El ascenso de Arrasate: “Te llegaba su idea, sabía cómo transmitirla”
El técnico vasco ha convertido a Osasuna en semifinalista de Copa y en una de las sensaciones de LaLiga. Su paso por el Numancia, clave en su evolución.
Hablar de Jagoba Arrasate es hablar de un tipo sencillo, humano y soñador. En boca de quienes han trabajado con él, “un hombre apasionado y cercano que es feliz con lo que hace”. Lo era como profesor de sexto de Primaria en la escuela de Elgoibar (Guipúzcoa) y lo es hoy como entrenador de Primera División en el banquillo de Osasuna. A través de un estilo de juego vertical, valiente y aguerrido, el conjunto navarro se ha confirmado esta temporada como un equipo de autor, uno de los más compactos y mejor trabajados del fútbol español. No es casualidad. Quienes conocen al técnico destacan su capacidad, persistencia, minuciosidad y habilidad en la gestión de grupos.
Los juveniles de la Real Sociedad fueron su principal punto de partida. Tras ascender a Tercera División con el equipo del pueblo, el Berriatuko, y disputar dos años consecutivos el playoff de ascenso a Segunda B con el Elgoibar, Bittor Alkiza y Luki Iriarte, responsables del fútbol base del conjunto donostiarra en aquel momento, vieron en él al hombre idóneo en quien confiar la formación de los equipos juveniles de Zubieta. Solo dos temporadas después, se incorporó al staff de Philipphe Montanier como tercer entrenador del primer equipo. Hizo de nexo entre el club, los jugadores y el técnico hasta que, con la salida del francés al curso siguiente, el club le propuso hacerse con las riendas de la primera plantilla.
“Antoine Griezmann, Xabi Prieto, Carlos Vela...El grupo era muy bueno. Había quedado cuarto en Liga la temporada anterior y venía muy rodado. Jagoba supo darle continuidad”. Txema Lumbreras, ayudante, junto a Bittor Alkiza, de Arrasate en aquella Real, recuerda lo complicado del encargo. El cuerpo técnico se encontró nada más sentarse en el banquillo con una ronda previa de la Champions en verano que supo resolver con solvencia ante el Olympique de Lyon. “Fue una temporada muy intensa, de partidos cada tres días”.
El elenco blanquiazul terminó séptimo esa campaña (13-14) tras alcanzar las semifinales de Copa. La 14-15 la volvió a iniciar Arrasate al frente del grupo. Sin embargo, los resultados no fueron los esperados y la directiva decidió relevarle de sus funciones en la jornada 10. Se le ofreció permanecer ligado al club, pero el de Berriatúa (Vizcaya) optó por dar continuidad a su carrera como primer entrenador.
Tres años de crecimiento
Con ofertas de clubes más importantes, Arrasate encontró en el Numancia aquello que buscaba: un lugar en el que poder trabajar con confianza y tranquilidad. Julio Álvarez, histórico capitán numantino, lo tiene claro: “No todos los entrenadores valen para todos los equipos, y Jagoba eligió muy bien el perfil de equipo al que ir después de haber dejado la Real. Tanto el Numancia como el Osasuna son clubes que se ajustan muy bien a su forma de entender el fútbol”.
En Soria estuvo tres años en los que dejó su impronta. “La clave es que no cuenta solo con 14 jugadores. Con nosotros, estaba implicado todo el mundo. Genera un clima de mucha confianza”, apunta Nacho Sánchez, pieza clave del equipo durante esos tres años. También Higinio Marín, actual delantero del Albacete, señala en esa dirección: “Lo que más me sorprendió de él fue su capacidad para llevar al vestuario. Estábamos todos contentos e íbamos a una, tanto los que jugaban como los que no”.
El murciano coincidió con Arrasate durante la temporada 17-18, la tercera y última del técnico en Los Pajaritos y la primera del de Calasparra (Murcia) en la entidad numantina. Aquel curso aún se recuerda en la ciudad como uno de los más importantes de la historia reciente del club. El equipo completó un año histórico que ni siquiera la derrota en la final del playoff de ascenso a Primera ante el Valladolid, parece, empañó.
