lo tanto, los partidos. Y el Girona lo está haciendo francamente bien.

El equipo de Míchel es el tercer equipo que más pases ha dado en campo contrario (2758) solo superado por el Real Madrid y el Barça. Una estadística que dice algunas cosas, pero que hay que contextualizar para entender la manera de jugar del Girona y la efectividad de esta. Porque el 2.758 es un número bruto, que no contabiliza ni el éxito de estos pases ni tiene en cuenta el resto de acciones de juego. Pero es que en estas dos métricas el Girona es también el tercero de la categoría. Así pues, estos pases son exitosos (el 80,93 por ciento llegan a su destino) y son un volumen importantísimo de las acciones ofensivas del equipo: suponen más de la mitad de las combinaciones entre los jugadores del Girona.

Y sobre todos destaca un nombre: Daley Blind. El holandés es el jugador que más pases da del equipo, el que más da en campo propio y, esto es lo relevante, el que más da en campo contrario. Es decir, un central es capaz de combinar más veces no solo hacia delante, sino más allá del centro del campo. Y eso es un síntoma claro de la verticalidad que quiere Míchel.

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