Diego Martínez triunfa con la táctica del camaleón
Las Palmas multiplica su rendimiento en las áreas con él al mando. “Le gusta hacer partícipes a todos”, asegura Jorge Molina, a sus órdenes en el Granada.
Resulta que Las Palmas, más allá de algunos retazos de brillantez como por ejemplo aquellos exportados ante el Real Madrid, que solo pudo empatar de penalti en el Estadio de Gran Canaria, no terminó de alzar el vuelo con Luis Carrión en el banquillo, demasiado rasante su trayectoria. Tras aquel infame partido contra el Celta se produjo el relevo.
Fue entonces cuando se confirmó la llegada de Diego Martínez a la entidad insular, cuya mejoría ha sido más que evidente con el entrenador gallego al mano, gloria la suya entre parones. Así, en sus cuatro partidos en la banda, Las Palmas ganó tres y solo capituló en su visita al Atlético de Madrid.
El crecimiento del equipo amarillo se ha experimentado, especialmente, en las dos áreas. Como se observa en la métrica de Besoccer, Las Palmas ha pasado a ser un equipo mucho más efectivo a la hora de perforar la empalizada rival. Así, del 23,68% en esos primeros nueve partidos (9 goles de 38 tiros a puerta) se pasó, ahora con Martínez, al 53,85% de efectividad (7 goles de 13 tiros a puerta). Mientras, en defensa, de 46 tiros a puerta recibidos y 17 goles encajados (63,04% paradas) se ha pasado, entre la 10ª y la 13ª jornada, ambas inclusive, a 21 tiros a puerta recibidos y 5 goles encajados (76,19% de paradas).
Aspecto mental
La mejoría en puntos y especialmente en sensaciones de Las Palmas se ha sustentado en la psicología de la plantilla. “Es un entrenador que le da muchísima importancia al aspecto mental, a la psicología del grupo. Le gusta a hacer que el jugador se sienta con confianza”, sostiene en Diaro AS Jorge Molina, quien fuera su futbolista en el Granda durante aquella gloriosa temporada 2020/2021. “Me parece un entrenador espectacular”, insiste Molina tantos años en la élite del fútbol patrio, ex jugador de Benidorm, Poli Ejido, Betis, Getafe y Granada, donde estuvo el curso pasado enrolado en su cuerpo técnico.
Molina expone dos razones principales de la importancia de darle al jugador esa “confianza” que también a él le otorgó el propio Diego Martínez. “Una, porque así tendrá mejores resultados”, asegura. Y además: “Le gusta hacer partícipe a todo el mundo. Quiere que todos los jugadores se sientan involucrados y al final, para hacer eso, el entrenador te tiene que llegar y estar a gusto tú también. Para eso es fundamental el aspecto mental”.
“Creo que llega muy bien al jugador y te hace entender lo que quiere de ti. Es muy importante que el jugador sepa lo que quiere el míster para hacerlo después en el campo”, analiza también Jorge Molina, poniendo en práctica tantas cosas buenas como aprendió con el hoy jefe del banquillo de Las Palmas.
Asimismo, Jorge Molina alaba en el método de Martínez esta táctica del camaleón que tanto complica la labor de los rivales, los de Las Palmas en este caso. “No va con un sistema fijo. Lo que le gustaba mucho es que su equipo fuera camaleónico, que tuviera claro cada sistema de juego”, recuerda con nitidez. “Dependiendo del partido y del rival usa a los futbolistas precisos para ese partido con un sistema u otro. Es algo que él trabaja a la perfección”, insiste su ex pupilo.
La confianza que Martínez depositó en él tuvo su fiel reflejo sobre el césped. “Marqué 15 goles entre Liga, Copa y Europa League en aquella temporada”, recuerda. A nivel grupal consiguieron hacer historia allende los Pirineos, y de qué manera, con la única mácula de la Covid-19: “Fue una temporada muy bonita, la primera en la historia en la que el Granada jugaba en Europa. Pasamos eliminatorias como la del Nápoles y al final te elimina el Manchester United, que no es cualquier equipo. La única pena es que fue el año del Covid, que no podía venir gente. Pero creo que fue muy bonito para todo el granadinismo”.
Tal vez, en algún tiempo no demasiado lejano, quién sabe si con Diego Martínez en el banquillo, Las Palmas y su afición puedan disfrutar de esta suerte. “Creo que con el paso del tiempo se va siendo realmente consciente de lo que significa esto en equipos que no están acostumbrados. Con el tiempo la gente se da cuenta de lo difícil que es”, advierte Molina, que sigue en pleno proceso de formación como entrenador aunque en estos momentos se lo esté tomando con la calma precisa. “Después de toda la vida jugando ahora estoy pudiendo disfrutar de mi familia y de tiempo libre los fines de semana”, asegura. Ya le tocaba, aunque también advierte: “Entiendo que es complicado empezar como entrenador pero sigo formándome e intentando mejorar por si llega la oportunidad poder hacerlo lo mejor posible”.
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