El Espanyol, más cerca de una multa que de la clausura total
Aguarda el club la sanción por el lanzamiento de un vaso al árbitro del Espanyol-Villarreal, que apunta un castigo económico y y probablemente el cierre del sector, no todo el estadio.
Aguarda el Espanyol, y lógicamente también sus socios y aficionados, la sanción que acarreará el lanzamiento desde la grada del RCDE Stadium de un vaso que impactó contra Alejandro Quintero González, el árbitro del partido contra el Villarreal del pasado jueves, y que se produjo justo después de la conclusión del encuentro. Si nada extraño sucede, el Comité de Competición de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) se pronunciará este miércoles. Y la impresión, siempre desde la prudencia, es que está más cerca una multa económica y la hipótesis del cierre parcial de ese sector concreto (Tribuna Presidencial, según el escrito de denuncia de LaLiga) durante un partido que la clausura total del estadio.
Todo dependerá, lógicamente, del grado de gravedad que interprete Competición. Atenuantes claros son el arrepentimiento espontáneo del infractor (que no es socio), la rápida actuación del Espanyol, los servicios de seguridad privada y la policía (los Mossos d’Esquadra) a la hora de reducirlo e identificarlo, el hecho de que no alteró el juego porque ya se había terminado el encuentro, así como el pliego de alegaciones presentadas por el propio club local antes del lunes. También la ausencia de lesiones, si bien por el contrario se consideraría un agravante que Quintero fuera atendido por las asistencias médicas, si bien de un modo preventivo.
Según el artículo 15 del Código Disciplinario de la RFEF, dedicado a la responsabilidad de los clubes, la gravedad de los hechos depende entre otros muchos factores de lo que el organizador (el Espanyol, en este caso) se haya prestado en colaborar para solventar el problema o los riesgos que el acto en cuestión hubiera podido originar. Y detalla que, en caso de que el agredido sea el árbitro y precise asistencia médica, “el ofendido deberá remitir el correspondiente parte facultativo”.
Si es grave, hasta 6.000€ y cierre parcial
Si Competición lo considera una “alteración del orden del encuentro de carácter grave”, como se recoge en el artículo 107, la sanción varía en función de si antes se han producido hechos iguales en el estadio. Y, aunque el Espanyol ya sufrió el cierre total por una jornada la campaña pasada (contra el Racing de Santander) a raíz de la invasión de campo tras el derbi ante el Barcelona, en mayo de 2023, no se considera reincidencia si no ha sucedido en la temporada en curso.
Así las cosas, cuando el incidente se produce por primera vez en la temporada, el Código Disciplinario prevé una multa para el club de hasta 6.000 euros “y la clausura parcial de las instalaciones deportivas por un partido”. Es si sucediera por segunda vez cuando se cerraría por completo el estadio, más una multa que iría de los 6.001 a los 12.000 euros.
Similar castigo recibiría el Espanyol si el Comité de Competición vinculara el lanzamiento del vaso al artículo 94, relativo a “actos notorios y públicos que atenten a la dignidad y decoro deportivos”, que contempla una multa de 602 a 3.006 euros y la clausura parcial “cuando el hecho causante se produzca en un solo sector o grada”.
El embrollo del palo a Jordán
No se puede equiparar este caso al vivido en enero de 2022 entre Betis y Sevilla en la Copa del Rey. En aquella ocasión, un palo de PVC lanzado por un individuo desde la grada del Benito Villamarín impactó en Joan Jordán, pero las consecuencias fueron mucho mayores. Por un lado, el partido quedó suspendido y se tuvo que reanudar días más tarde, a puerta cerrada. Por otro, y más importante, el futbolista (canterano perico, curiosamente) sufrió un traumatismo craneoencefálico.
Fue ese diagnóstico el que llevó a Competición a castigar al Betis con el cierre total del estadio por dos partidos, decisión que fue revocada por el Comité de Apelación, el cual decretó la clausura únicamente del sector desde donde se había lanzado el palo (la grada de animación). En aquel caso, para más inri, entraron en conflicto de intereses las sanciones impuestas por estos órganos deportivos y la Comisión Antiviolencia, por lo que finalmente todo se saldó con una multa de 60.001 euros.
Una pedrada al asistente salió por 201€
Las consecuencias aún pueden ser menores si se toman como jurisprudencia otros casos similares que ocurrieron en el fútbol español ya con este Código Disciplinario vigente. Sin ir más lejos, y aunque fue en Segunda RFEF (donde no actúa el Comité, sino un juez único), en octubre de 2023 el lanzamiento de una piedra de dos centímetros que impactó en un asistente durante el Barbastro-Alavés B comportó una multa de 201 euros al club local. Y eso que, al suceder a lo largo del partido, se tuvo que detener el juego durante dos minutos.
Y en el fútbol profesional, existen antecedentes como el del encuentro entre la Ponferradina y el Andorra de Segunda División en abril de 2023. Dos botellas de agua de 33 cl, parcialmente llenas, cayeron a escasos centímetros de un árbitro asistente. Se aplicó entonces el artículo 117 del Código Disciplinario, referido a la alteración del orden del encuentro de carácter leve, por lo que a la Ponfe le correspondió sin más una multa que no rebasaba los 602 euros.
Sea como fuere, aun en caso de que el castigo para el Espanyol implique un cierre parcial o total del RCDE Stadium, se antoja harto complicado que se cumpla ya este sábado, en la visita del Mallorca. Razonablemente, porque el club perico -que el lunes puso públicamente en marcha la promoción de entradas para este partido- pediría la suspensión cautelar de la sanción, en primera instancia a Apelación, aunque en el peor de los casos podría elevarse también al Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAD).
Sigue el canal de Diario AS en WhatsApp, donde encontrarás todo el deporte en un solo espacio: la actualidad del día, la agenda con la última hora de los eventos deportivos más importantes, las imágenes más destacadas, la opinión de las mejores firmas de AS, reportajes, vídeos, y algo de humor de vez en cuando.