El Girona entra en barrena a domicilio
El conjunto rojiblanco ha perdido los cinco últimos partidos lejos de Montilivi. Se iguala la peor racha en Primera, de la campaña 2018-19 que acabó en descenso.
En Girona tratan de transmitir serenidad y confianza. La derrota ante el Atlético de Madrid (3-1) no varía, ni mucho menos, la hoja de ruta del equipo de Míchel hacia la próxima edición de la Champions League. Es tercero y, pese a que la ventaja de puntos se va reduciendo (si hoy, domingo, vence el Athletic al Villarreal podría ser de solo seis) respecto al quinto clasificado, no se puede olvidar que el Girona depende de sí mismo. Desde la entidad gerundense lo tienen claro: “Siete finales para hacer realidad nuestro sueño”.
Eso sí, a partir de ahora cada tropiezo irá acompañado de dudas y nerviosismo. Porque actualmente, el Girona es un equipo con dos caras muy distintas: la de casa y la de fuera. En Montilivi se mantiene como un bloque fiable y ganador y a domicilio ha entrado en barrena. Tanto es así, que encadena cinco derrotas (Real Madrid, Athletic, Mallorca, Getafe y Atlético). Se trata de un dato preocupante porque en una lucha por estar entre los cuatro primeros clasificados tan ajustada, con los puntos que se obtengan solo en casa podría no ser suficiente. Volver a cosechar alegrías fuera es crucial y es que la actual racha de cinco derrotas seguidas lejos de Montilivi es la peor del Girona en Primera. Se ha igualado la de la temporada 2018-19, que fue la que acabó con el descenso a Segunda. El conjunto entrenado por Eusebio perdió nueve de los últimos diez partidos de Liga, entre las que están, claro, las cinco derrotas consecutivas fuera: Atlético, Celta, Valladolid, Getafe y Alavés.
Este curso, la lucha es otra muy diferente y es que está en juego la Champions. La presión es distinta, pero existe igual, dado que sería un golpe muy duro quedarse fuera de los cuatro primeros tras estar durante gran parte de la campaña en esas posiciones de privilegio. Mantener la calma en momentos complicados es crucial y también la autocrítica. Horas después de perder ante el Atlético ya se empezaron a analizar los errores y a buscarles remedio. Al equipo, fuera, le está costando mantener la seguridad defensiva porque en los últimos cinco partidos ha recibido 12 goles. Ahí hay que poner el foco. Lo positivo es que la próxima jornada, el Girona jugará en Montilivi, contra el Cádiz, al calor de su afición. Y ahí no acostumbra a fallar. Buen momento para reforzarse y seguir demostrando la ilusión por la Champions.
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