El Atlético se inventa un Mahomes

Lo que le faltaba a Jan Oblak. El guardameta con reflejos felinos y una seguridad única había tenido su único déficit menor en la salida de pelota... hasta convertirse en argumento ofensivo para el Atlético y en la pieza clave para los dos últimos triunfos. Por paradas y atrevimiento.

El esloveno vuelve a ser el de siempre, pero mejorado. Ocho paradas contra el PSG y seis contra el Mallorca, las más claras a un cabezazo de Larin y el mano a mano con Abdón Prats que pudo sacar con la cara. Para que el Atlético acumule un total de siete goles encajados en 13 partidos, 12 de ellos con Oblak y el 0-1 en San Mamés con Musso bajo palos. El equipo con mejores números defensivos de la competición. Y siete porterías a cero. A estas alturas hace un año había recibido 12 tantos.

Oblak suma y sigue. Ya son 462 partidos de rojiblanco y un objetivo: convertirse en el primer portero de la historiaen conseguir seis Zamoras. Tiene cinco, los mismos que Víctor Valdés y Ramallets. Un portero de época. Y ya acostumbrado a milagros y grandes noches europeas como la de París, aunque en los últimos años tuviese algún lunar. Sin embargo, lo que más sorprende es su don en los últimos encuentros para iniciar las contras de los goles definitivos.

Con la mano, al desmarque de Griezmann contra el PSG. Una jugada donde otro portero hubiese tomado tierra y dado por finalizado el encuentro. Pero Oblak, siempre ambicioso, buscó al francés en carrera para que este habilitase a Correa en la última jugada del partido. El resto es historia. Y frente al Mallorca con el pie. Un balón incisivo al espacio al que Giuliano le tuvo más fe que nadie. Superó a Maffeo en el cuerpo a cuerpo y cedió para que Julián Alvarez desequilibrase el partido.

Dos penúltimos pases. No contarán como asistencia (nunca ha dado una con el Atlético), pero suman casi como tal. Como si de Patrick Mahomes, quarterback más cotizado de la NFL, se tratase. Oblak ha mejorado enormemente también con los pies, participando más en el inicio de la jugada, sin tanto balón largo. Y cuando lo tuvo que hacer en Mallorca, fue con criterio. Un seguro de vida que ahora suma en las dos áreas. Su temporada es fantástica, como lo fue su Eurocopa. Hasta en Lisboa, en la debacle por 4-0, fue el mejor del Atlético. Ya es tónica habitual. Como en los viejos tiempos. Para que el unocerismo funcione hay que tener a Oblak a este nivel. Y llega al parón como líder. El mejor Oblak... hasta en la construcción.

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