Del 1-0 con el Betis al 1-0 en Leganés: dos traspiés, dos Atletis
El equipo rojiblanco volvió a perder un partido casi tres meses después. Entremedias, 15 triunfos consecutivos y un cambio de rumbo, de ser un mar de dudas a sentirse candidato a cualquier cosa.


Este sábado, el Atlético salió de Butarque con rabia por la derrota y por ver truncada su histórica racha de victorias, tras fallar un penalti y haberse topado varias veces con el palo (Julián, Griezmann y Gallagher, aunque el remate de este estaba invalidado), entre otras múltiples ocasiones ante Dmitrovic. En octubre, el equipo rojiblanco cayó por este mismo 1-0 con el Betis, también con dos tiros al poste que pudieron cambiar el marcador, pero con sensaciones casi opuestas. Los rojiblancos abandonaron el Villamarín tocados y casi hundidos. Son las dos últimas derrotas de los del Cholo —las únicas en Liga—, entre una y otra han pasado casi tres meses y, siendo ambas por la mínima, dejan análisis muy diferentes. Aquello era el síntoma de que algo no iba bien; lo de Leganés se entiende como un borrón dentro de una gran dinámica y un toque de atención.
Aquel Atleti, más allá de los dos remates finales de Correa, pudo salir goleado del campo del Betis. El equipo agravaba su mes de octubre horribilis, cuando cayó también ante el Benfica y el Lille y en Liga se veía a diez puntos ya del Barça. En ese momento, el Atlético llevaba nada más que esa derrota en Liga, pero había ganado solo cinco partidos de once jornadas. Y la imagen fue malísima. El Cholo no terminaba de dar con la tecla y, a la vuelta de ese encuentro, hubo una charla en el vestuario para tratar de agitar todo allí dentro.
Giuliano, Galán, Lenglet, el 4-4-2...
Y sí, por lo acontecido de ahí en adelante, algo se removió en el Atlético. Los primeros retos fueron el Vic y Las Palmas, y el equipo ganó ambos. El primer examen de altísima exigencia fue la visita al PSG, en la que el Atleti supo sufrir, rehacerse y vencer en el tiempo añadido (1-2). El paso del equipo era muy diferente y, sin ni siquiera brillar en varios partidos, las sensaciones eran opuestas a aquellas de octubre. Noviembre se cerró con pleno de seis triunfos, los dos últimos con festín goleador: 0-6 al Sparta Praga y 0-5 al Valladolid.

No solo había cambiado la chispa del equipo. Para entonces, Simeone ya se apoyaba más en el 4-4-2 y piezas como Javi Galán, Giuliano Simeone y Lenglet, prácticamente inéditos en el primer tramo de competición, estaban instaladas en el once y con gran influencia. Prácticamente todo le salía bien a los rojiblancos, con partidos redondos y otros no tanto que igualmente caían de su lado. El 1-2 al Barça fue la guinda de la racha y tuvo el premio del liderato. Sorloth, como goleador de emergencia, fue fundamental desde el banquillo. En Butarque se le echó en falta.
Lo siguiente: Leverkusen y Villarreal
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“Cuando te acostumbras a ganar, es difícil perder... pero es parte del juego, del recorrido”, analizaba Simeone desde Leganés. La racha de victorias llegó a su fin, pero en el vestuario confían en que no ocurra lo mismo con la buena dinámica del equipo. Un Atleti totalmente diferente al que deambuló por el césped del Villamarín y que no sabía hacía dónde mirar. En Butarque hubo cosas que mejorar, otras que destacar positivamente y, con la decepción de la derrota y de saber si mantendrá el liderato, el equipo mira hacia los siguientes retos: Leverkusen, invicto desde hace dos meses y medio, y Villarreal, aspirante a entrar en Champions.
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