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SEVILLA

El estigma de Diego Alonso y Sampaoli

El uruguayo llegó de la mano del director deportivo y el argentino regresó por el actual presidente, en cuyas manos recae la elección del nuevo técnico.

Víctor Orta y Del Nido Carrasco.
MIGUEL MORENATTIDiarioAS

Entre los multiples factores que tienen con las carnes abiertas a la afición del Sevilla de cara a la próxima temporada tras dos campañas mirando a los ojos al descenso, la elección del nuevo técnico se lleva la palma. Y el motivo es tan sencillo como que las últimas apuestas personales al respecto del presidente y director deportivo de la entidad han sido para echarse las manos a la cabeza. Y cuando los precedentes no son halagüeños...

Empezando por la última, si el uruguayo Diego Alonso ha tenido el honor de entrenar en LaLiga EA Sports y convertirse en el peor entrenador de la historia del Sevilla al respecto fue por una apuesta personal de Víctor Orta, director deportivo, tras la destitución de Mendilíbar, orgulloso finalista de la Conference League. Un asado en Uruguay hace una década ayudó a que Diego Alonso llegara a Nervión y sólo fuera capaz de ganarle a los equipos semiprofesionales a los que el Sevilla se enfrentó en la Copa del Rey.

La apuesta fue dantesca y la obcecación por mantenerlo en el cargo, lamentable. Quique tuvo que arreglar la papeleta antes de salir escopetado al ver el panorama que se avecina. Eso y que la directiva nunca las tuvo todas consigo a la hora de traerlo, menos aún en darle la confianza para una reconstrucción que Quique no tiene la menor gana de asumir tras lo vivido en estos meses en lo que ha hecho lo que se le pedía: salvar al equipo. Y con creces.

Tampoco puede haber demasiada confianza en el presidente Del Nido Carrasco si el segundo advenimiento de Jorge Luis Sampaoli a Nervión fue maniobra suya tras la destitución de Lopetegui la pasada temporada. Un Lopetegui que no debió iniciar la temporada pero que nadie en la directiva se atrevió a destituir para no enfrentarse a su más firme defensor: Monchi. Al final, se destituyó a Lopetegui y se pasó por encima de Monchi para elegir a su sucesor. Y para sorpresa de nadie, la elección de Sampaoli fue un fracaso monumental que derivó en la llegada de Mendilibar para evitar el descenso y, de paso, ganar otra Europa League.

Ahora, en la temporada de la reconstrucción pero con menos dinero que el que se está bañando, es obligatorio acertar en la elección del entrenador. El problema es que los que eligen tienen una trayectoria de fracasos evidente. Y los nombres que suenan son para que el sevillista que paga su abono a precio de Champions rece lo que sepa. En latín, a ser posible.

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