Diego Martínez toma el relevo de Luis Carrión
Su suerte estaba echada desde el 0-1 ante el Celta. El nuevo entrenador de Las Palmas será anunciado, salvo sorpresa, este mismo martes.
Por mucho que los despachos del club, lo mismo da en público que intramuros, quisieran vender un apoyo sin fisuras al trabajo de Luis Carrión como entrenador, llegando a tal extremo incluso si Las Palmas perdía el sábado contra el Celta, todo saltó por los aires tras el 0-1 contra el equipo de Alberto Giráldez, que reventó definitivamente las costuras de un equipo que va de mal en peor, por supuesto el peor de Primera ahora mismo.
Resulta que, nada más acabar dicho partido, el qué se quedó diminuto al lado del cómo de la derrota, que se produjo con Las Palmas jugando 40 minutos con dos futbolista más, y entonces se precipitaron los acontecimientos. Así, se convocó inmediatamente, para la mañana siguiente, una reunión entre la cúpula del club para tratar la salida de Carrión. Por la Ciudad Deportiva, al mismo tiempo que el equipo se ejercitaba en uno de los campos habilitados, el domingo desfilaron por sus entrañas ejecutivos como Miguel Ángel Ramírez, presidente y máximo accionista de la entidad, o Luis Helguera, director deportivo y principal valedor del fichaje de Carrión. El cónclave, de máxima urgencia, terminó de sellar el destino de Carrión.
Rápidamente tocó ponerse manos a la obra y comenzaba a girar la rueda de sustitutos, poniéndose sobre la mesa los nombres de Diego Martínez, Coudet o incluso Quique Setién. El ganador final del casting fue Diego Martínez, otrora exitoso jefe de los banquillos de Granada o Sevilla Atlético, miembro además del cuerpo técnico de Emery que le dio al Sevilla una Europa League en 2014, menos afortunadas sus estancias en Osasuna, Olympiakos o Espanyol. Su fichaje será anunciado, salvo sorpresa, este martes. Será, desde entonces, el clavo ardiendo al que se agarre Las Palmas al menos esta temporada, pudiendo ser también la siguiente en caso de permanencia.
Por su parte, Luis Carrión quedó sentenciado desde que acabó el duelo contra el Celta, sabedor además de que las formas de la derrota solo podían tener un final posible. El domingo dirigió el entrenamiento. Hoy no porque no hubo y ya sería una tremenda sorpresa que estuviera al mando de la sesión programada para este martes. Su finiquito no será barato: cobra alrededor de 900.000 euros por cada una de las dos temporadas que firmó.
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