El Ancelotti más permeable
Sin Benzema, Courtois ni Militao, el técnico debe potenciar su adaptabilidad más allá del nuevo sistema al que la configuración de plantilla actual le ‘obligó'.
Se fue Benzema y, de repente, también Courtois y Militao. El belga y el brasileño volverán, pero la 2023-24 la tendrá que afrontar Carlo Ancelotti, irremediablemente, sin gran parte de su ‘pasillo de seguridad’, que diría Luis Aragonés. Para el Sabio de Hortaleza, más allá de sistemas, dibujos o tácticas, la clave del éxito era gozar de un muro en la portería, un mariscal en el centro de la zaga, un mediocentro poderoso y con dominio del juego y un ariete con colmillo. Carletto se ha quedado en cuestión de meses sin tres de las vértebras de su línea de flotación. El Ancelotti más permeable, a prueba.
La intención del técnico italiano era remozar su 4-3-3 de manual con ‘otro Benzema’. Harry Kane, como informó AS, era su favorito. Un huracán dentro del área, generador fuera de ella, con toneladas de experiencia y una salud de hierro. El mejor clon de Karim a ojos de Ancelotti, pero su edad (30 años cumplidos el 28 de julio) y precio (el Bayern le ha fichado por 100 millones de euros más 20 en variables) dificultaban sobremanera la amortización futura. Todo ello con Kylian Mbappé, aputado en la agenda 2024, sobrevolando cualquier movimiento referente a la línea de ataque. Carletto, consciente de que en el polvorín, a priori, no entraría más pólvora, hizo su primera adaptación. Apoyado en una plantilla con sobrepoblación en la sala de máquinas, donde Jude Bellingham aterrizó con una mochila llena de galones, articuló el 4-3-1-2 que se estrenó oficialmente en San Mamés.
A falta de un nueve de relumbrón, nuevo dibujo. Vinicius, que ha alcanzado el estrellato planetario pegado a la banda izquierda, más centrado. A su lado, un Rodrygo cuyas condiciones, asociativo, rematador y clarividente en el área, se ajustaban más al rol de delantero. Y el crack recién llegado, Bellingham, como motor. Sin ser un mediapunta al uso, Ancelotti entendió, y así lo verbalizó en varias ocasiones durante el verano, que el fútbol de Jude cerca del área ganaría en quilates. Y el Real Madrid en goles. Sin Benzema, acelerón goleador del resto. 23, 14 y 19 son los tantos que el tridente Vinicius-Bellingham-Rodrygo tiene como récord respectivo, un techo que, a ojos del entrenador blanco, deben resquebrajar para limar ese ausencia de una referencia real.
La transición dulce
Para potenciar la idea, otra adecuación. De los clásicos a los jóvenes. De Modric y Kroos a Tchouameni, Camavinga y Valverde. De la pausa, el control y la experiencia a los pulmones, el vértigo y la presencia física. La famosa transición dulce. En el Clásico contra el Barcelona se anticipó algo que se barruntaba: Toni y Luka al banquillo. En todo momento ha defendido Carletto que su importancia seguirá siendo suprema, pero el alemán y el croata apuntan a trufar más sus apariciones, sobre todo en pareja, para dar preponderancia a la pareja francesa y al Halcón en busca de una dosis de presión más elevada. Potenciar la recuperación en campo contrario o en el primer tercio del propio para cabalgar a toda velocidad.
Primer ejemplo, la jornada inicial. Ante el Athletic (0-2), marcaron Rodrygo y Bellingham, que se exhibió y Tchouameni y Camavinga asfixiaron al centro del campo bilbaíno. En defensa, principal debe de los ensayos veraniegos, no se sufrió, pero ahí es donde Ancelotti puso el principal foco en pretemporada. No le preocupaba la falta de gol, los 63 disparos para un solo tanto ante Barcelona y Juventus (0-3 y 1-3), sino los seis tantos recibidos y los desajustes. “Es un problema de colocación, de concentración y de actitud. Fuimos buenos en la presión arriba y frágiles en el bloque bajo. Ha sido evidente en los dos últimos partidos”, radiografió tras el patinazo ante la Vecchia Signora. Y aportó soluciones: “Bajar el bloque puede ser una opción a tener en cuenta”.
La marcha atrás, una opción
Porque si algo está mostrando Ancelotti desde que el 10 de julio el Real Madrid volvió al trabajo es que sus futbolistas están por encima de cualquier sistema, de ahí la modificación del dibujo (4-3-3) que tanto ha exprimido. “La idea de cambiar es solo si los jugadores no se encuentran cómodos. Si están cómodos, vamos a seguir”, respondía después de deslizar que tras el encuentro ante la Juve evaluaría “si continuar o seguir igual”. El 4-3-1-2, el famoso rombo, puede tener fecha de caducidad. O no, todo depende del devenir de los acontecimientos y los resultados. “Si no sale bien, tenemos siempre el sistema viejo que tanto nos dio en el pasado”, reconocía en UCLA en el primer entrenamiento en Los Ángeles.
“Vuestra ausencia nos motivará aún más”
Ahora tiene ante sí el reto extra que supone despedirse de Courtois y Militao, por sendas roturas de ligamento cruzado anterior de la rodilla izquierda, por toda la temporada. “Vuestra ausencia nos motivará aún más”, les dedicó en redes. Para reemplazar al belga llega Kepa, aunque la sombra de Tibo es mucho alargada que sus 199 centímetros de estatura, mientras que el club ha optado por no moverse en la retaguardia y confiar en el paso adelante de Rüdiger, la solvencia de Nacho, la regularidad de Alaba, la ayuda del castillista Marvel (especialmente en los entrenamientos) y las ayudas puntuales de Mendy o Carvajal en el centro de la zaga para mitigar el impacto de la baja del defensa brasileño. Los éxitos recientes del Madrid no se entienden sin el 1 y el 3, pero tampoco sin el 9 y el dorsal está vacante... Ancelotti deberá estimular su permeabilidad a los cambios más que nunca y está dispuesto a hacerlo.