Djaló, la pieza que falta
El extremo rojiblanco no termina de explotar pese a la expectativa de su fichaje. Su incursión sellaría para Valverde la estructura modélica del Athletic de este curso.
El Athletic cabalga esta temporada y cierra este 2024 como una estructura especialmente bien engrasada, fiable, solidaria y mecanizada. Una máquina que transita sin fisuras ganando partidos, dejando sensaciones de superioridad, y levantando hasta títulos. Se planta este sábado en El Sadar ante Osasuna con la vitola de ser el cuarto en Liga, la temporada pasada fue quinto, y ganador de la Copa del Rey. Colíder en la Europa League a falta de dos partidos para sellar la fase inicial, con cinco victorias y un solo empate en Roma.
Todo es idílico salvo que le falta una pieza preciada para que nada falle: Álvaro Djaló (1999). El extremo nacido en Madrid y desde los tres meses criado en el barrio bilbaíno de Otxarkoaga antes de que a los 18 años se inclinase por intentar triunfar en Portugal, cosa que logró en el Sporting de Braga, con goles en Champions, no termina de soltarse en el Athletic. Valverde le necesita para apuntalar su esquema, para dar oxígeno de calidad a los Williams, y para corroborar el potencial que había testado en el canterano de la SD Begoña y el UD San Miguel para abonar 15 millones por su traspaso.
Esta temporada ha dejado brotes verdes en ocasiones, como un gol al Celta, y algunas arrancadas por las bandas. Necesita más tiempo de adaptación para meterse en una locomotora en marcha sin sentir la presión del foco mediático y de San Mamés, el ser exigido. Se trata de sus primeros meses en el Athletic, con todo lo que ello representa, laminado por una lesión en la pretemporada que le dejaba con el pie cambiado. Valverde le ha ido dando carrete (12 partidos en Liga), pero también le ha dejado en la reserva tres citas seguidas antes de sumar 12 minutos en Mendizorroza ante el Alavés el pasado domingo.
El propio Djaló acepta el reto: “La gente está impaciente porque quiere que explote”, lanzaba recientemente. “Tengo presión porque confían en mí. Si la gente te presiona o exige es porque puedes aportar”, señalaba el extremo del Athletic. “Tienen que entender que uno viene de fuera, de una Liga e intensidad diferentes”, reconoce en una comparativa entre la competición lusa y española.