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El Barça gana al Madrid el duelo por Parri, un talento con pasado blanco

En Soto del Real, 45 kilómetros al norte de Madrid, junto a la sierra de Guadarrama, siempre llamó la atención un pequeño que destacaba por su enorme calidad técnica, especialmente con la zurda, cuando jugaba con sus amigos.

El Barça gana al Madrid el duelo por Parri, un talento con pasado blanco

Marcos Parriego (Madrid, 2006) heredó los genes futboleros de su padre, Jorge, que militó durante toda su etapa juvenil en el Real Madrid, cuando Del Bosque comandaba la tropa de los jóvenes aspirantes a estrellas. Jorge era diestro, jugaba de interior y tenía fundadas aspiraciones de futuro como futbolista, pero dos lesiones de rodilla cortaron su gran proyección.

Pasados unos años, el destino recuperó su sueño, pero con su hijo como heredero de la historia. Desde Valdebebas llamaron a Marcos en su primer año de alevín. La esperanza prendió casi tan rápido como se desvaneció. La aventura duró poco, apenas dos temporadas. La trituradora de ilusiones dejó otra víctima en el camino.

El Rayo Vallecano se ofreció para rehabilitar su confianza. La llegada tampoco fue exitosa y el Leganés se convirtió en su siguiente estación en el segundo año de infantil. Ahí sí pudo mostrar gran parte de su catálogo de recursos. El ánimo regresó y de su mano lo hicieron el descaro y la iniciativa propias de su juego.

El Rayo le reclamó para volver y con la franja en el pecho fue desarrollando todo su talento durante los siguientes cuatro años. Paso a paso. Sin prisas. Disputando la liga de División de Honor con el Juvenil A, una categoría por encima de su edad, le ha llegado todo el reconocimiento.

Jon Andoni Goikoetxea, scout del Barça en la zona centro, ha continuado el seguimiento que del habilidoso mediapunta, al que desde La Masía llevaban tiempo monitorizando. Asiduo a los partidos del Rayo, fue convenciéndose que Marcos era jugador con ADN Barça y así figuró en su informe. Sin embargo, un competidor se les adelantó.

El Valencia también lo tenía en su radar y ya en octubre la familia Parriego había realizado una visita a Paterna. La propuesta ché resultó muy sugerente para todos. La idea del cambio de aires tomó forma. Sin embargo, con el paso de las semanas, el proceso se fue ralentizando. El ritmo del club, marcado desde Singapur, no permitía acelerar. Todo iba demasiado pausado. El Barcelona aprovechó esa rendija para colarse en la fiesta.

Recién amanecido 2024, el viaje a Barcelona resultó determinante. Durante casi tres horas, los dirigentes del prolífico criadero culé lograron convencer a toda la familia con una apuesta seria, mostrándoles el profundo conocimiento que tenían del jugador tras un largo seguimiento. Le hicieron sentir importante y a Marcos le caló ese sincero interés. Lo que había sido un territorio hostil durante un tiempo pasó a convertirse en un más que posible nuevo hogar.

Alertado por el avance azulgrana en las conversaciones, el Madrid también llamó a su puerta. La reunión esta vez fue en Valdebebas. Los responsables de La Fábrica se esmeraron en la presentación del proyecto, pero no lograron llegar a la fibra sensible de Parri, como todos le conocen, con la misma fuerza que en Barcelona.

Con el grupo City también merodeando, a través del Girona, hubo un cónclave familiar para tomar una decisión. Junto a su agente, Vicente Amigó, portero del Barça durante un breve periodo de tiempo, se pusieron las cartas sobre la mesa y se valoraron todas las opciones. Marcos, a pesar de la huella que el Madrid había dejado en los Parriego en el pasado, fue el primero en dar el paso.

Admirador de Özil e Iniesta desde crío, optó por salir de su zona de confort y probar suerte en un club en el que los jóvenes que derriban la puerta tienen el premio deportivo que merecen, sea cual sea su edad. Los hechos hablan por sí mismos, pensó Marcos.

El Madrid intentó pelearlo hasta el final, el grupo City flirteó de nuevo sin demasiada esperanza, el Valencia lamentó su demora y el Barcelona se llevó el diamante. Ya en La Masia, a las órdenes de Juliano Belletti en el Juvenil A, con Albert Sánchez, jefe del filial, pendiente de él y con la firme intención de estudiar online la carrera de Ciberseguridad, Parri continuará la saga. Treinta años después de que su padre vistiera de blanco en el último año de Juvenil, él lo hará de blaugrana. La película ha dado un giro inesperado y Marcos está dispuesto a convertirse en actor principal.

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