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“El año pasado fue cruel, merecimos el ascenso”

Entrevista en AS con Gaizka Garitano, que afronta la segunda oportunidad para regresar a la élite tras el batacazo de Alcorcón en mayo

Garitano posa en Atxabalpe
AIOL

El entrenador del Eibar afronta su séptima campaña en el club, dos en el filial. Son las que estuvo la leyenda Mendilibar al frente. En su primera etapa, Gaizka llevó al equipo de Segunda B a Primera. Eran tiempos humildes. Garitano (Derio, Bizkaia, 47 años) sabe que este Eibar no es aquel con el que asombraron al mundo en 2014 dando el salto a la liga de las estrellas. Siete años en la élite han refinado el paladar de Ipurua y la frustración del curso pasado al no lograr el ascenso va a pesar mucho este año.

La pretemporada ha sido redonda: seis victorias y un empate. ¡Igual era mejor recibir un sopapo por si la gente se lo cree demasiado!

Sí, pero solo le damos la importancia que tiene ganar. Se va adquiriendo una mentalidad ganadora y eso en un equipo como el nuestro es muy necesario. Hablamos con los nuevos de que aquí la exigencia es alta y tenemos que ganar. La pretemporada te puede valer para adquirir esa costumbre. Pero más allá de eso, en pretemporada no hay puntos.

El estreno ante el Tenerife está a la vuelta de la esquina. ¿Tiene al equipo como le gustaría?

A todos nos falta. Hay que cerrar la plantilla y estamos preocupados por eso, como otros. Ver los que se van a quedar e incorporar algún jugador más que nos falta. El proceso normal de una pretemporada.

Sielva se va al Huesca, Expósito al Espanyol y Glauder busca destino. Leschuk trata de resolver la rescisión con el Antalyaspor.

Sí ellos están en los movimientos de estos días.

¿Esta plantilla le gusta más que la del año pasado?

Es diferente, hay algo más de juventud. Sin Edu (Expósito) y Óscar (Sielva) a nivel de calidad es inferior, pero mantenemos la base del año pasado y se mantiene la competitividad.

¿Cómo fue lo de entrenar a Fernando Llorente?

Fue una gozada, estoy muy orgulloso de haber sido su entrenador, fue un ejemplo cuando estuvo aquí, de humildad, trabajo y hacer equipo. Nos aportó muchísimo en el campo y fuera de él cuando no le tocaba jugar. Fue una experiencia magnífica. Además de ser un gran jugador es un tipo increíble.

¿Qué va a cambiar en el juego?

Los matices de los equipos los marcan los jugadores más que los entrenadores. Nosotros seguiremos en la misma idea, en la esencia queremos ser mismo equipo del año pasado. Conseguimos 80 puntos, batimos muchos récords de victorias y tenemos que seguir por ese camino.

No tienen el célebre colchón de protección del descenso, así que todo se complica mucho más...

No lo creo. Tenerlo no te da tanta ventaja como se cree y no tenerlo tampoco te deja con tanta desventaja. Los presupuestos en Segunda no son tan importantes como en Primera, hay mucha igualdad, siempre hay 13 o 14 equipos que son muy parejos en cuanto a calidad de plantilla. De hecho, cuando ascendimos hace años lo hicimos con el presupuesto más bajo de la categoría. Por lo tanto, no me preocupa eso.

¿Se atreve con los favoritos de este año?

¡Qué va! Ya te digo que está todo muy igualado. El año pasado había plantillas tan potentes como las que estábamos arriba que acabaron cerca del descenso y esta vez puede pasar lo mismo.

Regresó el año pasado a Eibar tras seis años fuera. ¿Notó muy cambiado el club?

Ha evolucionado a mejor, hay muchos más recursos, medios... Estos años se han hecho las cosas muy bien y todo ha ido a mejor. Tenemos mejores instalaciones, hay más gente trabajando en el club. Lo que ha cambiado es la exigencia: ha subido muchísimo con la mentalidad de estar en Primera. En Segunda se ha perdido la perspectiva de lo que es el Eibar. Está bien que haya exigencia, nadie nos supera a nosotros en eso, pero los años de Primera han hecho esa mella en que las exigencias son fuera de los límites.

¿Y Gaizka Garitano ha cambiado tanto o es el mismo de 2015?

Tengo más experiencias, más años de entrenador, más cornadas... en esencia me siguen gustando las mismas cosas y estoy contento de encontrarme en el club que quiero. Cuando entrenas al Eibar o al Athletic ya no estás jugando solo por tu trabajo sino porque estás deseando que te vaya bien porque tus amigos y tus familiares son de ese equipo y cuando ganas, disfrutas más y si pierdes sufres más.

Hablando de cornadas, ¿cuántas vueltas ha dado al partido de Alcorcón el año pasado que arruinó prácticamente el ascenso? ¿cambiaría algo si pudiera echar el tiempo atrás?

