El efecto “¡Luis, Luis!” devuelve la ilusión al espanyolismo
Más de un millar de seguidores del Espanyol se congregan en el primer entrenamiento a puerta abierta con el nuevo entrenador. Pedrosa, tras un año lesionado, hace ejercicios con el grupo.
Pocas veces sucede que sea un impulso no externo (como ocurre con más frecuencia de la deseable con el ataque del Barcelona o de alguna otra institución) el que una de forma unánime al Espanyol. Lo ha logrado, con su sola presencia, Luis García. Anunciada su contratación como sucesor de Diego Martínez sólo unos minutos antes de que el equipo perico se metiera en zona de descenso –el lunes, por el empate del Valencia ante el Rayo–, resulta que lejos de hundirse ha devuelto la ilusión. Y así se constató este jueves por la mañana en la Ciudad Deportiva Dani Jarque.
En pleno Jueves Santo, jornada laborable en Catalunya y a su vez vacacional en las escuelas, el primer entrenamiento de puertas abiertas con el nuevo entrenador reunió a más de un millar de aficionados en las gradas. Y no sólo estuvieron, sino que se hicieron notar. Con una considerable cola en los aledaños desde más de una hora antes, que hizo acrecentar las ganas de aplaudir a los jugadores a su entrada el césped del campo 1, bajo los acordes del himno del Espanyol. “¡Luis, Luis!”, como en aquellos tiempos de la Copa del Rey de 2006 o el subcampeonato europeo de un año más tarde, emergió como cántico espontáneo a la que Luis García compareció sobre el terreno de juego. El técnico devolvió el saludo, y así cada vez que le aclamaron.
“¡Consigámoslo!”, rezaba la pancarta que la peña Juvenil 1991 colgó en uno de los laterales, animando el cotarro con sus proclamas (incluso el “Luis García, mete un gol”) y banderas al viento. También la Curva, desplegando botes de humo blanquiazul al término del entrenamiento. Los acompasaron el resto de socios, para quienes estaba dedicado el acceso a la Dani Jarque, en una sesión en que no se entrenó el equipo ni mucho menos de cara a la galería, en el tercer día del técnico al frente del grupo.
Hubo ejercicios de todo tipo, por ejemplo de repliegue defensivo o de centros y finalización. Y se pudo asistir a una novedad importante, como lo es la presencia de Adrià Pedrosa, lesionado desde finales de abril del año pasado, quien participó del grupo en el primer tramo del entrenamiento. No así Brian Oliván, más que seria duda para el encuentro de este sábado frente al Athletic Club.
Será entonces, con otro baño de masas que se trasladará de la Ciudad Deportiva hasta el RCDE Stadium, cuando se pondrá a prueba lo que internamente desde el Espanyol han venido a bautizar como el Efecto Luis García. Ni la Semana Santa supondrá un freno para que miles de seguidores pericos apoyen al equipo en la misión de romper su racha de derrotas, cuatro consecutivas, y de volver a salir de los puestos de descenso. Para no volver a entrar. Con “Luis, Luis” en el banquillo.