Del vaso medio lleno de Catoira al más vacío de Pezzolano

El competitivo inicio de temporada del Real Valladolid quedó difuminado con la goleada sufrida ante el Barcelona horas después de que el cierre del mercado de fichajes acabase de mostrar otra debilidad, en este caso, en los despachos. La falta de medios para poder terminar de conformar una plantilla equilibrada se ha visto acompañada, además, de dos maneras muy diferentes de afrontar el cierre, las de Domingo Catoira y Paulo Pezzolano, en esa dualidad entre el vaso medio lleno y el medio vacío, dos visiones alejadas en público a partir de sus palabras.

Con todavía día y medio por delante para intentar cerrar operaciones, el director deportivo confirmaba en la rueda de prensa de presentación de Mario Martín que iba a ser “difícil” que se produjera alguna entrada más allá de Cenk y afirmaba que no se encontraban “incómodos” con la situación existente en el lateral izquierdo, donde no había un solo jugador a pie natural más allá de la existencia de Raúl Chasco, jugador del filial. El plural, sin embargo, no parecía englobar al uruguayo.

Y es que 24 horas después, el entrenador dijo en tres ocasiones “tiene que llegar” y añadió en la misma respuesta los verbos querer y necesitar y el deseo de que fuera fichado. Contradijo, además, a Catoira al afirmar que, aunque Lucas Rosa “lo está haciendo excelente”, era preciso que llegara “uno para que lo mejore y para que pelee ese puesto”, porque, después, tiene “jugadores muy jóvenes”. La comodidad, por lo tanto, no parece tal, a tenor de las afirmaciones de un Pezzolano que ha estado todo el verano esperando el lateral ansiado, máxime tras salir Escudero y Garri.

Estas dos, claro está, contaron con su connivencia, si bien se aguardaba entonces que llegara un lateral, aun con todas las restricciones propias del límite salarial, que ahogó al Real Valladolid hasta el último día. Así, de lo acontecido después existen dos versiones: por un lado, el club indica que, dado que ninguna opción generaba unanimidad en la comisión deportiva (uno de los motivos, quizás el principal, de que Thiago Araújo se fuera como vino), se optó por no cerrar la llegada del belga Thibault de Smet. Por otro, que sin salidas a tiempo, tampoco había margen.

Una vez cerrada la ventana de transferencias, y antes de que lo haga este martes con motivo de la presentación de Cenk, Catoira volvió a hablar, en la previa de la goleada en Montjuic. “Habríamos estado más contentos si hubiera llegado un lateral específico, pero no ha podido llegar y no pasa nada”, restándole, por lo menos en público, importancia a la situación, puesto que “era algo que podía ocurrir” y que tenían “asimilado y hablado de antes”. A pesar del tiempo del que la dirección deportiva había dispuesto para desprenderse de excedentes como De la Hoz o Biuk.

Ciertamente, una vez sucedido, puede parecer lo que queda es mirar al frente y no rasgarse las vestiduras, sino competir con las herramientas que hay. Aunque a Pezzolano se le vio dolido después. “Pusimos a los mejores que teníamos en cancha y no pudimos competir. Es un plantel corto y vamos a sufrir, sin duda”, aseveró, aunque lo de “corto” lo matizó después: “Tenemos puestos súper poblados y puestos en los que tenemos un jugador solo o ninguno, de ahí que decimos lo de corto”.

No en vano, aunque en último término había hablado de un central más, tras la salida de Boyomo, cuyo perfil no ha sido suplido, quedó pendiente el firmar otro jugador más, un extremo diestro específico de banda derecha, solicitud que el entrenador había hecho durante todo el verano y que en los últimos días verbalizó también de puertas para afuera. A cambio, como Moro, Machis, Amath y Kenedy tiene cuatro futbolistas para el otro perfil, que fueron cinco con Biuk y que fue otra situación que complicó un mercado con diferencias entre los portavoces deportivos.

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