El Espanyol, del Rincón al diván
El equipo blanquiazul, después de una primera decepcionante con la roja a Dani Gómez, pasa de ronda pero sigue sin convencer justo antes del comienzo de las vacaciones.
Perder más que ganar. El Espanyol pasó de ronda en la Copa, pero perdió más que ganó en La Rosaleda. El equipo de Diego Martínez protagonizó una primera parte decepcionante en la que apenas creó ocasiones ante un club equivalente a un Primera Catalana, demostró durante todo el encuentro su dificultad para gestionar los ataques posicionales y vio como uno de sus futbolistas, Dani Gómez, se expulsó de forma incomprensible y dejó al equipo con diez jugadores con solo 43 minutos de juego. Lo arreglaron los blanquiazules, por lógica e inercia, en el segundo tiempo, con goles de Puado y Joselu, dos de los habituales en la alineación, y Expósito.
Atasco en ataque. Mientras el resto de equipos de Primera solventaban sus compromisos de Copa por la vía rápida y de manera avasalladora, el Espanyol se complicó la vida como de costumbre, rizando el rizo y trabándose en la adivinanza más simple. Tampoco fue una sorpresa que el juego de ataque no fluyera ni ante el Rincón, incapaz el equipo perico de coser las jugadas cada fin de semana, lo que demuestra que los problemas son más estructurales de su manera de jugar que de futbolistas o rivales. Apenas hubo oportunidades y en los lanzamientos apareció Joki. El Espanyol desprendió tedio. Nadie se reivindicó porque no era el escenario ni el rival. Los suplentes habituales tenían más a perder que a ganar, como Dani Gómez y su incomprensible roja.
Esperpento Gómez. El fichaje del delantero ya rompía todas las lógicas. El Espanyol, que necesitaba un sustituto de Raúl de Tomás, apostó antes de la llegada de Martin Bratihwaite por la cesión de un suplente del Levante, colista el curso pasado, un jugador además que no se adaptaba al estilo de juego de Diego Martínez, quien apenas le ha dado minutos. Sus apariciones se observan con lupa y el jugador es pasto de la sorna en las redes sociales como Loren Morón el curso pasado. Algunos goles en la Copa podrían ayudarle a revertir esta situación, pero el futbolista se calentó más de la cuenta y se autoexpulsó de manera incomprensible. Dani Gómez no tiene culpa de estar en el lugar equivocado y de no contar para el técnico porque no le ve utilidad. Catoira lo trajo y, una vez expirado el primer tramo del campeonato, la contribución del jugador ha restado.
Primera Catalana. El Espanyol, con esas, protagonizó una primera parte insuficiente en la que no se impuso al Rincón, un equipo que en Cataluña competiría en Primera, con equipos como Atlètic Sant Just, Molins de Rei o Sarrià, jugadores que apenas cobran y que también son policías, estudiantes o camareros. No le bastó el ímpetu de Nico Melamed, sin duda el más activo, ni los pases que filtraba Edu Expósito. Fue en la segunda parte cuando el equipo malactiano se quedó también con diez jugadores y el cansancio empezó a hacer mella. Hubo más espacios, las ayudas no llegaban y el Espanyol ganó frescura y calidad con jugadores como Puado o Keidi Bare. Resolvió el encuentro con facilidad más tarde de lo previsto, mientras que el Villarreal, a la misma hora, despachaba su partido con un 0-9.
Tabla rasa. No fue amable el partido para el Espanyol, como sí ocurrió el curso pasado ante el Solares cántabro, equipo que se ha hermanado con el club perico desde entonces. El calor de La Rosaleda no fue el mismo, mientras que el encuentro tuvo sus acciones broncas como las dos expulsiones, algún que otro rifirrafe entre jugadores y algunas discrepancias desde la grada, que eso sí acabó entregado al Rincón por su encomiable esfuerzo. La magia de la Copa le da una nueva oportunidad al Espanyol y cierra un primer tramo de campeonato aciago. El equipo empieza ya oficialmente las vacaciones. Tabla rasa y mente en blanco a la vuelta. El equipo no evoluciona y el estado de alarma no dio tregua ni en la Copa. El día 25 empieza la hora de la verdad.