El club no protestará, públicamente, por el arbitraje de Sevilla
La afición sigue indignada por el penalti no pitado a Guardiola y la no expulsión de Ocampos.
No cambiará la política del club en Primera División. El Real Valladolid no protestará, públicamente, ni levantará la voz, por las decisiones arbitrales que sufrió en el Sánchez Pizjuán ante el Sevilla en la noche del viernes. Conocida es la postura, liderada por el propio presidente, Ronaldo Nazário, de no hacer públicas las quejas por los errores de los trencillas y sus compañeros del VAR, evidentes ante el equipo de Lopetegui.
Todos los mensajes de los futbolistas del Real Valladolid después del encuentro en Sevilla quisieron resaltar el buen partido del equipo, Asenjo reconoció su error, pero ninguno de ellos entró en la polémica por las dos jugadas de las que se habla entre la afición pucelana y sólo Pacheta quiso hacer uso de su derecho para reivindicar el penalti. En concreto, la hinchada, incluido el alcalde, protestaron por el penalti que sufrió Guardiola en el minuto 51, pese a que hay imágenes en las que parece que el delantero parte en fuera de juego. Si indigna la pena máxima más lo hace la posible expulsión de Ocampos por juego violento pese a que en el acta afirma que intentaba jugar el balón.
Otra cuestión es la expulsión de El Yamiq y José Manuel Santiesteban, entrenador de porteros, tras la tángana después de la falta de Ocampos. El club valorará a partir del lunes si merece la pena recurrir ambas rojas o no, ya que con la redacción del acta pueden sufrir sanciones duras. En el caso del marroquí afirma que vio la roja por “salir del banquillo estando el juego detenido y empujar a un adversario provocando un enfrentamiento tumultuoso”, mientras que el ayudante de Pacheta lo fue por “empujar a un adversario con uso de fuerza excesiva, estando el juego detenido, teniendo que ser separado por miembros de su cuerpo técnico y provocando un enfrentamiento tumultuoso”.