“Fue un año muy bonito. Recuerdo que en ese playoff, justo antes de la vuelta de semifinales en Zaragoza, Jagoba nos dijo: ‘Chavales, hemos llegado hasta aquí, haced lo que queráis’ (risas), y todos nos reímos. Maneja las situaciones con mucha naturalidad”. Esa última campaña fue la culminación de dos años previos de trabajo incesante que sembraron las bases de lo que vino después. “Hace mucho hincapié en el aspecto físico. Salíamos como lobos al contrataque. En los entrenamientos lo practicábamos mucho. Te llegaba su idea, sabía cómo transmitirla”, asegura Higinio.
Durante su periplo en Soria, no obstante, también hubo momentos difíciles. En los dos primeros cursos, principalmente, la zona de descenso acechaba. El Numancia acabó décimo la primera temporada y decimoséptimo, la segunda. Julio Álvarez aún lo recuerda. Llegadas las dudas, el técnico sabía cómo actuar. “Me encantaba la forma que tenía de afrontar los problemas. Sabe manejar la energía de las personas y sacar lo mejor de ellas. He tenido muchos entrenadores que no tenían esa capacidad y esa humildad”.
Con todo, el hispano-venezolano reconoce diferencias entre ambos en la manera de entender el fútbol. “Le gustan mucho los jugadores y los equipos físicos, de transiciones, y yo tenía un perfil más técnico. Sabe que me costó entender su forma de trabajar, pero nos acabamos adaptando el uno al otro”. Álvarez destaca el carácter metódico de Arrasate. “Le gustan mucho los datos, tanto los propios como los de los contrarios. Cree en esa idea y los tiene muy bien trabajados”.
No lo hace por hacer. Según Pablo Valcarce, el planteamiento del técnico exigía que el equipo estuviese a tono desde el punto de vista físico, pero también táctico. “Le gustaba defender hacia adelante, tratar de robar en campo contrario. Tenía las ideas muy claras. Trataba de generar partidos de muchos centros al área, crear ese ambiente que hoy se crea en El Sadar. Osasuna le viene como anillo al dedo”.
El peso de la cantera
El actual centrocampista del Burgos reconoce guardarle “un gran cariño a Jagoba”. Y es que fue con el técnico vasco con quien él y su hermano gemelo Luis se asentaron en el fútbol profesional. El mayor ejemplo de la confianza que deposita el de Berriatúa en la cantera. “Yo estaba en el filial y nada más firmar por el Numancia vino a vernos jugar el playoff de ascenso a Segunda B. Ese mismo verano (2015) ya contó con nosotros para la pretemporada. Nos dio confianza y acabamos siendo, mi hermano y yo, el lateral y el extremo izquierdo del equipo, respectivamente”.
No fueron los únicos. El técnico también rescató en ese mercado estival al propio Nacho Sánchez, recién llegado al filial desde el Almazán, de Tercera División. “No sube a jugadores por subir, pero cuando te da la oportunidad es que de verdad cuenta contigo. Solía bajar a ver los partidos del B a la ciudad deportiva. Está muy pendiente y analiza mucho los perfiles. Le gusta ver mucho fútbol”, asegura. Nacho recuerda jugar “con un 4-2-3-1 muy presionante”, pero destaca la capacidad del vizcaíno de “adaptar el planteamiento en función del rival”. “Éramos un equipo asfixiante, sobre todo con equipos superiores. Principalmente en nuestra casa, apretábamos mucho. Es lo que hace ahora en el Osasuna”.
Los Pablo Valcarce, Luis Valcarce, Dani Calvo o Nacho Sánchez de Soria, entre otros, son los Aimar Oroz, Pablo Ibáñez o Jon Moncayola de Pamplona. El técnico supo sacar rédito de lo que tenía, exprimir al máximo sus recursos y rodearse de un “ambiente sano de trabajo”. Bittor Alkiza y Sergio Pérez conformaron junto a él un núcleo duro en el Numancia que todavía le acompaña en El Sadar. Tras anunciar su adiós al banquillo soriano al término del playoff, el 20 de junio de 2018 firmó un nuevo contrato con Osasuna. El resto es historia. Cuatro años en los que el vasco, tras ascender, ha conseguido asentar al equipo en Primera División (décimo en la 19-20, undécimo en la 20-21 y, de nuevo, décimo en la 21-22) e ilusionar a la afición con un futuro prometedor tras años de zozobra desde el descenso de 2015. Lo ha hecho sirviéndose de su trabajo, cercanía y naturalidad. “Si tuviese que definir a Jagoba, diría que es una persona normal dentro de un mundo que no siempre lo es”, concluye Sánchez.