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ATLÉTICO DE MADRID

El día que el Atlético tocó fondo en Gran Canaria: de la camiseta robada al “¡que vuelvan nadando!”

El equipo rojiblanco perdió en el año 2000 en casa del Universidad, colista de Segunda, y Jesús Gil explotó contra la plantilla. Carlos, del B, tuvo que debutar con un dorsal pintado con rotulador azul.

FUTBOL 00/01 31/10/00  UNIVERSIDAD DE LAS PALMAS - ATLETICO DE MADRID.  CARLOS CON EL NUMERO 30 PINTADO EN LA CAMISETA      
FOTO:CARLOS DIAZ     PUBLICADA 02/11/00
CARLOS DIAZDIARIO AS

El Atlético está de nuevo en Gran Canaria, isla de ingrato recuerdo, donde tocó fondo en el año 2000. Si aquel día de Todos los Santos no fue el momento deportivo más crudo de toda su historia, poco le falta. El equipo rojiblanco deambulaba por Segunda, situación ya dolorosa de por sí, y en la jornada 10 visitaba al Universidad, un recién ascendido que no conocía la victoria. Y ese día, a la hora del vermú, la conoció: 2-1. Y Jesús Gil explotó: “Somos un circo andante. Han sido las peores horas de mi vida, yo ya no sé si lo hacen aposta. ¡Que se vuelvan a la península nadando!”. “¡En patera!”, dijo en otros medios.

“Camisetas andantes”, tituló Manolete su crónica en AS. La casualidad del calendario quiso que, ese mismo 1 de noviembre, por la tarde, Aragonés tomara el Bernabéu dirigiendo al Mallorca (0-2). La afición rojiblanca encontró un leve consuelo al disgusto de Maspalomas, aunque frustrante: “¿Pero por qué no está Luis en el Atleti?”. El proyecto para salir del infierno se tambaleaba, la crisis se agravaba a todos los niveles y aquel batacazo en las Islas Canarias, ante un equipo con un presupuesto 30 veces menor (9.000 contra 300 millones de pesetas; 54 y 1,8 en euros), tuvo consecuencias internas, con despidos y discusiones.

La portada de As del 2 de noviembre de 2000.
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La portada de As del 2 de noviembre de 2000.

Toni Jiménez; Amaya, Hibic, Juan Gómez; Aguilera, Zahínos, Cubillo, Llorens; Lardín; Kiko y Juan Carlos formaron el once elegido por Marcos Alonso. Luego entraron Luque, Correa y Carlos Rodríguez, extremo derecho del B que se estrenó ese día: “El filial estaba haciendo muy buena temporada en Segunda B (terminó 1º) con Cantarero. El primer equipo empezó a tirar de canteranos como Antonio López, Cubillo, Zahínos, yo… Ese día debuté allí, con la anécdota de la camiseta”. Al Atleti pocas cosas le salían bien entonces y aquel 1 de noviembre dejó otra foto para la posteridad. Un baúl de material había sido abierto en el aeropuerto y la ropa de Carlos con el dorsal 30 desapareció. Así que hubo que improvisar sobre la marcha y el extremo salió a jugar con una camiseta con el 3, a la que los utilleros le pintaron con rotulador azul en el momento un 0 y el nombre. “¡La camiseta la tiene mi madre aún! Para mí es muy especial. Tenía que jugar como fuera, estaba cumpliendo un sueño”, confirma el exrojiblanco a AS.

Carlos se libró de alguna manera de la ira de Jesús Gil: “Ya lo conocíamos todos. El filial era su vía de escape y nos tenía mucho cariño. Siempre que hacíamos una comida me decía ‘Carlitos, tú avísame’. Y es verdad que, cuando soltó aquello de que el equipo volviera en patera, añadió ‘menos los chavales’ (risas)”. El extremo repitió con el primer equipo contra el Tenerife, pero justo después una lesión con el filial truncó su salto definitivo: “Sufrí una entrada en Ávila que me rompió tibia, peroné y tobillo. El Atleti tuvo la deferencia de renovarme tres años, pero ya todo se complicó y, al no ascender el equipo, había muchísimos fichajes y era aún más difícil”. Tras salir del filial, pasó por Jaén, Racing Ferrol y Cacereño para regresar al Atlético como entrenador de fútbol base. También se sentó en los banquillos de Marbella (con Cubillo), Villanueva del Pardillo y Las Rozas y ahora Carlos Rodríguez trabaja en LaLiga con diversos proyectos internacionales.

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CARLOS DIAZDIARIO AS

Para el Atleti fue un drama, pero para el Universidad de Las Palmas era el partido de su vida. Fundado en 1994, acababa de llegar a Segunda y recibía a un gigante que no pintaba nada en la categoría. “Se notaba en el ambiente que era un día especial. Jugábamos en Maspalomas y se llenó a tope (7.000 personas). Yo aquella noche había tenido fiebre, pero no me lo quería perder y gracias a Dios no lo noté”, recuerda Jonathan Sesma, autor del 1-0 para los universitarios: “Me puse delante del portero en un córner, se quedó un balón suelto y marqué. El Atleti era un equipazo, nos atacó mucho, pero hicimos un encuentro espectacular. Aquella Segunda era tremenda: Sevilla, Betis, Sporting, Levante...”. En el segundo tiempo marcó Prieto en otro saque de esquina (47′) y recortó distancias el Petete Correa (72′).

“Sin duda fue la victoria más sonada de la historia del club”, presume el atacante. El Universidad no pudo evitar el descenso y Sesma hizo carrera en más de diez clubes, con 119 partidos en Primera: “Aquel día no me acuerdo de a quién le cambié la camiseta, pero tengo las de Zahínos, Forlán, Kun…”. Este domingo debuta en la Managers League como jugador del Team Volcano. 23 años después de aquel 2-1, también tiene fresco en la memoria el enfado de Gil: “Vimos en medios canarios que salió furioso: ¡Ahora que vengan en patera!”.

El presidente, en verdad, ya iba avisando. “Estoy aburrido y asqueado”, dijo tres días antes, tras el 1-1 con el Córdoba en el Calderón. “Esto lo cambio yo para diciembre”, advirtió. Ya había despedido a Zambrano en la jornada 5 y el siguiente fue el secretario técnico, Miguel Ángel Ruiz, que cayó tras el batacazo de Maspalomas. Lo sustituyó Paulo Futre. Gil manejaba también una lista de ocho bajas en la plantilla. Marcos Alonso tampoco terminó la temporada y Cantarero se hizo cargo para el esprint final (y para hacer debutar a Torres). El equipo terminó cuarto, a las puertas del ascenso. Un año nefasto en el infierno, que tuvo en Gran Canaria su momento más dramático. El Atleti regresa a la isla aunque, para su fortuna, las cosas han cambiado para bien en la casa rojiblanca.

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