Deco planifica a ciegas
El Barcelona suspira por un extremo y un pivote físicamente fuerte, pero no sabe cuál será su capacidad de maniobra, mientras Laporta intenta llenar una caja que tiembla.
En su comentada entrevista en Barça One el pasado martes, Joan Laporta enfrió a los amantes del mercado y limitó a un jugador de banda la necesidad más importante del equipo con vísperas a la siguiente temporada. También dejó la puerta abierta a un mediocentro. Pero, como el año pasado, sin demasiada fe. El curso anterior, Kimmich y Zubimendi ya resultaron imposibles. Este año, han sonado los nombres de Amadou Onana (Everton) y Bruno Guimaraes (Newcastle). El senegalés tiene un valor de mercado de 50 millones de euros; y el brasileño está tasado en 85 según la web especializada Transfermarkt.
Operaciones casi imposibles que se emparentan con las de los extremos que más gustan a la secretaría técnica. El colombiano Luis Díaz es uno de los grandes sueños del director deportivo del Barça, Deco, pero tiene un valor de mercado de 75 millones de euros, 25 más que Dani Olmo y Nico Williams, los otros dos nombres que suenan con fuerza para reforzar la delantera. Deco busca un perfil de jugador que se adapte a la banda, pero que tenga un poco más de picante de cara a gol que futbolistas como João Félix y Raphinha, pese a que ambos han cerrado con cifras correctas la temporada.
Más allá del precio de los futbolistas, el problema para Deco es que planifica a ciegas porque nadie desde el club es capaz de asegurarle a estas alturas con qué herramientas va a poder negociar. El Barça tiene dos grandes urgencias económicas de aquí al 30 de junio. Una tiene que ver con los cien millones de euros comprometidos con LaLiga que le ha impagado Libero y tiene que sacar de donde sea, incluso a través de un crédito que la patronal valide para activar ese 49% de Barça Studios supuestamente vendido por 200 millones de euros. La otra está relacionada con el contrato de Nike, que el club espera ampliar y mejorar de manera inminente. Pero para cuando esos dos asuntos se solucionen, el Barça podría ir tarde en las negociaciones. Entre otras cosas, porque tampoco podrá jugar con la venta de algunos jugadores. Sin la certeza de tener luz verde para poder fichar, el Barça no puede arriesgarse a descapitalizarse para poder inscribir. Eso ata de pies y manos a Deco y condiciona la planificación del Barça 2024-25.
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