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REAL MADRID

El esquema es Vinicius

El brasileño sigue evolucionando y el caudal ofensivo del Real Madrid depende, en gran parte, de su inspiración. Lo positivo, parece no tener techo.

Orlando (Florida)
Vinicius, en el Juventus-Real Madrid.
Realmadrid.com

Nuevo Real Madrid, mismo Vinicius. En un equipo en tránsito, en el prueba-error constante, en adaptación a nuevo rombo que ha monopolizado los entrenamientos de la pretemporada y gran parte de las charlas con Ancelotti antes y después de los encuentros, la constante ha sido la misma del pasado. Vinicius ha cambiado el dorsal (del 20 al 7), su posición en el campo (de extremo puro a atacante más centrado en el 4-4-2), pero ni siquiera Jude Bellingham ha opacado su rendimiento alcista. El caudal ofensivo ha vuelto a depender, en gran parte, de la inspiración perenne del de São Gonçalo. Y es que, el sistema, dibujos aparte, es Vinicius.

No importa que en el nuevo dibujo aparezca en posiciones más centradas, porque va a más. “Vinicius sigue creciendo. No le costó jugar por dentro. Está mejorando”, dijo Ancelotti. Contra la Juventus firmó su partido más completo, generando ocasiones a la misma velocidad a la que recorre el campo de manera incansable. Un partidazo con guinda. Kroos encontró su carrera y Vinicius el temple. Pausa... hasta que Szczesny se venció y ahí la picó. Porque donde antes había duda ahora hay certeza. Así comenzó la pretemporada, sellando la remontada al Milan con otro tanto de bandera. Velocidad, potencia y definición. Dos goles con los que iguala a Valverde como pichichi estival.

Y pudieron ser más. El más claro, el penalti ante el Barça que confirmaba su oposición a nuevo dueño de los once metros, pero que terminó en pena máxima para Vini. Pero también los otros dos zarpazos al travesaño contra los azulgrana u otra madera contra la Juventus. Un total de cuatro encontronazos con la madera. Amén del sinfín de ocasiones generadas. En Orlando, sin ir más lejos, impresionó ver cómo, cuando se hacía con el esférico, se levantaba la grada del Camping World Stadium expectante, consciente de que algo podría ocurrir, instalando el runrún. El Real Madrid se marcha con dudas de Estados Unidos. Vinicius, si es que llegó a haberlas, las ha despejado sin discusión.

“Personalmente, al jugador le gusta mucho jugar por dentro. Por fuera marca la diferencia, por dentro puede marcar más goles. Lo ha hecho bien contra Milan y United. Pudo tener más acierto contra el Barcelona. No sé si jugando por fuera hubiera tenido tantas ocasiones”, razonaba Ancelotti cuando la pregunta sobre la adecuación del sistema al 7 tomaba cuerpo. Fue antes de su evolución frente a la Juventus, donde insistió que en que había “manejado muy bien la posición”. Físicamente imperial desde el día uno, el regate ha seguido siendo la forma de vida de Vinicius, pero ha mostrado una versión más total. Más delantero y menos extremo. El destino del fútbol de este Vinicius ha sido menos el compañero y más la ejecución propia.

Causa, pero más consecuencia

Vinicius, en este 4-4-2 en rombo, ha seguido siendo causa, pero todo apunta que será mucha más consecuencia. Ancelotti ha insistido mucho en la presión alta para aprovechar la recuperación en tierra hostil, para generar peligro con espacios. Ahí brillan los miuras del Madrid. Así han llegado los goles de Vini y el de Bellingham, con rupturas al hueco y definiciones con clase. Pero cuando no se ha logrado ahogar al rival, el salvoconducto ha sido el mismo de la temporada pasada, el desborde de Vinicius. Por mucho cambio y variaciones tácticas que aparezcan en la pizarra, la repetición de esfuerzos de máxima intensidad y el desequilibrio del brasileño son el arma más fiable del Real Madrid. Del antiguo, del nuevo y muy posiblemente también del futuro. ¿El problema? Que la Viniciusdependencia se convierta en mal endémico y no en bien preciado...