El ‘baby’ Girona se topa con el larguero en su estreno

Justo cuando se cumplió un mes del ascenso a Primera División en Tenerife, el Girona disputó su primer amistoso de la pretemporada 2022-23. El conjunto de Míchel, con solo diez jugadores del primer equipo en la convocatoria, superó el trago ofreciendo buenos ratos de juego ante un correoso Peralada, de Tercera RFEF, pero no pudo vencer. Faltó afinar de cara a portería.

Míchel constató que si algo funciona, mejor no tocarlo y el técnico siguió apostando por el 3-5-2. El duelo se inició con un tanto de parsimonia, pero todo se aceleró cuando Samu Saiz se dispuso a pedir el balón, a superar líneas y destilar calidad. Se le vio con ganas, fino y se ayudó de la presión y presencia en la medular de un gran Álex Sala para controlar el tempo del partido. El 0-1 lo tuvo Pau Víctor, en el 19′, pero tardó en definir y Alan Baró, rápido y preciso al corte, evitó su remate cuando encaraba a Aroca, meta del Peralada. El calor hacía mella, pero no en un Joan Tomás que pudo adelantar al Peralada en el 41′. Su disparo desde fuera del área se estrelló en el palo derecho de un Juan Carlos que ya estaba vencido. Lo cierto es que el final de la primera mitad estuvo entretenido porque, en el añadido, Aroca voló y sacó bien una falta directa de Almansa desde la frontal del área.

Ya en la segunda mitad, Peralada y Girona movieron sus banquillos casi por completo (en los rojiblancos solo siguieron Biel Farrés y un incisivo Joel Roca que disputó los 90 minutos) y el principal atractivo fue la aparición de Stuani. El Girona subió el nivel, con muy buenas apariciones de Arnau por la derecha, y Terrats y Joel Roca disfrutaron de las mejores ocasiones. Ambos dispararon al larguero. El dominio del juego fue rojiblanco, el Peralada no inquietó a Ortolá, y a partir del 80′, los de Míchel demostraron que querían ganar. Ureña, que dejó muy buenas sensaciones, Stuani y Arnau tuvieron oportunidades para marcar, aunque no era el día. El viernes, segundo amistoso ante el Benfica.