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ATLÉTICO

Dejarán de ser jóvenes, pero no rojiblancos

La peña Atlética Medinenses celebra su octavo aniversario acompañado por la leyenda Juan Carlos Pedraza y un homenaje al Vicente Calderón.

Pedraza con la directiva de la peña atlética Medinenses.

Juan Carlos Pedraza es uno de esos veteranos que cada fin de semana hacen más grande al Atleti. Sumando cuentakilómetros en el coche. A menudo en la sombra. O en un altavoz mucho más chico que el de los focos que siempre están sobre los futbolistas en activo. Eran los ochenta cuando su melena larga y sus carreras que llenaban como relámpagos la banda rojiblanca, Luis era el entrenador en el banquillo. Pero Nacho aún lo recuerda. Nacho que lleva el cabello corto, los nombres de sus hijas tatuados, “en la letra de ellas”, en las muñecas y las coordenadas donde se levantó el Calderón sobre el codo. Ese Nacho que enmudece este sábado a las siete y veinte de la tarde en el salón del fondo de la Cafetería California que, desde hace unos partidos, es sede de la Peña Atléticos Medinenses. Juan Carlos Pedraza acaba de entrar y se sienta en la mesa en la que desde hace un rato se habla del viejo estadio a la orilla del Manzanares. Félix, su presidente, la dirige. Pedraza, el último futbolista rojiblanco en marcar un gol sobre su hierba en un partido de fútbol, aquel de las estrellas que le bajó el telón definitivamente en 2017, tiene la palabra. Y todas las miradas encima, como cuando corría pegado a la cal.

“Recuerdo de aquel partido que Ruiz subía a rematar todos los córners”, recuerda con una sonrisa. “¿Qué haces?”, le decía yo, revela. “¿Te imaginas ser el último que marca aquí?”, escuchó. Y ese ‘aquí’ era muy amplio. Más que ese estadio inaugurado en 1956, allí donde jugó y triunfó, aunque en Cotorruelos, en la primera prueba, muchos años atrás le hubiera dicho que no, allí donde se emocionó y creció a un lado y otro, sobre el césped y en la grada. Allí donde se hicieron hermanos del fútbol, Pedraza y Ruiz. Otro Félix que no era el presidente sino su padre sonreía: él sí recordaba esos tiempos del fútbol con la camiseta por dentro y el barro en las áreas, el grano en la imagen de la tele. Y se los contó a su hijo tanto que cuando era un chiquillo con sus amigos ya se reunía, ocho, nueve años, para ver el Atleti en un solo grito, “aúpa”, aunque lo que contara la pantalla fueran años oscuros.

Miembros de la peña atlética Medinenses durante la cena de su octavo aniversario.
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Miembros de la peña atlética Medinenses durante la cena de su octavo aniversario.
Miembros de la peña atlética Medinenses durante la cena de su octavo aniversario.
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Miembros de la peña atlética Medinenses durante la cena de su octavo aniversario.

Es quizá Félix uno de los presidentes de peñas rojiblancas más jóvenes de España. 36 años. “Pero quitamos el ‘jóvenes’ del nombre de la peña porque íbamos cumpliendo años”, ríe mientras mira a Fernando, de quien tomó el testigo, aún más joven que él. Ese sábado cumple la peña, la única pero a la vez segunda que se crea en Medina del Campo, Valladolid, dedicada al Atleti. “Hubo una que ahora cumpliría veinte pero se disolvió”. Algunos de sus miembros se unieron a ellos, a los chicos que hace ocho años se inscribieron como ‘Atléticos Medinenses’ en el registro de peñas del club. Esos que dejarán de ser jóvenes, pero rojiblancos nunca.

110 socios repartidos en toda Castilla y León

Con más de 110 socios, de Medina, de Valladolid capital, de Madrid y Palencia, son cuarenta a la cena en el Mónaco, un restaurante en esa plaza mayor que recorrió Isabel La Católica. Pedraza y Félix presiden una mesa larga en la que también están Alberto y Gemma, de Un sentimiento de La Bañeza, León, y Piluca, representando a La Unión Internacional de Peñas. Una mesa en la que no faltan Álvaro y Víctor, de la directiva, también tan jóvenes como él. Una directiva también con Javi. Una mesa también con Roberto, con Nacho y al calor de tantos recuerdos, todos en rojiblanco. Los propios, los de este grupo de chavales que viven el Metropolitano aunque nunca olvidarán el Calderón en el que se hicieron mayores, y los de Pedraza, que entrega un banderón como homenaje del club, mientras cuenta por qué siempre corría tras cada balón como si fuera el último del mundo, cuando vestía la rojiblanca, porque había estado en la grada y sabía lo que, como aficionado él quería: dejarse la vida tras todo, aunque antes de esprintar ya supiera que no llegaría.

Miembros de la peña atlética Medinenses durante la cena de su octavo aniversario.
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Miembros de la peña atlética Medinenses durante la cena de su octavo aniversario.
Miembros de la peña atlética Medinenses durante la cena de su octavo aniversario junto a Juan Carlos Pedraza.
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Miembros de la peña atlética Medinenses durante la cena de su octavo aniversario junto a Juan Carlos Pedraza.

Y que su último año como jugador le tocó dormir con Paulo Futre y eso significaba persianas bajadas. “¡Cómo dormía! Y es que no podías levantarla ni un poco”, vuelve a reír, haciendo más grande el Atleti también con sus recuerdos y anécdotas. Y Félix hijo sonríe con su discurso como su padre antes en el Restaurante California, al oír el final de la historia entre Pedraza y Ruiz. Porque el primero fue quien marcó el último del Calderón. Y fue en un partido de leyendas, vale. Y fue sin sello oficial, también. Pero queda también para siempre, “como todos esos secretos que la piqueta se llevó”, dice. “Ya que yo no pude, me alegro que lo hicieras tú”, le dijo Ruiz a un Pedraza que aún se emociona un poco al contarlo. Como los dos Félix y todos los demás a la vez, en un aniversario que ninguno olvidará.