El fantasma del descenso ralentiza una planificación lenta de por sí
El Valencia cuenta a día de hoy con 21 futbolistas con contrato, incluidos Racic, Koba y los canteranos Mosquera y Fran Pérez.
El Valencia es un club acostumbrado en los últimos a trabajar a cámara lenta en el mercado (cinco de los refuerzos de este año llegaron en los últimos 10 días del mismo) y, a ese mal estructural, se le suma ahora el coyuntural del fantasma del descenso. La planificación está en punto muerto por la incertidumbre del futuro deportivo. Por no tener, el Valencia no tiene entrenador asegurado para el curso que viene, dado que Rubén Baraja firmó hasta el 30 de junio sin tan siquiera incluir una renovación automática en caso de permanencia, aunque la idea del club sea ofrecérsela si cumple las expectativas.
El Valencia deberá empezar a tomar decisiones en mayo, que es cuando vence las opciones de compra por Cenk (5 millones al Lyon) y Kluivert (15 a la Roma). Al turco se le ve como una inversión, siempre que el equipo siga en Primera, y por el neerlandés se quiere hablar aunque sin llegar a esa cantidad. Sobre los otros tres cedidos no tiene preferencia: Nico, Lino e Ilaix. En el caso de este último, la idea inicial del Valencia era negociar con el Leipzig su continuidad, aunque su rendimiento y salario ha frenado tal planteamiento.
El Valencia solo cuenta con 21 futbolistas con contrato más allá de junio. Entre esos 21 jugadores están incluidos dos cedidos con los que a priori no se cuenta (Racic y Koba) y dos de los canteranos que están en dinámica de primer equipo (Fran Pérez y Mosquera, que sí entran en los planes de futuro). El Valencia, durante la presente temporada, ha renovado los contratos de Hugo Guillamón, Gayà, Jaume y Diakhaby, mientras que los únicos dos futbolistas que acaban contrato en junio son Herrerín (que no seguirá) y Lato (que no ha aceptado la oferta de renovación que se le ha presentado).
De entre esos 21 futbolistas con contrato en vigor saldrán las ventas que realizará el Valencia el próximo verano. El club incluyó en su presupuesto -nunca pensado para un hipotético descenso- unos ingresos por venta de activos de 14,7 millones, si bien, las ventas de Guedes y Carlos Soler se produjeron a posteriori del cierre del anterior ejercicio, aunque este se cerró con pérdidas de 45,8 millones, por lo que esas ventas sirvieron para ‘tapar’ aguajeros.
Esa coyuntura, entre cedidos que se marchan, los que acaban contrato y los que podrían salir para hacer caja, conlleva que en la confección de la plantilla de la próxima temporada haya mucho trabajo por hacer. Pero, al margen de los tiempos de Peter Lim, se suma la incertidumbre del contexto deportivo. La secretaría técnico mantiene sus rutinas de recabar información sobre posiciones y situaciones contractuales de futbolistas, aunque hasta que no se aclare el panorama respecto en la permanencia, difícil profundizar.