Fue un día que va a quedar marcado siempre, porque era la última jornada de la fase regular y perdimos. ¿Qué vamos a cambiar? ¡Nada! Siete días antes jugamos contra el Tenerife con la misma alineación y habíamos hecho uno de los mejores partidos de toda la temporada. Faltaba Sielva por lesión. No hicimos ningún cambio significativo. No nos salió un buen partido. Nos quedamos en 80 puntos, que son muchos, pero al final no sirvieron.

¿Entiende que haya gente que esté de uñas por ese desenlace y tras caer en el playoff?

Sí, lógicamente. La pena se convierte siempre en frustración y ésta en enfado, lo quieres pagar con alguien. El Eibar hizo el récord de puntos de su historia. Nunca se habían conseguido 23 victorias, como los 61 goles en Segunda, 18 partidos seguidos sin perder en Ipurua, 28 jornadas en puesto de ascenso. Batimos todos los récords, aunque es verdad que no pudimos ganar ese último partido para sellar el ascenso. Había otros dos equipos con un potencial terrible.

Pero esos récords no valen para nada si no se asciende, los cambiaba por un gol ate el Alcorcón ¿a que sí?

¡Claro! Lógicamente. Fallamos el último día y eso no lo quita nadie, pero estaba muy caro ascender. Para fallar el último día y estar ahí, tuvimos que ganar muchos partidos, muchos de ellos en la recta final y bajo presión. Fallamos en el momento más importante, pero al Almería le ocurrió siete días antes ante el propio Alcorcón.

Hay quien dice que falta autocrítica.

La hacemos, es total. No supimos ganar el último partido. Fallamos ese día y por eso estamos decepcionados. De ahí a hacer otras lecturas, me parece equivocado. Hacer autocrítica con 80 puntos y un equipo nuevo, empezando de cero...

La presidenta Amaia Gorostiza decía que no entiende la animadversión que hay hacia Gaizka Garitano ¿y usted?

No sigo nada. A mí todas las muestras que me llegan son de cariño. Todo lo contrario a eso.

El consejo es una piña con usted.

Trabajamos en el día a día intentando hacerlo lo mejor posible, con nuestras equivocaciones. El año pasado fue bien, pero la línea tiene que ser la misma.

¿Qué mensaje traslada a los aficionados?

El mismo que el año pasado, que juntos podemos hacer grandes cosas, como entonces. Fue una pena no conseguir un ascenso que merecimos todos en Eibar. Fue un año cruel.

No deja de repetir que la derrota solo tiene un padre y ese es el técnico.

Eso pasa en todos los sitios.

Llega a igualar los años de Mendilibar en Ipurua, aunque con dos en el B ¿su sombra es muy alargada?

Mendi hizo un gran trabajo. Cuando he estado yo hemos conseguido dos ascensos. Cogí el equipo en Segunda B y no creo que sea un gran problema. Valoro muy positivamente todo lo que ha hecho Mendi, pero de momento estoy yo aquí y ojalá el que venga después tenga el mismo éxito de los últimos entrenadores del Ebar. Manix Mandiola también lo hizo muy bien.

Pasó por Depor, Valladolid y Athletic, con destituciones. ¿Siente que Eibar es ‘el’ sitio?

En todos los sitios he estado cómodo. Eibar y Athletic los llevas dentro y los sientes especiales. Estás muy cómodo, pero también lo estuve en A Coruña y Valladolid. Donde he estado siempre me han tratado muy bien.

La salida de Bilbao no fue elegante por parte del club. Cesarle tras una victoria...

Eibar, Eibar, es donde estoy. Siempre me han tratado bien todos los sitios. No tengo nada que reprochar a nadie.

Pero los números de Marcelino no mejoraron a los suyos.

Ahora mismo estoy en el Eibar.

¡Qué elegante! Y que no le dejaran disfrutar de la final de Copa que se alcanzó con usted al frete ¿qué?

Claro que me habría gustado estar, pero el club hizo lo que creyó que era mejor en su momento y se respeta.

Con toda la presión que hay en el fútbol, ¿ve opción de disfrutar por el camino?

¡Hombre! El que diga que el año pasado no disfrutó... con Ipurua lleno. Cada partido era una fiesta, con una comunión increíble entre el equipo y la afición. Disfrutamos muchísimo de un gran juego y es una pena no haber podido ofrecer el ascenso a los aficionados, que se lo merecían más que nadie y nos estuvieron ayudando. El camino fue increíble, aunque no se llegó a la meta.

Los entrenadores viven muchas veces de vender su imagen, pero no es algo que le preocupe en su caso.

Para venderme tendría que valer, tener redes sociales... no lo voy a hacer. Todo el mundo me conoce mi manera de ser y no he tenido problemas en ningún sitio de los que he estado.

Garagarza era santo y seña en la dirección deportiva, ¿qué tal con Palacios?

Muy bien, como con Arkaitz (Lakanbra, secretario técnico). Con Fran era igual. Todos hacen un gran trabajo para el Eibar.

Estudió periodismo.

Sí.

¿Y la prensa que rodea al fútbol le acaba de convencer?

No lo sigo mucho, me dedico a lo mío, pero respeto que cada uno haga su trabajo, que es muy difícil.