El Espanyol reedita el Club X
Ha solventado el equipo de Diego Martínez con empates la mitad de las jornadas, más que otras temporadas completas, y va camino de los récords de Camacho y del descenso de 1989.
Hubo un tiempo en los orígenes del Espanyol, concretamente entre 1906 y 1909, en que un cese de actividades por la marcha de muchos de sus jugadores universitarios le obligó a rebautizarse temporalmente como Club X. Rinde el actual equipo pleitesía a aquella formación de nombre misterioso y sugerente, pero por un motivo mucho más profano: el Espanyol es indiscutiblemente el rey del empate de la Primera División.
Con ocho igualadas en 16 jornadas, exactamente la mitad de los partidos, superan los de Diego Martínez a Sevilla, Cádiz y Girona, que suman seis. Un dato que por sí solo no es bueno ni malo, acaso evidencia que ni pierden la cara a los partidos ni son capaces de sentenciarlos, pero que preocupa si no va acompañado de victorias en el resto de jornadas. El caso es que el Espanyol ya ha superado sus propios registros de temporadas enteras, tras 38 jornadas, en su propia era RCDE Stadium, donde juega desde 2009.
Concretamente lleva este Espanyol de Diego Martínez un empate más que en toda la campaña 2015-16, en que acabó con siete, y el doble que los cuatro del curso 2010-11. La cantidad de partidos igualados no guarda una relación directa con la clasificación final, pues hace siete años acabó decimoséptimo, con Sergio González y Constantin Galca, mientras que hace 12 la clasificación final con Mauricio Pochettino fue una lustrosa octava plaza.
Con cuatro empates se resolvió también la temporada 2003-04, en que se salvó el Espanyol en la última jornada, y con ocho en el actual formato de la competición liguera resolvió dos ejercicios consecutivos, 2000-01 y 2001-02, en que terminó en posiciones dispares: noveno y decimocuarto.
En el otro lado de la balanza se sitúa el camino que ha emprendido el conjunto de Diego Martínez, que va hacia el récord de empates, que data en una Liga de 20 equipos de la 1997-98 y que alcanzó los 17, entonces con José Antonio Camacho en el banquillo y una décima posición, lo que contrasta con el siguiente en número de partidos con reparto de puntos: 16 en la 1988-89, en que el Espanyol descendió a Segunda como decimoséptimo clasificado, tras una promoción de permanencia. Ahí está el aviso para navegantes.