Domingo de Ramos
Nervión espera ansioso el redebut del camero con el Sevilla. Mendilibar no dio pistas sobre su posible titularidad, pero necesita estímulos para ganar a Las Palmas y dejar la última posición.
Han transcurrido 6.594 días, más de 18 años, desde la última vez que Sergio Ramos vistió la camiseta del Sevilla durante un partido en el Ramón Sánchez-Pizjuán. El 28 de agosto de 2005 Juande Ramos había comenzado a entrenar a un impetuoso futbolista juvenil de estilo rebelde, que ejercía aún lateral derecho pero durante aquel encuentro formó curiosamente como defensa central, posición en la que luego dejaría huella como uno de los mejores de la historia. El equipo de Nervión derrotó al Racing de Santander (1-0) gracias a un solitario gol de Kepa Blanco y horas después, durante los últimos estertores del mercado veraniego, el Real Madrid pagaba 27 millones de euros por un traspaso de definición difusa: entonces se dijo que había sido un clausulazo; hoy se sabe que entre los clubes hubo más bien una negociación.
Después de 16 temporadas en Chamartín y dos en el PSG; de Madrid y de París; de 4 Champions, 5 Ligas, 2 Ligue 1, 4 mundiales de clubes, 3 Supercopas europeas, 2 Copas del Rey, 4 Supercopas de España y un Mundial y dos Eurocopas con la Roja, Ramos se coloca de nuevo en el pecho a Fernando, Isidoro y Leandro, los tres santos que presiden el escudo del Sevilla. Mendilibar no quiso desvelar si el camero jugará de inicio, si tendrá la ocasión como sustituto o si ni siquiera saldrá del banquillo. Reo de la vieja escuela en algunos aspectos, el técnico vasco huye de dar camisetas como titulares a futbolistas que acaban de llegar, pero la categoría del personaje en cuestión y los evidentes problemas defensivos podrían obligarle a hacer una excepción esta tarde. Sobre todo, porque el público presente así lo demanda (sigue el partido en directo en As.com).
Curioso: ese sevillismo que en amplia legión recelaba de la repatriación de Ramos a principios de verano, que no le perdonaba algún desplante jugando con el Real Madrid, ha virado de sopetón en creyente, casi devota del futbolista camero. Los 25.000 aficionados de su presentación así lo atestiguan. Nervión adora con impaciencia la vuelta de un hijo pródigo al que (con permiso de los Biris, aún beligerantes) aplaudirá a rabiar. Igual que, si juega, a Mariano Díaz: otro exmadridista que quedó libre este último verano y acaba de llegar al Sevilla. A priori, el mejor estado mental para intentar ganar a Las Palmas y salir del último puesto de la clasificación.
Las Palmas llegó tarde al aeropuerto
Buena parte de la expedición de la Unión Deportiva Las Palmas llegó ayer tarde al aeropuerto. 15 jugadores, más concretamente, que se vieron obligados a coger un vuelo más tardío y llegaron ya muy de noche a la capital hispalense. Y eso que el equipo canario tampoco está para bromas de ese tipo en este inicio de campaña. Dos puntos y un solo gol, en la primera jornada y de penalti, alumbran al equipo de García Pimienta, que apelará a la ley de los ex para borrar esa evidente sequía: los antaño sevillistas Munir y Sandro apuntan a formar el ataque amarillo mientras Perrone, un talentoso pivote cedido por Guardiola, opta a la titularidad en el centro del campo.
