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ESPANYOL

El Espanyol entra en barrena

Volvió a lo básico el equipo de Diego Martínez, en el aire, y ni con eso le dio para evitar en Girona su cuarta derrota seguida. Con la tormenta perfecta en su contra. Y con todo merecimiento.

Actualizado a
Imagen del Girona - Espanyol.
Alex CaparrosGetty

La tormenta perfecta

Se podría resumir el 2-1 del Espanyol en Montilivi con que el Girona fue superior. Y se ajustaría a la verdad. Pero para dar una dimensión del desquicio en que vive inmerso el conjunto perico, con Diego Martínez antes indiscutible y ahora en el alambre, primero hay que abrir el zoom, a las cuatro derrotas consecutivas que pueden meter al equipo merecidamente en descenso esta misma jornada, y después cerrarlo a detalles concretos del partido. A la incapacidad para rematar a puerta más que en el gol de Braithwaite. Al determinante ‘penaltito’ de Vinicius Souza. A la expulsión de Sergi Gómez, tan de manual como propiciada por un error del árbitro, Miguel Ángel Ortiz Arias, al obstruir previamente un control sencillo de Puado. Y al rol de Denis Suárez, quien entró para buscar el empate, participó en el 1-1 pero que media hora después era sustituido, para acabar el encuentro con César Montes en punta en el intento de rematar esos centros que debieron producirse muchísimo antes.

LaLiga Santander 2022/2023

ClasificaciónPTSPGPEPP
16Real Valladolid288414
17Espanyol276912
18Valencia CF267514
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*Datos actualizados a fecha 1 de abril de 2023

La vuelta a lo básico

Regresa la humanidad al vinilo, al horno de leña, a los alimentos ecológicos, de proximidad, al billete de avión sin derecho a elegir asiento. Y al juego simplificado del Espanyol en busca de su obra menos edificante, la permanencia, en una temporada que debía ser la del salto, cuando menos la de la confirmación. De aquel propósito, que hoy en la distancia parece hasta naíf, volaron hasta las cenizas. El de salvarse, sin artificios ni adornos, dependerá visto lo visto en Girona tanto de la concentración colectiva defensiva como de la inspiración individual. Sobre todo, de esto último. Tantas vueltas para llegar a ese otro básico, el del patio del colegio, en que el primero en elegir equipo daba saltos de alegría porque podría escoger a los mejores y, así, tener prácticamente garantizada la victoria.

El doble pivote tampoco funcionó

Sin Brian Oliván, enésima fatalidad con las lesiones, apostó Diego Martínez por ese cemento para cohesionar al equipo que se venía palpando durante el parón. Por un Óscar Gil en la zurda que sufrió de lo lindo a Tsygankov. Y por Gragera en la medular junto a Vinicius. Echado atrás, el Espanyol fue improductivo en ataque. A la que se estiró, el Girona le dañó incluso por dentro, donde más se habían abrigado los pericos. Y, por supuesto, desastroso a balón parado, su tremendo talón de Aquiles. Aludió Diego Martínez tanto en la previa como en el post-partido al símil de las turbulencias, a que en esas sacudidas del avión es el momento menos indicado para abrir la compuerta y saltar. Pero el Espanyol ha entrado en barrena. El volantazo que requiere es memorable.

Sufrió Óscar Gil por la zurda ante Viktor Tsygankov.
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Sufrió Óscar Gil por la zurda ante Viktor Tsygankov. David BorratEFE

Un golpe contra el espejo

Rehuyeron los de Diego Martínez salir jugando desde atrás, minimizando riesgos desde el mismísimo Pacheco, con escasa asociación. Con balones largos para peinadas, conducciones de Darder, a la espera de un error rival, la búsqueda de Joselu (debió intentarlo más mediante los centros de Rubén) y del enorme talento individual. Tan simplificado que uno tiene la impresión de estar viendo un equipo escasamente trabajado, 27 jornadas después. Y más cuando, odiosas comparaciones, se tiene de espejo a un Girona que conoce de memoria su fórmula del éxito.

Atrapados en los 27 puntos

Como Bill Murray en aquella recurrente comedia, se estanca el Espanyol desde febrero, va la cosa para mes y medio, en unos 27 puntos que entonces le daban la vida y que ahora se la arrebatan. Y, sobre todo, con una perspectiva que escapa incluso de la clasificación, que nace de las sensaciones que da un equipo en su momento anímico más bajo, que tras varios sinsabores ha suspendido también en Girona el examen al que se presentaba para sacar nota y reenganchar a quienes confiaron en su aptitud y actitud. Quedan aún muchas jornadas, era el mensaje del vestuario durante el parón. Como lo era la plena confianza en Diego Martínez. Pues ya van quedando menos. 11 y bajando. Que no sea a Segunda... otra vez. Mayday.