Dmitrovic, paradones para Tea: “Tuve que dormir en otro cuarto”
El exportero del Sevilla se consagra en el Espanyol con cinco intervenciones clave ante su ex equipo para la victoria perica y una dedicatoria a su hija recién nacida, “lo mejor de la vida”.
Cuando peor estaba el Espanyol, en ese amplio tramo de la primera mitad precedido por un arranque tan eléctrico como fugaz y hasta el descanso, apareció él. Tiene 33 años, más de 200 partidos en Primera División e incluso un título de la Europa League con el Sevilla, al que precisamente se enfrentaba. Pero nunca es tarde para consagrarse, en este caso, en la portería del Espanyol. Marko Dmitrovic completó este lunes su mejor actuación como perico. Y no era un día cualquiera.
Detuvo absolutamente todo lo que le lanzó su rival el guardameta serbio, que paradójicamente recibió un gol en propia meta de Leandro Cabrera, el único al que no pudo parar, al tratarse de fuego amigo. Fueron cinco sus intervenciones salvadoras, sobre las que después Pere Milla y Roberto Fernández construirían una necesaria victoria del Espanyol, después de dos derrotas, para alcanzar los 21 puntos -la mitad del camino hacia la permanencia- después de solo 13 jornadas. Voló Dmitrovic ante Akor Adams al cuarto de hora, se convirtió en un muro frente al cabezazo de Peque y dejó firme el pie izquierdo, cuando ya parecía todo perdido, ante el trallazo de Suazo. Impresionante.
“Cada una tiene su historia y es difícil, pero la clave en las tres es que estuve bien posicionado. Dejé en el último momento la pierna estirada en el tiro de Suazo, y con bastante fortuna el rebote se marchó fuera”, analizaba el cancerbero en La casa del Fútbol, donde bendijo el “partido completo de todo el equipo” pese a haber tenido “muchos minutos de no estar bien, en que aguantamos sin encajar”.
Ahí estuvo la clave. En mantener la portería a cero cuando peor lo pasaba el Espanyol. Y en firmar una actuación sobresaliente con dedicatoria clarísima por parte de Dmitrovic, hacia Tea, su hija, nacida el pasado día 15, por lo que no ha llegado con un pan sino con un triunfo bajo el brazo.
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“Es su primer partido, seguro que no lo pudo ver, pero solo su presencia ya es la mejor cosa que nos ha dado la vida. Le regalo la victoria, y espero que haya muchas más”, rubricó el portero, quien confesó, sobre el descanso en la noche previa al encuentro: “Me tuve que ir a otro cuarto. De verdad se portó bien por la noche. Son cosas que pasan, a veces dormirá peor o mejor, pero que esté ella sana es lo mejor de la vida”. Motivos para disfrutar tiene los que quiera.
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