El Brahim que soñó Guardiola
En 2019 el diamante escapó de sus manos, rumbo a Madrid y carente de minutos. Le faltaba algo. Justo lo que ahora, un lustro después, reluce.
Brahim-Guardiola, un tándem que no llegó a ser. Espinita para Pep, quien insistió durante meses en que el futbolista estaba creciendo, que era cuestión de tiempo. De esperar. Pero Brahim, sin minutos, se cansó de hacerlo. Y en ausencia de un término medio, abandonó Mánchester. Un lustro después se puede decir que Guardiola tenía razón: lo de Brahim era una cuestión de tiempo. Pero también de minutos, oportunidades. Una vez que las ha tenido, ha ido creciendo hasta confirmarse como ese jugador talentoso con el que Pep ambicionó para su Mánchester, pero no pudo ser. No le dio tiempo a pulirlo.
La situación era sencilla: Brahim había crecido en las inferiores del Manchester City, llamando a la puerta del primer equipo con apenas 17 años. Fue entonces cuando llegó Guardiola, que no terminó de abrirle las puertas: en su primera temporada sólo jugó 49′ en Premier, 51′ en Champions y 89′, entre las dos Copas. Con ese panorama entró en su último año de contrato, recibiendo fuertes presiones del club para renovar. Pero no lo hizo. Y se plantó en enero sin haber sido convocado a un solo partido de Premier (cero en 21 jornadas). Una situación insostenible. Llamó el Madrid, que lo quería gratis en verano... pero ofreció 15 millones (más cinco en variables) por llevárselo ya, en Navidad. Y hubo acuerdo.
Un Erasmus en Milán
Así se escapó Brahim del barco de Guardiola, quien mantuvo durante el tiempo que si no había dado más oportunidades al chico, además de porque la competencia en el equipo era feroz, era porque necesitaba paciencia, un poco más de tiempo, que la oportunidad iba a llegarle. Pero Pep le auguró una gran carrera. Tenía talento. Y un lustro después, ha explotado. Fue en Milán donde la varita empezó a desprender chiribitas (18 goles y 15 asistencias en dos temporadas). Tuvo regularidad (6.990′ en 124 partidos) y brilló. Volvió al Madrid con ganas de reivindicarse.
Y aunque en los primeros meses le costó, acabó explotando. El propio Ancelotti confesó que “no pasa nada por reconocer que he podido ser injusto con él”. Y es que en noviembre, apenas sumaba 130 minutos oficiales. Pero ante el Braga descorchó la botella. Desde entonces, 12 goles y seis asistencias entre todas las competiciones, habiendo puesto el broche este pasado sábado ante el Granada, donde firmó el primer doblete de toda la temporada. El primero, tras un recorte espectacular y un derechazo por el primer palo. Y el segundo, a la mediavuelta tras recibir dentro del área, rodeado de una maraña de piernas.
“Es muy fácil...”
Brahim ya es ese jugador con el que soñó Guardiola. Un futbolista con una capacidad sobresaliente para jugar en tres cuartas partes de campo, polivalente para caer en la banda y que atesora tanto gol, como capacidad de asistir. Un diamante que, a sus 24 años, parece lejos de su techo. “Es muy fácil jugar aquí, con estos compañeros. Es sencillo meter goles porque te los dan para meterlos y las asistencias, se las das y saben cómo meterlas”, esbozó en Granada. Humilde. Ha encajado en el vestuario y, pese a no ser titular, es feliz. Cuando sale brilla y Ancelotti cuenta con él como dinamita para las noches importantes. Lo de Brahim, efectivamente, era una cuestión de tiempo.
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